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Mª Juana Ontañón de López-Mateos
40 años de vida en España
EL SERVICIO NACIONAL DE REGIONES DEVASTADAS
En enero de 1938, antes del fin de la Guerra Civil, se crea el Servicio de Regiones Devastadas, perteneciente al entonces Ministerio de Interior. El primer Jefe de Servicio de Regiones Devastadas fue Joaquín Benjumea, más tarde Ministro de Agricultura y de Trabajo.
En mayo de 1939 se crea el Instituto de Crédito para la Construcción.
En septiembre del mismo año se dictan dos leyes: Por la primera se conceden determinados derechos a los propietarios que reconstruyan sus inmuebles, siempre que lo hagan con arreglo a las Normas establecidas.
Por la segunda toma el Estado a su cargo la reconstrucción de aquellos pueblos y ciudades cuya destrucción sea superior al 75%.
La mejor enumeración de pueblos y ciudades dañadas profundamente, es la dada por las Oficinas comarcales de Regiones Devastadas, de los pueblos adoptados, en un primer momento, por el General Franco:
Entre estos pueblos y ciudades, muchos sufrieron destrucciones francamente superiores al 75%.
Por ejemplo: Villanueva de la Barca, en Lérida, con 985 habitantes, y 220 familias en 1936 sufrió en sus edificaciones el 100% de daños. Dado que en la Agricultura el destrozo «solamente» fue del 35%, se decidió su reconstrucción, a continuación de las ruinas del antiguo pueblo.
Las Rozas, Madrid, sufrió, en su caserío, un 80% de destrucción.
Los Blázquez, Córdoba, con 2000 habitantes y 537 familias en 1936 fue destruido en un 90%. Brunete, Madrid. Tenía 1.451 habitantes en 1936, y 390 familias. En el 39 los habitantes eran 230, y las familias, 62. El volumen de destrucción fue el 97%. Se reconstruyó en el mismo sitio. Gajanejos, Guadalajara. 369 vecinos. El 90% de la población activa eran labradores. Su destrucción fue total; el 100%. El nuevo pueblo se edificó en zona próxima.
Belchite, Zaragoza. Tras una defensa de 14 días quedó destruido en un 100%. Por expreso deseo del General Franco, sus ruinas se conservan como recuerdo, edificándose contiguo el nuevo pueblo.
Villanueva del Pardillo, Madrid. Su destrucción alcanzó la cifra del 90%. Fue adoptado por el Caudillo el 7 de octubre de 1939. Como medida económica se estudió su emplazamiento al otro lado de la carretera.
Y tantos otros ejemplos que alargarían excesivamente numeración.
La Jefatura de Obras de la Sección de Reconstrucción de Regiones Devastadas fue la encargada de llevar a la realidad los planes y trabajos redactados por la Jefatura Proyectos, por medio de sus 29 Oficinas comarcales; un verdadero brazo ejecutivo; ejerció el control de riales solicitados por ellas; autorizó, si así convino, la compra directa de los mismos; coordinó los servicios transporte, personal, material, medios auxiliares y herramientas de todo orden; estimuló la independencia de la construcción local, valiéndose de los materiales y elementos existentes a pie de obra, o en sus inmediaciones; formuló las estadísticas, dedujo resultados y enseñanzas…
Contó, en un principio, con el personal siguiente:
38 Arquitectos
17 Ingenieros
162 Aparejadores
317 Personal administrativo y auxiliar técnico
23 Personal del Parque central y talleres
178 Conductores
Al año de comenzar la obra de reconstrucción, en diciembre de 1941, las obras de reparación y nueva planta
totalmente terminadas por la Dirección General de Regiones Devastadas eran las siguientes:
En los Proyectos de nuevos pueblos se tuvieron en cuenta diversos factores:
1) La situación. A veces en el mismo lugar del pueblo destruido, aprovechando lo aprovechable. Otras, generalmente por motivos de dificultad en el desescombro, o por mejorar las condiciones del nuevo pueblo (evitar cruces de carreteras o mejorar la orientación), los nuevos pueblos se edificaron en las cercanías, a continuación del pueblo destruido, o al otro lado de la carretera, pero siempre en la zona cercana a los cultivos que permitirán la continuación de su vida.
2) La urbanización. Muy sencilla, con una Plaza Mayor porticada, en el cruce de las calles principales, y con frecuencia subdividida en Plaza de la Iglesia y Plaza del Ayuntamiento unidos o conectadas entre sí, formando el centro de la vida de la población.
3) Los servicios. Aparte de la Iglesia y del Ayuntamiento, las Escuelas, entonces de niños y niñas separados, las tiendas, bares, a veces Casino o sala de espectáculos, edificio de FET y de las JONS, depósito, etc.
4) La edificación. Siguiendo el tipo y los materiales típicos de la zona, y buscando la mayor economía en la construcción.
5) El programa de vivienda. Tres dormitorios, cocina-comedor y aseo. Según los estudios de cada caso, un cierto porcentaje de viviendas se proyectan con 4, 2 ó 1 dormitorio. Teniendo su carácter predominantemente agrícola llevan locales adecuados para guardar cosechas o animales: granero o pajar, cuadra, cobertizos y corral. Se ha estudiado, en muchos casos, la posibilidad de agrupar estos locales en uno o varios edificios comunes, lo que facilita no solo las comunicaciones interiores del poblado, sino, incluso, sus condiciones sanitarias. Así aparecen las cuadras y paneras sindicales.
Un ejemplo de pueblo destruido y estudio para su reconstrucción, en la zona catalana:
Llers, provincia de Gerona, a 7 km. al NO de Figueras.
En el año 1936 tenía 1200 habitantes, unas 422 viviendas. El último parte de guerra de la región da cuenta de la voladura del polvorín y depósito de municiones establecido en la Iglesia, con la total ruina de la población, con un grado de destrucción del 90%: 166 edificios total-mente destruidos y 214 parcialmente; destrucción total del Ayuntamiento, Escuelas Nacionales, Capilla de San Sebastián y casa rectoral.
Por Decreto 15 —Diciembre— 1939 se decidió la reconstrucción urgente de Llers.
El nuevo pueblo se sitúa inmediato al antiguo, aprovechando los 42 edificios sin daños mayores. Su nueva ordenación: manzana abierta de viviendas en fila, con corral trasero y patio delantero. Zonificación elemental, agrupando en la Plaza Mayor la vida de relación, religiosa, administrativa y comercial. Esta Plaza va subdividida en dos recintos porticados: la Plaza comercial con tiendas, obradores, despachos y viviendas de comerciantes, artesanos y profesionales, y la plaza cívica, con la Iglesia, Ayuntamiento, Casa de FE? y de las JONS, Correos y Posada, e inmediato a ella el café-casino y la sala de baile y espectáculos.
Otro ejemplo, en la zona centro: Villanueva de la Cañada, en las cercanías de Madrid. Su destrucción durante la Batalla de Brunete fue total. Sólo se pudo reedificar una ermita. Esta circunstancia se aprovechó para cambiar su emplazamiento, inmediato al antiguo, pero a un sólo lado de la carretera, evitando el paso de ésta por el interior del pueblo.
El nuevo pueblo, de reducidas proporciones (no llega a las 140 familias) se extiende linealmente a lo largo de la carretera. La calle principal, da acceso a la Plaza del pueblo desde la carretera. Otra calle, procesional, lleva a la ermita reconstruida.
Los centros cívico y religioso están constituidos por dos Plazas, separadas por la Iglesia. Son plazas semicerradas, con soportales. En una se sitúa el Ayuntamiento, los Organismos Municipales, el Casino y el centro de recreo. En la otra la Iglesia, anejos Parroquiales y Escuelas. En esta Plaza se alza el sencillo monumento a los mártires de la Cruzada.
En las viviendas se empleó un tipo de construcción modesto, mixto de tapial y ladrillo, excluyéndose todo elemento de piedra, limitada a pequeños zócalos. Como modalidad especial, presenta este pueblo el empleo total del sistema abovedado en sustitución de los entramados de piso y cubierta. Con ello se evita la carpintería de ar-mar (empleada en aquella época en las armaduras de cubierta). Se emplearon bóvedas de arista de dos o tres hojas de rasilla sobre cuadrícula de 3,00 m. de lado, y bóvedas tabicadas, de cañón rebajado en las viviendas de jornaleros.