Pensamiento de Franco: El Instituto Nacional de Industria, instrumento del progreso económico

Es muy fácil declarar una revolución, pero para llevarla a término no basta con la voluntad, se necesita el saber forjar sus instrumentos; no basta querer, hace falta poder, y ésta ha sido una de nuestras felices relaciones. El Instituto Nacional de Industria fue uno de nuestros más valiosos instrumentos, surgió en el momento debido, cuando todos los estímulos a la producción habían fracasado, cuando no bastaban las iniciativas particulares; cuando nació se le hizo un eco de silencio, más tarde la hostilidad crítica de los egoísmos y espíritus mezquinos, contentos y beneficiarios del raquitismo español, que se resignaba a que los españoles padeciéramos un hecho diferencial con el mundo con nuestro subconsumo. No había revolución, no levantaríamos a España ni podíamos pensar en cambiar la suerte de los españoles, si nos conformábamos con que el español consumiese menos carne, utilizase menos cemento, menos hierro, menos acero, menos de todo que los demás países…

Surgió el INI no para competir con las empresas particulares, sino para sustituirlas en lo que no podían ni querían hacer, para estimularlas, para ayudarlas, para mostrarlas el camino, y así, de aquellas críticas primeras, de aquellos recelos, de aquella gratuita afirmación de la incapacidad del Estado, pasamos a las llamadas al INI, a las voces de socorro al INI, y en poco tiempo vimos salvarse a través del INI muchas empresas de interés vital que estaban en camino de perecer en manos de los particulares. Y fue a Valladolid a amparar a C. E. F. A. S. A., cuando sufrió la gran crisis durante la guerra europea, y acudió a «Rodalquilar» cuando iba a cerrar, quedándose dos mil hombres en la calle; y ayudar a poner en marcha las minas de sierra Almagrera cuando se iba a renunciar a su producción; y a otras varias empresas eléctricas que en el trance de paralizarse vinieron a pedir el auxilio y la ayuda del INI para que pudieran terminarse, y hoy tienen una marcha próspera y magnífica. Así fue el INI a todas partes, y así vino a Sevilla, y a Andalucía en general, a ayudarles, a resolverles problemas y a encauzarlos en el camino de la prosperidad y de la grandeza. Esta es la gran virtualidad de nuestro Instituto, que ha venido a ser un magnífico instrumento de nuestra revolución.

 

Francisco Franco Bahamonde

(24-IV-1956: Sevilla.—Inauguración de los astilleros de la Empresa Nacional Elcano.)


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