Pensamiento de Franco: La Ley del Movimiento y de su Consejo Nacional

Para salvaguardar este gran caudal, que es legado irrenunciable de nuestra historia y conquista preciada de nuestro pueblo, hemos promovido la Ley del Movimiento y de su Consejo Nacional, por cuyo imperativo —nacido del contenido mismo de la Ley Orgánica— nos reunimos hoy en este acto de apertura del XI Consejo Nacional. Confiar la eficacia de unos principios sólo a un solemne reconocimiento constitucional de los mismos, sin fomentar al tiempo la organización institucional que garantice y promueva su cumplimiento, sería tanto como sancionar su lenta desnaturalización e ineficacia. Esto hubiera supuesto ni más ni menos que un confina-miento o destierro de los principios al limbo de las declaraciones solemnes, pero carentes de cauces reguladores de aplicación que garanticen su fertilidad y vigencia en la vida misma del pueblo español. Para evitar estos riesgos, sobre los cuales nos alecciona la historia de otras circunstancias y de otras naciones, el Movimiento ha comprendido siempre una doctrina, una organización, una disciplina y, naturalmente, una jefatura: Los grandes movimientos políticos son en el orden de las ideas, entidades llenas de espíritu, pero en el de las realizaciones han de parecerse a los ejércitos y a las órdenes religiosas, que sin doctrina, organización, disciplina y mando no sólo resultan inútiles para la lucha, sino que tienen perdidas sus batallas incluso antes de comenzarlas.

Francisco Franco Bahamonde

(28-XI-1967: Inauguración del XI Consejo Nacional del Movimiento. Madrid.)


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