Pío Moa
¿Década perdida?
Datos de los años 40
Una de las leyendas urbanas más extendidas, incluso entre gente ilustrada, caracteriza los años 40 como un período “perdido”, de estancamiento y hambre. La leyenda no deriva de ningún estudio serio, sino de impresiones propagandísticas y literarias (como la novela La Colmena, tan desvergonzada como literariamente buena, de Cela). Hubo hambre, cierto, causada por el desastre económico del Frente Popular, por la incidencia de la guerra mundial y por el posterior aislamiento. Fueron además años bastante secos. Pero siempre había habido hambre en España (y en gran parte de Europa), y pronto bajó al nivel de la república y menos, pese a las condiciones excepcionalmente adversas de la época. Prueba de que tampoco hubo estancamiento.
La leyenda incluye otras complementarias. “Lógicamente”, a los reaccionarios vencedores del Frente Popular no les importaba gran cosa el hambre ni la salud de los españoles. Pues bien, en cuanto ambas cosas, un indicador claro es la esperanza de vida al nacer, que saltó de los 50 años con la república a 62 en 1950, una mejora extraordinaria. Aún más espectacular fue la caída de la mortalidad infantil, del 34,7 por mil en 1935, al 12,5 en 1950. Otro dato es el aumento de la estatura media, medida por la de los reclutas (pues hay sin duda una relación entre la estatura y la cantidad y calidad de la alimentación): de 165 centímetros en 1935 a 168 en 1950.
¿Una década perdida?
Otro rasgo de la leyenda es que, “lógicamente”, los reaccionarios mantenían al pueblo en la ignorancia para oprimirlo mejor. También aquí encontramos datos contrarios: en 1934 había 52.000 maestros (la mayoría hombres); en 1950 había 78.000, mayoría mujeres. El número de alumnos por maestro pasó de un insostenible 64,7 en 1934 a uno más apropiado de 41 en 1950. En la enseñanza secundaria, los 124.000 alumnos de 1934 subieron a 215.000 en 1950, un aumento muy fuerte. Y el de chicas en ella, se duplicó con holgura, de 34.000 a 75.000. Algo parecido ocurrió con la enseñanza superior.
Dato interesante, sobre todo para los ecologistas, es que con el franquismo empieza en serio, en el mismo año 1940, la repoblación forestal que, junto con la construcción de pantanos, cambiaría notablemente el paisaje agrario español.
También se dice que la ideología de aquel régimen era agrarista y opuesta a la industrialización y la urbanización. Nuevamente los datos dicen otra cosa: el producto industrial español había alcanzado su ápice anterior en 1929 (último de Primo de Rivera), para bajar con la república y hundirse prácticamente en el Frente Popular. El índice de 1929 empezó a superarse en 1950. Asimismo aumentó el consumo de energía en casi un 50%, y también creció la población urbana, aunque en este momento no tengo los datos precisos (y seguiría aumentando sistemáticamente a lo largo del franquismo).
Otros aumentos espectaculares: el número de teléfonos saltó de 329.00 a 651.000, el tráfico aéreo, de 1.220.000 kilómetros volados por compañías españolas a ocho millones. Los turistas pasaron asimismo de 171.000 a 457.000.
Como la Economía dista de ser una ciencia exacta, las estimaciones sobre el índice de crecimiento del PIB en esa época varían mucho, entre el 1,1% anual la más baja y el 3,8 la más alta. Pero aún la más baja dista de ser desdeñable: baste decir que no fue mucho mayor en los diez años posteriores al franquismo, pese a que las condiciones generales eran incomparablemente más favorables (ni reconstrucción postbélica, ni boicot ni aislamiento internacional, datos en los que debe insistirse porque casi siempre son olvidados por los comentaristas).
Los datos los extraigo de Estadísticas históricas de España, coordinadas por A. Carreras y X Tafunell.
No, los años 40 distaron mucho de ser una década perdida, y sus logros son mucho más destacables al tener que enfrentarse el país a condiciones mucho más que difíciles.