Juan Delgado Luna
Historiador ferroviario
El 2 de marzo de 1950, fue un día muy especial para el ferrocarril español. Tras duros años de trabajo, el Talgo II se convierte en una realidad. El reluciente y plateado tren articulado Goicoechea Oriol de segunda generación, en el viaje inaugural de presentación bate un record de velocidad en nuestro país, logrando llevar la aguja del telóc de su locomotora diesel rotulada con advocación mariana, como “Virgen del Pilar” hasta los entonces inalcanzables 145km/h en ciertos tramos del recorrido Las Rozas (Madrid)- Valladolid.
Este hecho supuso algo más que extraordinario de lo que a simple vista puede parecer, traspasando la noticia más allá del ámbito ferroviario.
Por fortuna nuestro Jefe de Estado estuvo presente, pudiendo comprobar las grandes prestaciones de este tren “oruga” concebido y dirigido por españoles, contando con patente nacional, aunque tuvo que ceder los derechos para la fabricación y venta a Los Estados Unidos y Canadá. Fue construido en EEUU por American Car & Foundry Co (ACF Industries) a partir de 1954, como consecuencia del avanzado nivel tecnológico que requería este tipo de vehículos basados en técnicas aeronáuticas.
Su diseño aerodinámico, seguridad, bajo centro de gravedad, rodadura independiente y ligereza de construcción, suponían un considerable salto tecnológico. Disponían de coches panorámicos a los que se unía un diseño de cajas e interiores prácticamente iguales a los utilizados en los aviones de la época, servicio de comidas en asientos reclinables, puertas de acceso a nivel de anden, además de contar con aire acondicionado, algo nunca visto en los ferrocarriles españoles hasta esta fecha, hicieron que “este hijo de la patria” atrajese el interés de la mayor parte de las administraciones ferroviarias europeas y americanas.
Como hemos comentado al comienzo del texto, su excelencia el Jefe de Estado, acompañado del Tte Coronel Goicoechea (inventor de este ingenioso tren), y las máximas autoridades de Gobierno, pudieron disfrutar de una animado y a la vez reconfortable viaje, siendo aclamado y vitoreado el Caudillo al paso por las numerosas estaciones que cuenta la línea Imperial.
La glamorosa rama Talgo, como si de una bala se tratase, surcó velozmente los amplios e infinitos campos castellanos, acortando notablemente los tiempos de viaje entre las dos capitales.
A cinco kilómetros de Valladolid, los maquinistas de la Virgen del Pilar, empezaron a cerrar el regulador de su majestuosa y potente locomotora, entrando marcha a la vista por las agujas de las instalaciones fabriles de Nitratos de Castilla, que para la ocasión fue decorada con grandes caracteres con alusiones al Generalísimo.
A su llegada, una compañía del Regimiento de San Quintín, rindió honores a su Excelencia y acompañantes del tren. A continuación tuvo lugar la inauguración de las modernas instalaciones.
Ahí no acabarían los éxitos de este tren, el 13 de marzo, esta vez con la locomotora Virgen de Begoña, una composición batió el record de velocidad en nuestro país vecino, concretamente entre Lisboa y Oporto.
En nuestro país se establecería el servicio comercial el 14 de julio de 1950, creando una relación trisemanal Madrid-Hendaya vía Ávila y Miranda de Ebro.
Posteriormente se fueron ampliando servicios y construyendo nuevos vehículos creando la amplia familia de Talgos III, RD, IV, V, VI, VII, hasta llegar a los trenes de Alta Velocidad y Alvias en los que nos desplazamos actualmente.
Este logro del ferrocarril español, no fue fruto de la casualidad, cuando trabajo y esfuerzo se unen llega la recompensa. Una vez más logramos situar a nuestra nación en el pedestal más alto, esta vez en lo referente a la innovación tecnológica. Empezaba una etapa ferroviaria de progreso y prosperidad que aún hoy no ha acabado.
Talgo II en Madrid – Príncipe .Pío a la altura del paso a nivel.
29.11.1970 . Luis Fernando Díaz