La influencia que tuvo el Partido Comunista en la Guerra Civil española, por José Luis Orella

José Luis Orella
La Revolución Bolchevique influyó en los sectores más radicales del socialismo europeo provocando su división y el nacimiento de los partidos comunistas. En España el 15 de abril de 1920 la Federación de las Juventudes Socialistas decidió escindirse, reconociendo a la Komintern y fundando el Partido Comunista Español, con Ramón Merino Gracia como secretario general. La pequeña organización juvenil recibió la integración de la agrupación minera socialista de Somorrostro, de Vizcaya, donde tenía su protagonismo una joven que había sustituido su fe católica por la comunista, Dolores Ibárruri. El 13 de abril de 1921, los socialistas «terceristas» fundaron el Partido Comunista Obrero Español, como Antonio García Quejido, primer presidente del sindicato UGT y que fue secretario general del PCE, después de Ramón Merino Gracia; Facundo Perezagua, fundador del socialismo vasco en Vizcaya y después del comunismo; y Óscar Pérez Solís, capitán artillero del ejército y hábil organizador, secretario general del PCOE. La Internacional Comunista propugnó la unión de ambos grupos en noviembre de ese año, dando origen al Partido Comunista de España.
Sin embargo, Óscar Pérez Solís tras su visita a la URSS como uno de los representantes españoles en la Komintern, fue perdiendo su fe en el paraíso rojo. Encarcelado durante la dictadura primorriverista entró en contacto con el padre dominico Gafo, uno de los grandes hombres del sindicalismo católico, volviendo a la Fe católica, y durante el periodo republicano se convirtió en uno de los dirigentes sindicalistas del falangismo de Jose Antonio Primo de Rivera. Ramón Merino, el antiguo secretario general del PCE, también abandonó las filas comunistas después de su presencia en el III Congreso de la Internacional Comunista en Moscú en 1921. De la misma forma, a su vuelta a España se integró en los Sindicatos Libres, que había fundado el carlista Ramón Sales, y tras la Guerra Civil fue dirigente del sindicalismo vertical en la España de Franco.
Durante la II República los comunistas no tuvieron un protagonismo especial por su carácter marginal, frente al todopoderoso socialismo de Francisco Largo Caballero, que por su perfil radical revolucionario absorbía a los numerosos activistas favorables a la revolución. Incluso en la revolución de Asturias de 1934, su protagonismo fue menor. Sin embargo, el 16 de enero de 1936 se formó el Frente Popular en España, siguiendo la medida aprobada el 7 de octubre de 1935, en el VII congreso internacional de la Komintern entre socialistas, republicanos de izquierda, y comunistas, con el apoyo externo de los anarquistas. La radicalización y la violencia generada por la represión gubernamental, que llevó al asesinato de un prominente líder de la derecha, José Calvo Sotelo llevó a la Guerra Civil.
En la zona republicana las instituciones republicanas dejaron de tener poder real, en beneficio de los diferentes comités revolucionarios de signo socialista, comunista y el sindicalismo anarquista. Los comunistas en el IV Congreso del Partido Comunista de marzo de 1932 contaban con 12.000 afiliados, pero se fueron convirtiendo en el elemento fundamental del bando republicano por su disciplina, organización y apoyo exterior de la URSS. Para entonces habían procedido a la integración en la Unión General de Trabajadores UGT, de la C.G.T.U. (el sindicato comunista) que se produjo bajo la dirección del comunista Pablo Yagüe. En abril 1936 fueron las federaciones juveniles comunistas y socialistas las que se unieron en las Juventudes Socialistas Unificadas JSU, bajo la dirección del también comunista Santiago Carrillo. El 23 de julio de 1936 se unificaron los socialistas, comunistas y agrupaciones marxistas menores de Cataluña en el Partido Socialista Unificado de Cataluña PSUC, que actuó federado al PCE. En cuanto al Partido Obrero de Unificación Marxista POUM, heterodoxo y abierto al trotskismo, fue perseguido y aniquilado, y su líder Andreu Nin, entregado a la NKVD y purgado en junio de 1937 en Alcalá de Henares. El ascenso del socialista Juan Negrín en mayo de 1937 favoreció la toma del poder por los comunistas de las principales instituciones republicanas y de las principales unidades militares.
Los comunistas fueron protagonistas de varios de los principales hechos de la Guerra Civil en el bando republicano.
El 5º Regimiento, por su instrucción, disciplina y adoctrinamiento comunista se convirtió en una academia de formación de mandos. De sus filas salieron los principales mandos militares comunistas, Juan Modesto (Juan Guilloto), Enrique Líster, Valentín González «El campesino», y Enrique Castro Delgado, este último su primer responsable militar.
Las Brigadistas Internacionales fueron una organización militar que fue gestionada desde la Internacional comunista, y que procedió a la recluta de 50.000 combatientes. El armamento y sus cuadros dirigentes fueron estalinistas. El diputado francés Andre Marty, organizador de las brigadas, apodado el carnicero de Albacete en su informe al Comité Central del Partido Comunista Francés, afirmó su responsabilidad en el asesinato de quinientos brigadistas por desviacionismo ideológico.
Matanza de Paracuellos

Matanza de Paracuellos

La matanza de Paracuellos, antecedente de Katyn: El traslado del gobierno a Valencia, constituyó el 6 de noviembre una Junta de Defensa en Madrid bajo la presidencia del general Miaja con tres consejerías, las de Guerra, Abastecimientos y Orden Público bajo control comunista. La consejería de Orden público le fue encomendada a Santiago Carrillo. A finales de octubre de 1936 el embajador soviético sugirió recuperar a los presos dispuestos a servir a la República y la eliminación del resto. Como se había hecho en Rusia. El agregado militar, coronel Goriev, informó a Moscú de la labor desarrollada por la NKVD durante el asedio de Madrid en un despacho del 5 de abril de 1937 y mencionó un nombre, el de «Alexander Orlov» como responsable de esta en España. Desde el 4 de noviembre hasta el 4 de diciembre, procedieron a la ejecución de 4.200 militares, sacerdotes y suscriptores de los periódicos de derechas y de las listas de las congregaciones religiosas, a los que hay que sumar tres mil asesinados en las 340 checas y ocho mil asesinatos extrajudiciales por parte de los milicianos del Comité Provincial de Investigación Pública.
Las prioridades de Juan Negrín fueron asegurar el control comunista de su ejecutivo y los suministros armamentísticos provenientes de la Unión Soviética. De los 17 cuerpos de ejército formados en el Ejército Popular, 13 estuvieron mandados por militantes del PCE. La imposibilidad de ganar la guerra por sus propios medios resquebrajará la moral republicana y favorecerá el golpe anticomunista del coronel Casado y el socialista Julián Besteiro que determinó la rendición incondicional de las últimas unidades republicanas y el final de la guerra.

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