Ayer puse el blog sin recordar que hoy es una fecha histórica, aniversario de la muerte del mayor estadista que ha tenido España en al menos dos siglos: el que venció a sovietizantes y separatistas, salvó a España de las atrocidades de la guerra mundial, derrotó al maquis comunista y las maniobras internacionales conjuntas de países comunistas, democráticos y dictatoriales para aislar y hambrear la nación, mantuvo la unidad e independencia nacional, y dejó un país reconciliado y próspero. Nadie ha hecho más por España en varios siglos. ¿Quiénes le odian? No los demócratas, que nunca le hicieron oposición. Le odian los etarras y sus corruptos amigos del gobierno, los separatistas de todo pelaje, los comunistas y los señoritos del PP, condenados por su inanidad y oportunismo a alimentarse de los desechos intelectuales de la izquierda. Bien mirado, no es de extrañar ese odio, lo sorprendente sería lo contrario.
Hoy la herencia del franquismo, es decir la unidad e independencia nacionales, la paz, la reconciliación, y sobre todo la libertad, están seriamente amenazadas por unos políticos corruptos, totalitarios y estafadores que no viven en la mentira sino de ella. Pero esto es así también porque quienes más o menos entienden los méritos de Franco, son incapaces, por confusión y pasividad, de contrarrestar a los odiadores y crear opinión pública. Y esto parece tener mal remedio, por ahora.