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Moisés Domínguez Núñez
Al investigar la Guerra Civil en la ciudad Badajoz uno de los hechos que más llama la atención es la machacona alusión de los historiadores a una presunta entrevista concedida por el entonces teniente coronel Yagüe a un corresponsal del New York Herald Tribune, en la zona rebelde, llamado John T. Whitaker.
La cita no tiene desperdicio desde el punto de vista propagandístico:
«Naturalmente que los hemos matado. Me dijo ¿Qué suponía usted? ¿Iba a llevar 4.000 prisioneros rojos con mi columna, teniendo que avanzar contra reloj? ¿0 iba a dejarlos en mi retaguardia para que Badajoz fuera rojo otra vez?».
Esta presunta entrevista fue reproducida por Whitaker en dos publicaciones. La primera en 1942, en una revista jurídica con el título “Prelude to World War. A witness from Spain”, Foreing Affairs; an American Quaterly Review, p. 106. La segunda, en 1943, en un libro: “We cannot escape History”, New York: Macmillan, 1943. p. 113. Es curioso, por no decir increíble, que en los numerosos libros que se publicaron entre 1936 y 1942 sobre la Guerra Civil española no se cite ni una sola vez esta famosa interviú.
En algunas publicaciones, presuntamente históricas, se llega a afirmar, aunque parezca inverosímil, que esta entrevista se publicó ¡nada más y nada menos! que el día 14 de Agosto de 1936 en el New York Herald Tribune (Montse ARMENGOL; Ricard BELVIS, Las fosas del silencio, Barcelona: Plaza Janés, 2004, p. 74 nota 3) e incluso que Yagüe fue entrevistado en Badajoz por el mismísimo Whitaker. Pero no nos adelantemos a los acontecimientos.
Perfil biográfico
John Thompson Whitaker era el primer hijo de Lawson Spires y Thulie Thompson y había nacido el 25 de enero de 1906 en Chattanooga (Tennessee). En 1927 obtuvo el A.B por la University of the South en Sewanee y pasó a escribir para el Chattanooga News y posteriormente para el New York Herald Tribune, como corresponsal extranjero en Europa desde 1931, trabajando entre otras capitales en Berlín, Viena y Roma. En 1933, mientras informaba sobre las actividades de la Sociedad de Naciones en Ginebra, conoció a la también periodista y activista, Mary Maverick Lloyd (1906-1976) con la que acabaría cansándose (Se divorciaron en 1936).
Después cubrió la Guerra Italo-Etiope y la Guerra Civil Española. A finales de 1938 fue destinado a Lima (Perú) para cubrir la octava conferencia Internacional de Estados Americanos. Continuó informando, por un tiempo, sobre la escena política que se movía en el cono sudamericano. A mediados de 1939 regresa a Europa, instalándose nuevamente en Roma.
Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó para los servicios de prensa e inteligencia del ejército norteamericano en Europa y como corresponsal del Daily News y el New York Post hasta que fue expulsado de Italia en 1941. John Whitaker murió joven, en su localidad de nacimiento, el 11 de septiembre de 1946 (Cfr. Mitchel P. ROTH, Historical Dictionary of War Journalism, James Stuart Olson, 1997, p. 341-342).
Whitaker en España
Centrándonos en su trabajo en España, Whitaker llegó aquí en la primera semana de septiembre de 1936 con otros periodistas norteamericanos. Entró por la frontera de Hendaya y se desplazó inmediatamente a Burgos. Al principio no levantó ningún tipo de sospecha pues había cubierto para su periódico la Guerra Italo-Etiope e incluso Mussolini, en Mayo de 1936, le había condecorado con la Cruz de Guerra por el valor demostrado en la campaña. Esto no fue óbice para que en el primer desplazamiento fuera de la capital burgalesa sufriera el primer contratiempo con las autoridades rebeldes. Con John T. Whitaker viajaban otros tres periodistas norteamericanos (H.R. Knickerbocker y Floyd Gibbons, de Hearst Press, y O’Dowd Gallagher, corresponsal del diario Daily Express de Londres) y un periodista francés (The New York Herald Tribune, 17-septiembre-1936, p. 1) y todos ellos fueron temporalmente retenidos por la autoridades rebeldes en Cáceres. Los periódicos norteamericanos difundieron la falsa noticia de que fueron detenidos por viajar por España sin pases militares adecuados y estar interesados en verificar el envío de aviones alemanes que despegaban del aeródromo de Cáceres. Claude G. Bowers embajador de EEUU en Madrid elevó una protesta al representante del bando nacional en San Juan de Luz quien respondió que Whitaker no estaban arrestado y que tan solo le habían retirado temporalmente el pasaporte. El mismo Whitaker desmintió su arrestó, con un cablegrama enviado a la redacción de su periódico, y expresó, en un despacho de noticias, que no había tenido ningún tipo de problemas con las autoridades (The Montreal Gazzette, 18-septiembre-1936, p. 11). Como vemos esta noticia fue un “fake” del amarillismo norteamericano. Es más el general Franco dio todo tipo de facilidades a Whitaker para moverse por el territorio controlado por los rebeldes.
Por lo tanto si Whitaker llegó en la fecha indicada es imposible que pudiera estar en Badajoz ni el 14 de agosto de 1936 ni en días posteriores. Trabajaba para el periódico conservador New York Herald Tribune y podemos afirmar con total rotundidad que durante el mes de septiembre de 1936 en sus tres artículos firmados en Cáceres, Torrijos y Talavera de la Reina (publicados, respectivamente, el 17, 19 y 25 de septiembre en la edición parisina del New York Herald Tribun) no hay una sola referencia a la matanza de Badajoz ni por supuesto al entonces teniente coronel Juan Yagüe Blanco pero es que tampoco hay referencia alguna a este hecho en sus artículos posteriores hasta su salida de España. Un repaso a la hemeroteca del New York Herald Tribune ha dado como resultado que tal declaración no consta por ningún lado. El historiador Luis Arias González, que escribió una biografía del Capitán Gonzalo de Aguilera, expone una serie de notas que me parece muy interesante reproducir, por lo inéditas, y que dibujan al personaje.
«A Whitaker, uno de sus mayores contrarios, no le dolieron prendas cuando dejó dicho de él (John Whitaker, We cannot…, ob.cit, p 109.) que Aguilera era uno de los hombres más valientes que yo haya visto jamás. Era feliz bajo el fuego y cuando quise acudir al frente, se puso de acuerdo conmigo para hacer él y yo viajes a solas» (Luis ARIAS GONZÁLEZ, Gonzalo de Aguilera Munro XI Conde de Alba de Yeltes (1886-1965) Vidas y Radicalismos de un Hidalgo Heterodoxo, Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca, 2013, p. 160)
«A Whitaker, a pesar de todo, le admiraría sinceramente y conservó siempre entre sus recuerdos una carta que éste le había enviado» (Ibid. p. 170).
Gonzalo de Aguilera siempre sospechó de Whitaker, según el historiador que estamos reseñando, porque «había recibido informes del Servicio de Inteligencia sobre sus inclinaciones prorrepublicanas y la labor de propaganda que estaba llevando a cabo» (ibid. p. 1963). De la misma opinión es Paul Preston: «Aguilera sospechaba, con razón, que el periodista era contrario a la causa nacional» (Idealistas bajo la Balas, Corresponsales extranjeros en la guerra de España, Debate, 2008, p. 182).
Durante el mes de noviembre de 1936, Whitaker tuvo problemas con la prensa del Frente Popular .En uno de sus artículos predijo la caída inminente de Madrid. Evidentemente se equivocó en sus predicciones. A finales de ese mes su estancia en España llegaba a su fin. Sabemos por el Embajador en España (Claude G. Bower), luego en Francia, que remitió una carta desde San Juan de Luz el 8 de diciembre de 1936 al Secretario de Estado interino de EEUU, que John Whitaker abandonó definitivamente la España Nacional el 7 de Diciembre de 1936 junto con la también periodista Frances Davis del Daily Mail. Informó Whitaker al embajador que tanto los oficiales alemanes e italianos estaban muy irritados con Franco pues el Generalísimo se opuso a la destrucción de Madrid desde el aire.
La supuesta entrevista a Yagüe
Whitaker viaja a Paris donde coincide con el activista frente populista Jay Allen. Es allí donde quizás pergeñe con su gran amigo lo que sería después la supuesta entrevista a Yagüe. Por lo tanto, también es falsa la información de algunos investigadores e historiadores que sitúan a Whitaker en 1937 en la España nacional (por ejemplo, así opina Luís Arias González) quizás con la idea de hacer coincidir algunos hechos que Whitaker sitúa como vividos en 1937.
En Enero de 1937 se desplazó desde Paris a Roma y desde allí estuvo enviando noticias sobre la situación de una Europa que ya olía a Guerra. En Italia fue recibido al menos en cinco ocasiones por Mussolini, discutiendo con él sobre la situación militar de las tropas italianas después de la derrota de Guadalajara
.
Por lo tanto, fueron poco más de noventa días los que estuvo este corresponsal tomando notas en el bando rebelde. En 1938 el mismo Whitaker, que nunca negó sus simpatías hacia la Republica española, se desplazó nuevamente a la España del Frente Popular, pero esta vez para cubrir el conflicto para Chicago Daily News.
Llama poderosamente la atención que, sin las ataduras de la censura franquista, no hiciera mención alguna en sus reportajes a la supuesta entrevista que realizó a Juan Yagüe. Es muy raro pues esta entrevista era pura dinamita para la agit-prop del momento. Lo que sí tuvo presente y criticó, al igual que su gran amigo Jay Allen, es que el general Franco fuese el hombre idóneo para dirigir los destinos de España. Esto lo dejo escrito en una carta al Daily News donde refutaba una información escrita por el periodista Sedgwick (Marta REY GARCÍA, Stars for Spain: la guerra civil española en los Estados Unidos, 1997, página 1964). En su opinión «no lo era ni como líder ni como estadista, ni como patriota» y descalificó su forma de hacer periodismo.
Como hemos apuntado, fue en París, donde el periodista Jay Allen proporcionó a su amigo Whitaker el número de 4.000 prisioneros asesinados en Badajoz, cifra publicada en su artículo: Slaughter of 4,000 at Badajoz, “City of Horrors”, in: Chicago Tribune, 30-agosto-1936, p. 2. De ahí también procede el error de algunos historiadores e investigadores que sitúan nada menos que Allen en Badajoz delante de Yagüe cogiendo notas sobre las matanzas[1] .
Yagüe, ya respondió sorprendido “No deben ser tantos” a los rumores que corrían en Badajoz sobre dos mil ejecutados. Dicha respuesta la dio en la rueda de prensa que concedió a los periodistas que entraron en Badajoz el 15 de Agosto, y en no pocas ocasiones hizo referencia a lo sucedido en Badajoz responsabilizando a otros “camaradas” de lo que allí sucedió[2]. De haber existido esa importante entrevista entre Whitaker y Yagüe con toda seguridad se hubiera publicado en el periódico para el que trabajaba Whitaker o hubiera sido anunciada por la Columbia Broadcasting System (CBS), cadena estadounidense de radio y televisión de la que fue colaborador asiduo Whitaker durante esos años. También llama poderosamente la atención que los periodistas con los que compartía coche para ir al frente (el alemán Roland Von Strunk, Frank Kluckhohn y H.R. Knickerbocker) y hoteles de mala muerte no hicieran referencia alguna a dicha entrevista en sus artículos, cuando lo normal era que el general Yagüe cuando hablaba con los periodistas lo hiciera dando una conferencias de prensa. Por lo que es harto dudoso que quien entonces negara la matanza de 2.000 milicianos, alardeara después de haber eliminado a 4.000 “rojos” en Badajoz. Todo apunta a que este supuesto reconocimiento explícito por Yagüe de la represión en Badajoz fue una invención del propio Whitaker. Es más, se puede conjeturar la forma en que construyó esta entrevista imaginada.
Durante su breve estancia en la España nacional, Whitaker acompañó, como ya hemos expresado, a un reportero norteamericano llamado Hubert R. Knickerbocker (del Servicio Internacional de Noticias). Éste, a diferencia de Whitaker, sí consiguió entrevistar al teniente coronel Yagüe, pero en Talavera de la Reina. Se publicaron sus declaraciones en el rotativo de Pennsylvania The Tyrone Daily Herald el 10 de octubre de 1936. En su reportaje no hay ninguna referencia a Badajoz. Unos días antes, el 30 de septiembre, dicho periódico publicó una entrevista realizada en Oropesa a Straet Ludwid, un legionario de origen alemán, que fanfarroneó de la siguiente forma: «Allí abajo, en Badajoz, ¡nuestro Señor Dios! Matamos a cuatro mil quinientos y ellos a muchos de los nuestros […] Naturalmente que nos vengamos de aquellos rojos cuando pudimos volver, pero por la noche sólo encontramos a 150». Todo confirma que Whitaker se inventó la declaración de Yagüe a partir de las fanfarronadas narradas por este legionario a Knickerbocker, pues tiene puntos comunes con aquéllas.
A lo dicho, para construir el Frankestein propagandístico que estamos destripando, habría que sumar otro interesante artículo firmado por el corresponsal del Voelkischer Beobachter, Roland Von Strunk[3].
Este enviado de la Alemania Nazi había entrevistado a Yagüe a principios de septiembre de 1936. Hay que expresar un dato muy relevante, esa entrevista salió publicada el 3 de septiembre de 1936 y como hemos expresado Whitaker llega a España el 7 septiembre de 1936. Tomen nota de este dato. Proseguimos, en esa entrevista el teniente coronel Yagüe declaró al periodista alemán «el hecho de que la conquista de España por nuestro ejército sea tan lenta tiene una ventaja, nos da tiempo de limpiar por entero nuestro territorio de elementos rojos». Otra vez encontramos elementos comunes con la famosa cita atribuida a Yagüe. Como vemos Yagüe no habla específicamente sobre Badajoz al periodista nazi pero eso ya daba igual. En 1942 y en EEUU quién se iba acordar de lo que realmente había pasado seis años atrás en España.
Para terminar, el tercer corresponsal que acompañaba a Whitaker, Frank Kluckhohn, publicó el 15 de septiembre de 1936 un artículo donde cita a Yagüe, Castejón y los 4.000 fusilados de Badajoz[4]. Sus crónicas de esos días son muy interesantes porque intenta repetir el objetivo inicial de Jay Allen, que era demostrar la ayuda extranjera (alemana y portuguesa) que estaba recibiendo Franco.
Que Whitaker sentía verdadera pasión por el Frente Popular da idea esta información que recoge Paul Preston: «A partir de los primeros meses de 1938, junto con Ernest Hemingway y los corresponsales John Whitaker y Edgar Mowrer, Fischer se involucró en los esfuerzos para repatriar a los voluntarios norteamericanos de las Brigadas Internacionales» (Paul PRESTON, ob.cit., p. 300).
La “ensalada” ya estaba preparada con los reportajes de sus compañeros. Whitaker solo tenía que aliñarla a su gusto con unas gotas de aceite de propaganda proporcionadas por su amigo Jay Allen.
A todo lo dicho, hay que apuntar en el debe de Whitaker y sus correligionarios que la referencia a Yagüe haya pasado a los libros de Historia como una de las citas más famosas de la Guerra Civil Española.
El trabajo de Whitaker, desde el punto de vista mediático, fue un rotundo exito y tuvo una gran repercusión en EEUU. Su trabajo consistió en influir en la opinión pública de su país ante el peligro de que España pudiera entrar en la Segunda Guerra Mundial. Pero de esta cuestión escribiremos en la II parte de este trabajo que presentaremos en los próximos días.
[1] Julius Ruiz, Franco’s Justice: Repression in Madrid after the Spanish Civil War .Nos pusimos en contacto con el autor de la citada obra y el mismo nos corrige su aseveración: «Tiene razón. La cita es de Whitaker y no de Allen-¡debería tener más cuidado con las fuentes secundarias!>>. Dudo que la cita saliera en 1936 (o durante la guerra civil). Tengo en mi poder un panfleto con el título de “Badajoz” publicado en el Reino Unido por “The Friends of Spain [Republicano]” en 1937 y escrito por ‘Hispanicus’. No cita directamente Whitaker o Allen (aunque dice que Allen estaba en Badajoz), sino los artículos del luso Neves, quien entrevistó al militar Yague, diciendo que ‘Well, perhaps not as many as that’, cuando el luso le pregunta si el rumor de 2.000 fusilados era cierto. Me parece raro que la propaganda republicana la hubiera citado en vez de la cita de “4.000 reds”. Entrevista con el autor el 12 de junio de 2008.
[2] Cfr. Ramón GARRIGA, El General Juan Yagüe, Planeta, 1985, p.106, en una entrevista tenida entre Dionisio Ridruejo, Ángel Alcanzar de Velasco y el propio Yagüe: «Dionisio expresó ¿Parece que en Badajoz ha habido una tremenda matanza de Rojos? Añadió Alcázar de Velasco: ¡Algo horrible!, Yagüe contempló a los dos falangistas y sin vacilar replicó: Yo no he intervenido más que en la conquista de la ciudad, lo que me ha costado a muchos de mis hombres. Luego he proseguido la marcha, porque Madrid nos aguarda y no hay que perder el tiempo en asuntos que no son militares. A continuación y con lentitud y entonación que tenía algo de acusador, prosiguió: Al marcharme yo con mis hombres, de responsable del orden quedó el jefe de Falange, vuestro conocido y compañero Arcadio Carrasco. Pedidle que os explique lo que decís que fue la horrible matanza», El General Juan Yagüe “, de Ramón Garriga editorial Planeta editado en 1985, p. 106. Por su parte Félix Gordón Ordás expresa «Por mi cuenta he de resaltar el hecho significativo de que el coronel Yagüe que mandaba el ejército franquista invasor de la provincia de Badajoz es, era, el mismo militar , entonces teniente coronel , que actuó como jefe de las tropas que realizaron en Asturias la despiadada represión contra los obreros insurgentes ,baldón para la República a cuyo relato y comentario dediqué las paginas 253-312 del tomo II de Mi Política en España .El teniente coronel Yagüe de anteayer quiso negarme, muy amablemente en verdad, la evidencia de aquellos crímenes y vejámenes — que yo había denunciado ante los poderes públicos y ante la nación – Durante una breve entrevista que celebramos a petición suya ,y ante el Sr. Juez , en el despacho que este funcionario tenía en el Juzgado Militar establecido en el cuartel del Regimiento de Infantería nº 1 , de guarnición en Madrid». (Véanse las páginas 310 y 311 de dicho tomo): Félix GORDÓN ORDÁS Mi Política fuera de España, México, D.F: 1965, p. 600.
[3] Roland Edgar Strunk obtuvo la acreditación para acompañar a las tropas de Yagüe en Sevilla el 24 de agosto de 1936. Salió de Sevilla el día 26 y después de visitar Almendralejo, Mérida, Cáceres recaló en Trujillo, donde entrevistó a Yagüe el 1 de septiembre.
[4] The Montreal Gazzete, 15-septiembre-1936. El artículo me fue proporcionado por un investigador histórico que se hace llamar Alejandro Magno. Mi gratitud hacia él es infinita pues me ayudó a localizar mucha información sobre los sucesos de Badajoz.
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