Daniel Vázquez Díaz, pintor de la Hispanidad

 
 
PPG – FNFF 
 
 
 
 
Daniel Vázquez Díaz nació el 15 de enero de 1882, en Nerva, Huelva. Desde niño mostró su afición por la pintura y el dibujo, con la fuerte oposición de su padre, que quería que continuase en el comercio de tejidos. Su madre, sin embargo, le apoyó y tuvo una formación autodidacta. En el año de 1903, marchó a Madrid, para intentar estudiar en la Academia de San Fernando, cosa que no consiguió. Entonces acudía al Museo del Prado para ver las obras de los grandes pintores y realizar copias de sus cuadros.
 
   En 1906 se instaló en Paris, donde conoció la obra de los impresionistas, de los post impresionistas, de los nabis y de los simbolistas. Allí fue donde descubrió el cubismo. En 1907 y 1909, presentó obras en el Salón de Los Independientes, aunque su primera exposición individual fue en 1910, en la Galería Chevalier. Colaboró en la revista “L’Espagne” y en 1912 publicó retratos en la revista “Mundial” que dirigía Rubén Darío.
 
   Realizó su primera exposición en Londres en 1913, en la Grafton Gallery. En 1914, estalló la Primera Guerra Mundial, pero no abandonó Francia a pesar de ello. Fue en el año 1918, cuando regresó a España, realizando su primera exposición en Madrid, en el Salón Lacoste. Entre finales de los años 1910 y principios de los 1920, fue uno de los creadores plásticos alineados con el Ultraísmo. A principios de los años veinte sentó las bases para la construcción alternativa de un “realismo social moderno”. El “neocubismo” fue difundido a partir de 1924 él, quien firmó en 1925 el manifiesto de la Sociedad de Artistas Ibéricos.
 
   Creó su propio taller donde pintaba y daba clases. Expuso en la Royal Academy de Londres, en Madrid, Bilbao, Barcelona, Portugal, en la Exposición Internacional de Venecia de 1926 y en Buenos Aires en 1927. En 1929, realizó, en el Monasterio de La Rábida, su obra más famosa, los frescos del “Poema del Descubrimiento”, que fue un ejemplo para la consolidación de una estética nacional. Esta gran obra le valió al autor el sobrenombre de “Pintor de la Hispanidad”, y le permitió afirmar su ideario estético, a la vez antiguo y moderno, que unía en su espíritu a Zurbarán y a Cézanne.
 
   Un año duró su ejecución y el 12 de octubre de 1930, simbólicamente también, terminó la obra en los muros de las estancias del histórico convento mudéjar, para recordar con su estilo monumental algunos episodios principales de la expedición colombina: El navegante y el monje, El pensamiento del navegante, Las conferencias, Heroicos hijos de Palos y de Moguer y La salida de las naves. Permaneció en Madrid en el año 1936, durante la Cruzada, encerrado en su “bunker” de la calle de María de Molina 56, pintando cuadros tan importantes como el Torero gitano, el Desnudo de la Roca, el Desnudo de la ventana, Desnudo dormido, Sueño, Eva en el caballo blanco, El banderillero Perdigón, Tarde en mi jardín o su gran composición Las cuadrillas de Lagartijo, Frascuelo y Mazzantini.
 
   Nunca quiso colaborar con el gobierno rojo, como otros pintores que fueron forzados a realizar obras de propaganda de guerra, aunque fue obligado a dar clases a pintores jóvenes para esos fines. Después de la contienda, en 1940, volvió a ser Catedrático de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, ahora de Pintura Mural, reconociéndosele su obra magistral de los Frescos de la Rábida. Gran retratista y paisajista, realizó retratos a los personajes más destacados del momento. Realizó retratos de Miguel de Unamuno, Ortega y Gasset, César González Ruano, Eugenio D’Ors, Gregorio Marañón, Rubén Darío, Federico García Lorca, Juan de la Cierva, Adriano del Valle, Ignacio Sánchez Mejías, Manolete, Alfonso XIII uniformado como Ingeniero de Minas, Rafael Sánchez Mazas, etc.
 
   Realizó varios retratos del Caudillo Francisco Franco, como en el diario falangista Arriba, el 1 de abril de 1943; otro para el Instituto Nacional de Colonización; una pintura para la Diputación Provincial de Madrid; y el dibujo titulado “Retrato de Francisco Franco hecho a hurtadillas”, del que el diario ABC el día 22 de julio de 1944 informó del acontecimiento y que días antes La Estafeta Literaria, número 6, del 31 de mayo de 1944 publicó una fotografía. Estos retratos del Caudillo son silenciados, ocultados y ninguneados por todos en nuestros días, no apareciendo en las relaciones de sus obras.
 
   También es importante su pintura de paisajes, realizados especialmente en Fuenterrabía. Llamó a estos paisajes “Instantes”. Obtuvo muchos galardones, como por ejemplo: Medalla de Oro en la Exposición Internacional de París, en 1925; la Primera Medalla en la Nacional de Bellas Artes de Madrid, en 1934; la Medalla de Oro en Versalles; la Medalla de Oro de Bellas Artes de Madrid, siendo además nombrado Socio de Honor; y la Medalla de Honor en la Exposición Nacional de Bellas Artes, en 1954. También fue galardonado con otros Premios de Honor en la Primera Bienal Hispanoamericana de Arte Contemporáneo en Madrid, en 1951; en la Tercera Bienal Hispanoamericana de Arte que tuvo lugar en Barcelona en 1955; o el Gran Premio de Grabado en la Exposición de la Ciudad Condal. Fue una de las figuras más representativas del panorama artístico español de la primera mitad del siglo XX. Falleció en Madrid, el día 17 de marzo de 1969.
 
    

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