Jerarquía, al servicio de Dios y del César, por José Luis Orella

José Luís Orella

Historiador y Profesor Universitario

Revista Afán nº 27

El proyecto cultural de Jerarquía será el más importante en la vida del cura navarro. Como jefe de Prensa y Propaganda de Falange de Navarra y Vascongadas, aunó en su primer número de finales de 1936 con el nombre de escuadra (consejo de redacción) a Carlos Foyaca de la Concha, Rafael García Serrano, Alfonso García Valdecasas, Ernesto Giménez Caballero, Pedro Laín Entralgo, Eugenio Montes, Martínez Crispín, Ángel María Pascual, José María Pérez Salazar y Víctor de la Serna. A los que hay que añadir los que colaboraron en su número inicial, como Joaquín Arbeloa, Fermín Sanz Orrio, Francisco Uranga, Toribio Arteaga, Eugenio D’Ors y Manuel Iribarren. En el segundo número, los colaboradores que se sumaron al proyecto fueron el propio Francisco Franco, Paul Henri Michel, Gonzalo Torrente Ballester, Agustín de Foxa, Dionisio Ridruejo, Luis Rosales, Eladio Esparza, Juan Pablo Marco y Manuel Ballesteros. En su tercer número participaron José María Pemán, Fray Justo Pérez de Urbel, O.S.B, Luis Légaz y Lacambra, Luis Felipe Vivanco, Pascual Galindo, Daniel de Aramio y Carlos Ribera.

Los inicios de la revista se hacían con el famoso soneto imperial de Hernando de Acuña, que intentaba enlazar la revista con el pasado imperial de España.

 

SONETO IMPERIAL

Ya se acerca, Señor, o ya es llegada

La Edad gloriosa en que proclama el cielo

Un Pastor y una Grey sola en el suelo

Por suerte a vuestros tiempos reservada.

 

Ya tan alto principio en tal jornada

Os muestra el fin de vuestro santo celo

Y anuncia al Mundo para más consuelo

Un Monarca, Un Imperio y Una Espada.

 

Ya el orbe de la Tierra siente en parte

Y espera en todo vuestra Monarchía

Conquistado por Vos en justa guerra.

 

Que a quien ha dado Christo su estandarte

Dará el segundo, más dichoso día

En que vencido el Mar, venza la Tierra.

 

Hernando de Acuña

 

En la revista, aunque titulada como falangista, reunió un abanico bastante plural de intelectuales identificados con el bando nacional. Yzurdiaga seguía la costumbre que había impuesto en Arriba España, donde había contado con la colaboración de Manuel Machado y Álvaro Cunqueiro. En sus páginas, el nacionalsindicalismo intenta encauzar la nostalgia del imperio, a través de los trabajos de Pedro Laín Entralgo o de Luis Lecaz Lecambra; mientras Rafael García Serrano y Ernesto Giménez Caballero añoran el ejemplo cercano de la Roma fascista, que se asienta sobre su pasado glorioso; y Luís Rosales y Fray Justo Pérez de Urbel OSB recuerdan la fuerza cultural y espiritual de nuestro Siglo de Oro. Otros, como el maestro Eugenio D’Ors y Alfonso G. Valdecasas anuncian sus construcciones metafísicas, la joven generación de poetas demuestra su calidad a través de sus obras, como Vivanco, Ridruejo, Iribarren, Rosales o Foxá, recordando la del futurista bilbaíno Ramón de Basterra, fallecido en 1928, o escribiendo, como José María Pemán, La Bestia y el Ángel, una de sus poesías más recordadas. Incluso, como en el caso de Daniel de Aramio, resaltando la presencia del poeta Roy Campbell, ensalzado como poeta irlandés, aunque en realidad fuese un converso católico de origen sudafricano, con claro apellido escocés. Otro tanto que realza la calidad de la revista es la presencia del francés Paul Henri Michel, quien se convertirá en el famoso historiador de la ciencia, y autoridad en la obra de Giordano Bruno.

Entre los navarros que colaboran con el proyecto, se encuentra Eladio Esparza, nacido en Lesaca en 1888, historiador y novelista, que había sido director de La Voz de Navarra, pero en el momento de la guerra era el redactor jefe del Diario de Navarra. Después de la guerra fue Gobernador civil de Álava y director de Príncipe de Viana. Otro de los escritores navarros fue Manuel Iribarren, nacido en Pamplona en 1902, y hermano de varios escritores. También llegó a ser director de Príncipe de Viana, aunque consolido su nombre como novelista realista, con Retorno, La ciudad, San hombre, Pugna de almas, Encrucijadas, El tributo de los días y Las paredes ven, escritas entre 1932 y 1968. Como autor de otros géneros, destacan Una perspectiva histórica de la guerra de España, El príncipe de Viana, Los grandes hombres ante la muerte, Navarra. Ensayo de biografía, Pequeños hombres ante la vida, Escritores navarros de ayer y hoy. Su larga obra, en la cual toca incluso la poesía será galardonada en 1965 con el Premio Nacional de Literatura. Otro navarro con mayor proyección política, será Fermín San Orrio, natural de Pamplona, en 1901, aunque originario de una familia carlista, sus estudios de derecho le acercaron a la Falange, colaboró con Jerarquía y ocupó diversos cargos locales de Falange. Después de la guerra fue gobernador civil en varias provincias, pero desarrolló su trabajo principalmente en los sindicatos. Cuando en 1941 Salvador Merino fue destituido, Sanz Orrio ocupó su lugar, llegando a ser ministro del Trabajo en 1957. Posteriormente ocupó el cargo de embajador en diversas representaciones diplomáticas del continente asiático.

Jerarquía llegará a tener cuatro números, diciembre de 1936, octubre de 1937, marzo de 1938 y el último en el mismo año. La tirada estuvo en cinco mil ejemplares, dedicando un centenar de ellos al exterior. Pero lo aportado por aquel joven grupo de intelectuales era intentar conformar el ethos de un hombre que debía ser portador de valores eternos. Pero la revista desaparecerá al mismo tiempo que la figura de Fermín Yzurdiaga en el mundo de la política. Para los nuevos falangistas, aquel proyecto era excesivamente cultural, y poco político.

 


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