Reconocimiento a Franco, por Jaime Alonso

   Jaime Alonso

 

   El domingo, 20 de noviembre de 2011, se conmemora el trigésimo sexto aniversario del fallecimiento del anterior Jefe del Estado, “Generalísimo” de los Ejércitos, según unánime y reglamentaria denominación del ejército español, “Caudillo”, según consideraba cierta prensa española, ABC, bastante antes de 1936, en atención a su carisma militar y hazañas bélicas, Excmo. Sr. D. FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE. Su magistratura comisoria, suprema, personal y excepcional duraría 39 años, dentro de los cuales tiene que vencer, en el campo de batalla, al proceso revolucionario comunista, desde la adversidad que provoca un alzamiento cívico-militar, contra el poder de masas establecido en la II República. Evita que España caiga y sea destruida por los totalitarismos, en contienda, en la II Guerra Mundial. Construye un estado unitario, social, orgánico, de derecho, auto-limitador y evolutivo, que provoca una estabilidad social y un desarrollo económico, desconocido en España desde los Reyes Católicos , lo que nos llevaría a la sexta posición del ranking mundial de países industrializados. La Seguridad Social, el sistema sanitario público, la educación obligatoria en la excelencia, el sindicalismo vertebrador en el estado, un Estado al servicio de la Nación con el apoyo, implícito y explícito, mayoritario del pueblo español.

   Todo ello, y mucho más, debe reconocerse al estadista que gobernó España durante tantos años de forma moderada, evolutiva, sabia y prudente. Quien devolvió al pueblo su soberanía social y un sistema representativo genuino y natural, debe ser reconocido. Quien preservó vidas y devolvió haciendas, sin partidismo ni beneficio alguno, debe ser reconocido. Quien instauró y legitimó la forma de Estado, como Monarquía, tradicional, social, católica y representativa, con unidad de poder, al servicio de la unidad, la grandeza y la libertad de la patria, debe ser reconocido. Reconocimiento que nace de unos hechos difícilmente rebatibles . Según el acerbo periodístico, las opiniones son libres pero los hechos son sagrados, de ahí que no me baste el mero recuerdo de lo que Francisco Franco y su época significó para España, ni que fue en la memoria, siempre parcial y subjetiva, la significación de su mandato.

   Desde la llamada Transición Política, se impuso en España el criterio iconoclasta y suicida de que toda referencia a Francisco Franco y su obra, fuera sistemáticamente silenciada o vituperada, incurriendo en tal desmán, no sólo, sus enemigos ancestrales, aquellos que habían sido doblemente derrotados, en el campo de batalla y en la construcción del Nuevo Estado de mayor bienestar económico y justicia social de nuestra historia moderna, si no también, quienes contribuyeron y se beneficiaron de manera especialísima de las bondades y aciertos de ese régimen político. Así, los arribistas de toda laya y condición, usurpadores de la verdad histórica y la democracia, fueron tejiendo una red clientelar corrompida y corruptora que transformó, la reforma en ruptura, el parlamento en un artificio innecesario, la democracia en un circo cuatrienal, la prensa en propaganda partidista, la justicia en apéndice del ejecutivo, la nación en diez y siete mini-estados, la economía en artificio financiero, el sindicalismo en termita del poder, y la Monarquía Parlamentaria en República Coronada. 

   Estando así las cosas, no sería extraño que éste 20 de Noviembre sea, en menor medida, recordado por la historia como la tumba del Partido Socialista Español o, quien sabe, del propio Sistema.

 

 

 


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