1953: Franco y su esposa llegan de incógnito a La Coruña y asisten a la romería, por Carlos F. Barallobre

Carlos Fernández Barallobre

 

 

 

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1953: El alcalde de La Coruña Alfonso Molina, cumplimenta al Jefe del Estado y a su esposa en la visita de ambos al parque de Santa Margarita.

A la una y media de la tarde  del domingo día 30 de agosto de 1953, el Jefe del Estado, Generalísimo Franco, y su esposa Carmen Polo de Franco, llegaban a La Coruña de riguroso incógnito, dirigiéndose al muelle inmediato al Real club Náutico. En la bahía coruñesa se hallaba fondeado el yate Azor. Acompañaban al  Caudillo y a su esposa, los hermanos de Doña Carmen, Isabel Pola de Guezala y  Felipe Polo,  la marquesa de Huétor Santillán y los segundos jefes de las Casas Militar y Civil, contraalmirante señor Nieto Antúnez y Fernando Fuertes de Villavicencio, respectivamente.

En el muelle del Almirante Vierna, al lado mismo del Real club Náutico,  se encontraba atracado  el cañonero de la armada española “Hernán Cortés”, cuya tripulación rindió honores al bajar el Caudillo y su esposa del vehículo que les conducía, mientras se interpretaba el Himno Nacional.

Numerosos socios del real  club Náutico, que se hallaban  en las instalaciones del club y en sus inmediaciones, al ver la llegada del Generalísimo y su esposa, les recibieron con grandes aplausos, a los cuales correspondieron estos con saludos. De seguido el Caudillo su esposa y acompañantes  embarcaron en una falúa y se trasladaron a bordo del yate  “Azor”, donde  almorzarían.

A las seis y diez de la tarde el Jefe del Estado y su esposa  desembarcaron y se dirigieron al parque de Santa Margarita, donde se celebraba la típica romería del último domingo de agosto, organizada por el Ayuntamiento y  que coincidía con el final de las fiestas de verano de la ciudad.

La romería había dado comienza a la mañana  con una Misa, en la capilla de la Santa, oficiada por el párroco de Santa Lucía Don Clemente Moreira, seguida de procesión con las imágenes de Santa Margarita y San Francisco de Asís, que discurrió por el recinto del parque del monte de Santa Margarita, uno de los pulmones verdes de la ciudad, desde el que se divisaba una magnifica vista de casi  la totalidad de La Coruña. Centenares de romeros acompañaron la procesión que la cerró la banda municipal de música. Una gran multitud recorrió los diversos puestos típicos donde se sirvieron pulpo, mejillones, tortilla, carne a caldeiro, vino del ribeiro  y otras exquisiteces de la tierra. Destacaron por su originalidad los puestos de la Capitanía General y del Casino de la Coruña. El parque se hallaba  adornado con profusión de banderas Nacionales.

Sobre la una de la tarde se inició “el xantar” de las autoridades que encabezó el alcalde Molina. Con él compartieron mesa y mantel el gobernador militar General Mariñas Gallego; General Sanguino, Jefe de estado mayor de la región militar; General auditor del Ejercito del Aire Salvador y Merino; casi la totalidad de los concejales del ayuntamiento coruñés, así como miembros de las casas civil y militar del Jefe del Estado y otros invitados. Durante la comida romera la banda municipal de música interpretó diferentes pasodobles, actuando posteriormente el coro “Cántigas Da Terra”. Por todo el parque familias enteras disfrutaron de sus propias viandas en una jornada de sol y magnifica temperatura como destacaban los  diarios de la época.

La llegada del Generalísimo, que no había sido anunciada, sorprendió a los miles de romeros. El disparo de  potentes bomba de palenque y los aplausos y gritos  de los primeros romeros que advirtieron la presencia del Generalísimo y de su esposa, atrajo a una inmensa multitud que hizo intransitable la carretera que conducía a la cima del monte.

El Caudillo y su esposa, con los que venían sus hermanos Isabel Pola de Guezala y Felipe Polo,  la marquesa de Huétor de Santillán, llagaron acompañados de la oficialidad de la escolta, que ocupaba otros coches, del capitán general de la región, teniente general Ben Mizzian, con su esposa; el gobernador civil, señor Pardo de Santayana, y su esposa, así como otras autoridades.

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1953: El Caudillo, su esposa Carmen y el capitán General de Galicia, Teniente General Mohamed Ben Mizzian, aplauden una actuación durante la romería celebrada en el monte de Santa Margarita en La Coruña.

Al descender del coche el Generalísimo y su esposa fueron recibidos por el alcalde de La Coruña, señor Molina; gobernador militar, general Mariñas Gallego; segundo jefe de la Casa Civil, Fernando Fuertes, y otras autoridades y personalidades. La banda de música municipal interpretó el  Himno Nacional y los coruñeses, una vez más, aclamaron  con entusiasmo y gritos de ¡Franco! ¡Franco! al Caudillo, que vestía traje de paisano azul y se tocaba con gorra náutica blanca y gafas de sol.

El Generalísimo y su esposa, acompañados de las primeras  las autoridades, pasaron entre la multitud que se apiñaba para testimoniarle su homenaje de adhesión y se dirigieron al palacete, que en la cima del monte estaba siendo construido. El Caudillo y su esposa acompañados por el alcalde Alfonso Molina subieron a la primera planta. Desde ese lugar el alcalde explicó brevemente al Caudillo al alcance de las obras que se estaban realizando  en el parque.

El Caudillo y su esposa bajaron seguidamente del palacete y a pie recorrieron el parque y el recinto de la romería entre la multitud que les aclamaba. Se trasladaron a una explanada del propio parque desde donde presenciaron un festival folklórico.

El Jefe del Estado y su esposa Carmen ocuparon un tablado, comenzado el festival con unas “regueifas”, que era un canto o cantiga  muy antigua de Galicia, en esta ocasión  con letras alusivas al Caudillo y su esposa, que improvisó el “regueiferista” gallego, Juan Pena. Actuó después el coro “Cantigas, da Terra”, que interpretó diversas piezas regionales, entre ellas una, popular recogida por el alcalde La Coruña, señor Molina titulada “Santa Margarita” a la que había puesto música el maestro Manuel Fernández Amor y que decía:”Fun a Santa Margarita para ver a romaría. Fun a Santa Margarita para ver a  romaría. Non vin cousa mais bonita. Moitos romeiros había, moitos romeros  había, ay laleilo ay lalalo.” “Houbo xente moita xente, bailaron mozos e mozas, foliadas e muiñeiras a o son da gaita gallega con o bombo e tamboril, tamboril, castañolas e pandeiras”.

Xantando pratos enxebres alo estaba o pobo enteiro, Xantando pratos enxebres alo estaba o pobo enteiro. Sardinas, pulpo, empanada e bo viño do ribeiro, e bo viño do Ribeiro, ay laleilo ay lalalo,” “Houbo xente moita xente, bailaron mozos e mozas, foliadas e muiñeiras a o son da gaita gallega con o bombo e tamboril, tamboril, castañolas e pandeiras”.  

El Caudillo felicitó al alcalde Molina por rescatar tan bonita canción, que constituía una referencia muy acertada de  la popular romería coruñesa. Muy emocionado el Jefe del Estado  escuchó las diferentes foliadas, jotas, muiñeiras y alalás de su tierra gallega, que fueron bailadas por el grupo de baile del propio coro.

A las siete y cuarto de la tarde el Caudillo y su esposa abandonaron el parque de Santa Margarita. La romería se interrumpió por espontánea decisión de la multitud de romeros que aclamaban al Jefe del Estado y a su esposa. La comitiva fue despedida por las bandas de música con la interpretación del Himno Nacional. En el breve recorrido, desde la explanada del parque hasta la carretera, la multitud rodeó a Franco y a su esposa haciéndoles presente su entusiasmo y cariño. El Caudillo y Doña Carmen tuvieron que detenerse repetidas veces para saludar y agradecer a los coruñeses  las pruebas de afecto y adhesión que recibían. Ante de subir al vehículo que les trasladaría a  su residencia veraniega del pazo de Meirás, el Caudillo Franco y su esposa  fueron despedidos por las primeras autoridades coruñesas.

En la avenida de Finisterre, Plaza de Pontevedra, y otras calles de la ciudad, centenares de coruñeses que advirtieron el paso de la escolta y el vehículo donde viajaban el  Caudillo y su esposa les despidieron con grandes  aplausos y gritos de ¡Franco! ¡Franco!

Unos días después el Jefe del Estado y su esposa Carmen Polo de Franco asistieron a una comida ofrecida en su honor en el palacio de Capitanía General, por el capitán general de la VIII región militar, teniente general  Mohamed Ben Mizzian Ben Kasem y su esposa Fadila de Mizzian.

 

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1953: El Capitán General de Galicia, Teniente General Mohamed Ben Mizzian.

A las dos y media de la tarde, el Generalísimo y su esposa llegaron al palacio de capitanía acompañados por su hermana Isabel Polo de Guezala; jefe de la Casa Civil y su esposa, marqueses de Húetor de Santillán y segundos jefes de sus casas Militar y Civil, señores Nieto Antúnez y Fuertes de Villavicencio, respectivamente. Fueron recibidos en la puerta por los señores de Mizzian, rindiéndoles los máximos honores la guardia de Capitanía. En la escalera de palacio formaba la escolta de honor del capitán general.

Una vez dentro de la residencia, el Generalísimo y su esposa Carmen fueron saludados por las personalidades asistentes a la comida y que eran el gobernador militar, general Mariñas y señora; gobernador civil, señor Pardo de Santayana y señora; alcalde de La Coruña, señor Molina; doctor Río Sasiain y señora, huéspedes del capitán general, y el teniente coronel ayudante, señor Fernández González y señora.

También fueron saludados por las cinco hijas de los señores de Mizzian y una vez finalizada la comida, cuando el Caudillo y su esposa pasaron con las citadas personalidades a tomar café en un salón contiguo, les fueron presentados al Generalísimo y su esposa los tres pequeños hijos varones del ilustre matrimonio.

El Jefe del Estado, señora y séquito abandonaron Capitanía a las cinco y media de la tarde, siendo despedidos, por el Mizian y su esposa y recibiendo de nuevo los honores máximos por la guardia formada ante el edificio neoclásico de la capitanía general coruñesa. El público, que advirtió la presencia del Caudillo y esposa les aplaudió calurosamente.

 

 


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