El legado del General Franco en el Campo de Gibraltar, por Ángel Liberal Fernández

Ángel Liberal Fernández

Capitán de Navío (R)

 

El origen de los males que asolan la Comarca del Campo de Gibraltar desde hace 317 años se encuentra en la alevosa ocupación británica del Peñón en 1704. Desde entonces y hasta los años 60 del siglo pasado, la bahía de Algeciras estuvo marcada «a fuego» por los militares británicos; su influencia no ha desaparecido pues marcan los destinos de su colonia de Gibraltar, pero gracias a los esfuerzos de los gobiernos del General Franco, la situación actual, en el resto de la bahía, no tiene nada que ver con la de hace 50 años.

Recordemos que la Comarca la integran Algeciras (reconstruida en 1704; 123.078 habitantes en 2020), La Línea de la Concepción (segregada de San Roque en 1.870; 63.630 h.), San Roque (fundada en 1704, es la «Muy Noble y Más Leal ciudad de San Roque, donde reside la de Gibraltar»; 31.571 h), Los Barrios (fundada en 1704; 23.777 h.), Tarifa (fundada en 711; 18.183 h.), Jimena de la Frontera (anterior a la época romana; 6.707 h.), Castellar (anterior a la época romana; 3.057 h.) y San Martín del Tesorillo (segregado de Jimena de la Frontera en 2018; 2.801 h). Gibraltar tiene 33.140 h.

En el siglo XVIII esa bahía –de importancia estratégica excepcional- debido a las ambiciones británicas se convirtió en un campo de batalla mientras tratábamos de recuperar este trozo de nuestra tierra. En el XIX, arrasada España por la guerra contra los franceses y con los ingleses provocando destrozos en la retaguardia, la bahía no podía resurgir, precisamente por la nefasta presencia británica.

Era del interés británico mantener en la ruina a la Comarca para que no se repitiesen los intentos de recuperación por parte de España. También les interesaba que sus habitantes dependiesen de los salarios recibidos en Gibraltar para así contar con mano de obra abundante y barata que no les causase problemas. También, los trabajadores españoles les servían para dar salida –como contrabando- a ingentes cantidades de tabaco y a los productos recibidos del Reino Unido (RU). Debía tener –y tiene- un grupo de personas receptivas a sus consignas. Por último, la Comarca debía ofrecer facilidades de asentamiento a los habitantes del Peñón que quisiesen salir temporalmente de ese recinto claustrofóbico. Estas características sirvieron para mantener la servidumbre de la Comarca entera hasta mediados del siglo XX. Hoy día vuelven a mantenerse, pero en unos niveles mucho más bajos que no condicionan en absoluto la vida de la Comarca.

A mediados del siglo XX, al terminar la Segunda Guerra Mundial, el RU quiso convertir a Gibraltar en un mini Estado independiente, el cuarto de la Península, que le cedería la base militar. Las decisiones que tomaron para alcanzar sus fines –desde 1945 hasta 1969- obligaron al gobierno del General Franco a cerrar la verja en 1969 aplicando el tratado de Utrecht, una vez agotadas las posibilidades de negociación impulsadas incluso por Naciones Unidas.

Esta decisión traumática, sobre una Comarca empobrecida y dependiente de Gibraltar- colonizada de hecho por la colonia británica- no podía dejar sin recursos a los españoles que trabajaban en el Peñón. En consecuencia, nuestro Gobierno acometió una serie de programas de inversiones gigantescas, enmarcadas en varios Planes de Desarrollo que habían empezado en 1964 en toda España. En 1966, se declaró la Comarca como Zona de Preferente Localización Industrial. Fue el primer paso, aunque cuando se cerró la verja, apenas habían llegado sus beneficios a la Comarca.

Inicialmente, los mismos británicos daban por seguro que estos Planes fracasarían, pero no fue así. El RU no tuvo en cuenta varios factores decisivos como fueron, la existencia de una Autoridad que daba órdenes y se cumplían, la firme voluntad de nuestro Gobierno de liberar a la Comarca de la servidumbre respecto a Gibraltar, la decisión de no dejar a nadie atrás por lo que se reubicaron en otros puestos de trabajo en la Península a los antiguos trabajadores del Peñón que así lo quisieron, mientras que los de profundas raíces y afinidades británicas se fueron, voluntariamente, al RU. Otro factor decisivo fue el que la verja estaba cerrada por lo que los fondos invertidos no podían irse por el sumidero de Gibraltar.

Poco a poco, respondiendo a los estímulos fiscales, fueron instalándose en la Comarca centenares de empresas y se acometieron importantísimas obras públicas. Algunas de esas empresas desaparecieron con los años, pero otras tomaron el relevo mientras que muchas originales se fueron expandiendo.

El cierre de la verja fue el 08.06.1969. Tras la muerte del General Franco, el 20.11.1975, y la llegada de los primeros gobiernos democráticos, la verja permaneció cerrada. Con gobiernos del General Franco estuvo cerrada 6a. 5m.12d. Después de su fallecimiento lo estuvo hasta el 14.12.1982 (7a. 24d.) en que el gobierno de Felipe González (PSOE) ordenó su apertura peatonal y, el 05.02.1985 su apertura total. Estuvo cerrada más tiempo después del fallecimiento del General Franco que antes.

Durante el tiempo que la verja estuvo cerrada, Gibraltar subsistió gracias a subvenciones que recibía del RU. Llegó a estar al borde de la quiebra, pero su reapertura le permitió salir de la ruina.

Hoy día, como legado de la obra de los gobiernos del General Franco, puede contemplarse una Comarca diferente a la de 1960, con Algeciras y el resto de la costa albergando fuertes industrias; un emporio turístico de categoría mundial como es el de San Roque (con sus campos de golf y urbanizaciones de lujo como Sotogrande), una zona interior con una potente agricultura y ganadería, etc. etc.

Como expresión objetiva del desarrollo alcanzado y, sin perjuicio de otras empresas como Cernaval con sus grandes diques secos, tenemos a la Asociación de Grandes Industrias (AGI) que engloba a: Acerinox, Air Liquide, APM Terminals, Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras, Cepsa, Cepsa Química, CLH, Endesa, Evos, Indorama, Linde Gas España, Naturgy, Repsol, Repsol Butano y Viesgo.

De entre las citadas se destaca la pujanza del puerto que, de dedicarse al tránsito de pasajeros entre Algeciras y Ceuta, pasó a convertirse en el primero de España en movimiento de contenedores y uno de los primeros de Europa, y eso que es un «puerto isla» con unas comunicaciones hacia el interior que no se corresponden con su categoría.

Según la Memoria de la AGI del año 2019, sus empresas suponen 9.326 M€ de ingresos anuales, 1.825 M€ de Valor Agregado Bruto (VAB), 10.074 trabajadores en la suma entre empleos directos y empresas auxiliares, 2.581 M€ de inversión realizada desde 2010 y 19.091 empleos teniendo en cuenta el impacto de efectos directos, indirectos e inducidos; empleos sujetos a la legislación laboral europea y española con los derechos sociales correspondientes.

Con la reapertura de la verja, la población local (los llanitos) hasta entonces «encerrada» pudo salir al norte de la verja en donde se encontró con una Comarca que poco tenía que ver con la que habían «colonizado» antes del cierre. Es cierto que Gibraltar –debido a la pertenencia de España y del RU a la Unión Europea- pudo prosperar volviendo, entre otras actividades, a la asimetría fiscal y a los tráficos ilícitos pero su capacidad de intervención en la Comarca se ha visto fuertemente limitada y más ahora, cuando el brexit ha separado de la UE a Gibraltar que sigue careciendo de recursos naturales, no tiene terreno, y tiene muy escasa capacidad industrial y poca mano de obra local.

Volvieron a adquirir propiedades en la Comarca y a disfrutar de su extraordinaria variedad. Se encontraron con una población que los recibe como si fuesen de la Comarca. Hacen sus compras en ella, frecuentan sus restaurantes y sus lugares de ocio; se relacionan con los españoles y forman familias mixtas, les atienden en nuestros hospitales y consultas privadas etc. etc.

Pese a lo anterior, los dirigentes políticos llanitos recurren con frecuencia a la memoria del General Franco y al cierre de la verja como si fuese un «fantasma». Lo hacen con una obsesión que raya en lo patológico. Parece que, obviando la realidad actual, tratan de justificar sus propias decisiones y dar rienda suelta a la frustración de no haber conseguido un Gibraltar independiente.

Y en eso llegó la ruina con el brexit y la pandemia COVID19.

 Debido a la pandemia, los llanitos se han encontrado con la prohibición –establecida por sus propias autoridades- de cruzar la verja. Han estado meses teniendo que andar calle Real arriba y abajo como todo esparcimiento y prescindir de los hábitos a los que se acostumbraron en los últimos 40 años. Han visto con sus propios ojos la influencia que la verja abierta tiene en su forma de vivir y valoran la posibilidad de ir a la Comarca como si fuesen parte de ella. Ha sido algo así como si, en los momentos más difíciles, el mirar hacia la verja sabiendo que podrían pasar por ella les mantuviese con cierta esperanza de vida.

El impacto económico del Covid ha sido brutal, agravando su deuda ya excesiva. El virus ha afectado a los cinco pilares en que se basa su economía que, a su vez, dependen de la fluidez del tránsito por la verja y de las relaciones con España; por ejemplo, el turismo que ha caído a cero. Lo cierto es que su supervivencia se la ha asegurado el tránsito semanal de unos 600 camiones procedentes de España; como se ha demostrado, es Gibraltar quien depende de España y no al revés. Además, el gobierno local se ha quedado sin dinero y ha tenido que recurrir a un aval bancario de 500 M£ emitido por el Reino Unido.

Gracias a sus recursos naturales e industriales, la Comarca podrá superar la crisis mundial del Covid19, pero Gibraltar lo tiene bastante más difícil por sus graves limitaciones y porque ya le están esperando las consecuencias del brexit. Hábilmente hablan de una supuesta «prosperidad compartida» con la Comarca, con la que tratan de salir de la ruina y no irse ellos mismos por el sumidero; son términos atractivos, aunque pueden resultar engañosos y quizá estén expresando un deseo de volver a los años 60.

Todo lo anterior ha hecho que, aparentemente, en muy poco tiempo cambie la percepción del llanito hacia España y los españoles, a pesar de las campañas nacionalistas y de lo que dicen y escriben conocidos políticos y cronistas locales, ellos y ellas. Tan es así que a la población local le preocupan las decisiones que tomen los militares británicos –que son los que mandan- por el rechazo que puedan ocasionar en España.

Hemos visto que existe en la Comarca una industrialización que objetivamente, no puede negarse como un legado del General Franco, pero es que en Gibraltar también existe un legado de Franco, aunque traten de ocultarlo y no lo reconozcan ni los mismos llanitos: Su cambio en la percepción citada y, como recuerdo del cierre de la verja, la existencia en su subconsciente de temor y respeto hacia lo que puedan decidir las autoridades españolas. Incluso es posible que su condición secular de servidores de la base militar ya no le sea tan fácil de mantener a la Potencia Administradora.


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