Cuando Unamuno era un “españolazo franquista”

Moisés Domínguez Núñez

Desde mi campanario

A
comienzos de septiembre de 1936, el corresponsal del periódico parisino Le
Matin, Merry Bromberger, visita Salamanca con la idea de entrevistar a Miguel
de Unamuno.

Una
vez concertada la visita dirige sus pasos hacia la casa del Rector de la
Universidad de Salamanca, no muy lejos de la Plaza Mayor. Lo primero que le
llama la atención es la propia vivienda en que reside, a la que compara en
antigüedad con la magna catedral Salmantina. La describe como una casa sobria y
sombría, sin lugar a florituras.

Se
encuentra con un escritor, de aspecto avejentado y de barba cana con una mirada
penetrante e incisiva, al que encuentra preocupado y dolido por la situación
que vive su país y que tras haber comprobado cómo se arma al “pueblo” decide
unirse al movimiento nacional al frente de dos militares a los que admira:
general Mola y general Franco. Al periodista galo le llama la atención lo
precisa, mordaz y sagaz conversación del profesor, que no deja títere con cabeza
a la hora de criticar la política del Frente Popular y sobre todo, no pierde la
oportunidad para censurar a un personaje a quien detesta: el presidente de la
República Manuel Azaña.

Merry
Bromberger expresa de forma literal:

“…hay pocos españoles que sufran con mayor
intensidad, la Guerra Civil. Nadie vivió el drama español más intensamente y lo
juzgó de forma más independiente y sin partidismos”.

Entrando
en el fondo del asunto, Unamuno empieza a contestar a las preguntas del
corresponsal de Le Matin:

“…Todavía no hemos entendido en el extranjero, nos
dice, la naturaleza de esta guerra civil, la más terrible que España ha
conocido y que llevará al país a la ruina, a una herida abierta de par en par.
No importa que España esté en las garras de una epidemia loca, que ha sido
devastada por la sombra de un gobierno delincuente, que no tiene otra solución
que los cañones y el fuego. Creemos en una guerra de ideas. Pero no hay una
sola idea involucrada en esta guerra, sino una plaga desatada en vano. Sugerimos
una mediación, una tregua, para intercambiar rehenes y detener las ejecuciones.
No hay voluntad para parar esta locura…”

Como
vemos es muy crítico con la situación a la que ha llevado a España el “Gobierno
delincuente” del Frente Popular y que ha degenerado en una Guerra Civil a
muerte entre dos bandos irreconciliables.

Frente
a la idea generalizada entre los historiadores de combate de que aquella ola de
odio, que llevó al asesinato de miles y miles de españoles de orden, era una
reacción improvisada de cuatro indiscriminados, el rector argumenta que estos
actos de locura sangrienta no tienen su base en la desesperación de las masas
sino en la aniquilación preconcebida del adversario, y ojo, está hablando del
Frente Popular no del Régimen pre-franquista militarista , al que se ha unido
por convicción no por obligación y que es la única fuerza, según él, que puede
reconducir la situación de desorden y caos que asola la piel de toro. No le
falta razón en su basamento:

España sufre una epidemia de locura
criminal. La locura que la arrasa es tal que solo puede tener un origen
patológico. Nunca, incluso en las guerras civiles del otro siglo,
hemos visto tal avalancha de horrores.

No se trata de defender principios o mejoras
sociales. Nos enfrentamos a una ola de destrucción, asesinatos, saqueos y
crímenes de todo tipo. Los comunistas españoles nunca han tenido noción de una
política constructiva. Los anarquistas ni siquiera se han ruborizado por esta
idea. Los hombres son solo presa del furioso delirio. Tal vez es una crisis de
desesperación. La España católica ha perdido toda esperanza de reconciliación.
Las iglesias que son devastadas, demolidas, quemadas, los cristos decapitados,
los esqueletos que son desenterrados son actos de terror no de desesperación
”.

Esta
parte de la entrevista es la más dura y crítica con el “desgobierno” de Madrid.
Aquí deja algunas perlas para con su “amigo” Manuel Azaña.

“…Se habla del gobierno de Madrid, pero no hay
gobierno en Madrid. Solo las bandas armadas cometen todas las atrocidades
imaginables. El poder está en manos de los presos liberados que se pasean
amenazantes blandiendo sus pistolas. Azaña ya no representa nada. Lo veo muy
bien en su palacio, porque lo conozco desde hace más treinta años. Con sus
despistes, ocupado tomando notas para luego escribir sus memorias. Es una
mezquita de frivolidad que nunca ha pensado en otra cosa que no sea la
redacción de sus artículos. Él es el responsable de todo lo que sucede. Cuando
vio venir el movimiento militar, el creyó que era un simple pronunciamiento. No
se dio cuenta de que había un pueblo listo para unirse al ejército. Dijo: “Que
se entreguen las armas al pueblo”. El creyó que el Frente Popular solo lo
formaban los campesinos y los obreros que finalmente se han revelado como
bandidos. Despreció a los pequeños burgueses y armó a todo aquel que podía
llevar un rifle en la mano. No se comprende como un hombre de estado puede
tener tan poco sentido de la historia, siempre sumido en sus libros, sin
comprender el preciso momento que le ha tocado vivir

Nuevamente
actúa como un visionario y predice que la lucha será larga, sangrienta y a
muerte, hasta que uno de los dos bandos venza no acabara esta Guerra.

“Entre estos criminales y los pueblos armados que
los combaten junto con el ejército, la lucha será larga. Muy larga,
terrorífica”.

Algunos
que se aprende dos frases hechas, para salir de apuros respecto al “proces”,
podían acordarse del viejo Rector con respecto al separatismo catalán. Iba la
cita:

“Estoy estremecido por lo que pasaba en Cataluña,
qué necedad insensata esa idea separatista que se alió con la anarquía. En mi
tierra, que es el País Vasco, tiene algo más de sentido común”.

Aquí
viene la parte mollar de la entrevista. De forma indubitada alaba el trabajo
que están haciendo los generales Mola y Franco para salvar a España del las
garras del comunismo y es más, él que cree más “en un cura que en
Teniente-Coronel”, identifica a la única figura militar que sacará a su país
del atolladero en el que la ha asumido el Frente Popular. No es otro que
Francisco Franco Bahamonde:

“Afortunadamente, el ejército ha demostrado una gran
habilidad. Franco y Mola tuvieron la prudencia de negarse a hablar en contra de
la República. Ambos son hombres pausados, con determinaciones reflexivas.
Franco ha tenido la oportunidad, sirviendo en Marruecos de forjarse como un
líder de primer orden.”

Y
con un gesto de la mano, Unamuno subraya su admiración:

“Militarmente, por lo menos, este soldado puede
salvar a España”.

Para
acabar la entrevista, Don Miguel de Unamuno vuelve a lo personal, a lo
particular, para demostrar que a todos los españoles les ha afectado de una
manera u otra esta locura .Todos tienen familiares que han sufrido la Guerra y
él no es una excepción:

“Lo pienso con mucho miedo. Tengo dos hijos y un
yerno en Madrid de quienes no tengo noticias. Uno de mis parientes que vive
cerca de mí acaba de enterarse de que dispararon a su esposo en la capital y no
sabe qué fue de sus hijos”.

Como
observamos, en esta entrevista ocurrida apenas un mes antes del famoso
“incidente” del Paraninfo de la Universidad, y publicada en el periódico de
referencia el 9 de septiembre de 1936 , Unamunovuelve a ratificarse en su
posicionamiento claramente a favor del alzamiento nacional, al igual que lo
había hecho anteriormente con los periodistas Raymond Lacoste del Echo de Paris
y H.R. Knickerbocker de la agencia INSS. Veamos sus declaraciones a Monsieur
Lacaste el 17 de Agosto de 1936:

“…Estamos ante una lucha entre la civilización y la
anarquía .Madrid no representa realmente la Democracia… Es la anarquía en su
forma más perversa, es un movimiento tremendo nacido de la vieja disputa entre
Bakounine y Marx. El viejo nihilismo ruso no está muerto. Simplemente ha
emigrado a España. Cuantas veces vi en las paredes de los pueblos tomadas al
enemigo la estúpida inscripción: ¡Viva la Muerte! , ¡Viva la dinamita!, ¡Viva
la muerte en directo! Azaña es un hombre perdido…”.

Para
concluir, como comprobamos, es importante anotar como el leitmotiv “¡Viva la
Muerte!” No fue un copyright exclusivo del General Millán Astray durante la
Guerra Civil.