José María Gironella, Los cipreses creen en Dios

 
 
PPG – FNFF 
 
 
 
José María Gironella Pous, nació en Darnius, Gerona, el 31 de diciembre de 1917.  De familia humilde, estudió en un Seminario entre los 10 y los 12 años, y desempeñó luego distintos oficios: dependiente en una droguería, obrero en una fábrica de licores y botones en el Banco Arnús.
 
   Al comienzo del Alzamiento Nacional del 18 de julio de 1936, huyó de zona roja pasando a Francia, para luego entrar en la Zona Nacional. Logró llegar a San Sebastián y se alistó Voluntario en una Compañía de Esquiadores del Tercio de Requetés de Nuestra Señora de Montserrat que se había formado en Zaragoza para cubrir el Pirineo aragonés. Pensó entonces que cuando terminara la contienda alguien debería escribir por qué se produjo, en qué había consistido y cuáles serían sus consecuencias. Pensó después por qué ese alguien no podía ser él mismo, puesto que había escrito desde el Frente, con mucho éxito, un artículo en el semanario Domingo.
 
   Escribió la trilogía, que luego sería tetralogía: Los cipreses creen en Dios (1953); Un millón de muertos (1961); Ha estallado la paz (1966); y Los hombres lloran solos (1986). Se afilió a la Falange y fue admirador de José Antonio Primo de Rivera.
 
   En 1946 contrajo matrimonio con Magdalena Castañer, y publicó su primer libro de poemas: Ha llegado el invierno y tú no estás aquí. Con dinero prestado, montó una librería de lance. No había podido hacerle ningún regalo a su mujer. Sólo la novela Nada, de Carmen Laforet, Premio Nadal de 1944. Una mañana en la playa, le dijo: «Voy a regalarte el premio Nadal». Su esposa le respondió que si se lo proponía en serio, lo conseguiría. Regresó esa misma noche a Gerona e inició la tarea. El título fue Un hombre. El 6 de enero llegó el telegrama de Vázquez Zamora en el que le comunicaba que le había sido otorgado el susodicho Premio Nadal.
 
   Cerró la librería de lance e impulsado por Magda se fueron a París. Allí podría escribir la primera parte de su trilogía sobre la guerra. Magda se ofreció a los hoteles de lujo para guardar, de noche, a los hijos de los millonarios norteamericanos que querían irse al Lido y a Folies-Bergères.
 
   Gironella llegó hasta los mil folios del original de Los cipreses creen en Dios. Gabriel Marcel, filósofo y asesor de la Colección Extranjera de la Editorial Plon hizo un informe favorable y después de la firma del contrato para la publicación de la novela, el matrimonio Gironella se trasladó a Florencia, donde José María deseaba saludar a Giovanni Papini para decirle que le consideraba su maestro; pero no estaba él, aunque vieron su jardín y, a través de la ventana, su pequeño despacho, donde había escrito La historia de Cristo.
 
   Cuando escribía el segundo tomo de la trilogía, Un millón de muertos, empezó a superar una grave crisis de salud. Se dijo que estaba loco, pero nunca estuvo más cuerdo. Después de la tetralogía escribió otras novelas y muchos libros de sus viajes por el mundo. Su última novela, El Apocalipsis, de 600 páginas, la terminó de escribir a los 83 años, después de haber superado una hemiplejia.
 
   Su principal obra es la tetralogía sobre la guerra civil. También destacan, entre sus obras: La marea (1948); Los fantasmas de mi cerebro (1958); En Asia se muere bajo las estrellas (1968); Cien españoles y Dios (1969); Condenados a vivir (1971); El escándalo de Tierra Santa (1978); Carta a mi padre muerto (1978); Cien españoles y Franco (1979), El escándalo del Islam (1982); La duda inquietante (1988); Carta a mi madre muerta (1992); y Nuevos 100 españoles y Dios (1994).
 
   Otros importantes galardones que consiguió, fueron: Premio Nacional de Literatura de narrativa en 1953, y Premio Thomas More de Chicago en 1955, por Los cipreses creen en Dios; Premio Planeta, en 1971, por Condenados a vivir; y Premio Ateneo de Sevilla 1988 por La duda inquietante. Falleció en Arenys de Mar, Barcelona, el 3 de enero de 2003, tres días después de su 85 cumpleaños.
 
 
 
 

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