El cadete Franco, por Mª Pilar A. Pérez García (Pituca)

 
Mª Pilar Amparo Pérez García (Pituca)  
 
 
 
   El deseo más ferviente de Francisco Franco era ingresar en la Escuela Naval, pero ese sueño no lo podría ver realizado, pues el rey Alfonso XIII, en mayo de 1902, ordenó la reapertura de las academias militares, clausuradas a consecuencia de la catástrofe de 1898, cuando España perdió Cuba y Filipinas. Desgraciadamente, por razones económicas, no se volvió a abrir la Escuela Naval. De este modo, Francisco Franco Bahamonde vio frustrada su vocación de Marino y decidió ingresar en la Academia de Infantería.  
 
   Los Cadetes Alumnos que habían superado el examen de ingreso en la convocatoria del 26 de junio de 1907, un total de 382 de 1.500 aspirantes que se presentaron, llegaron a Toledo y se encontraron en la Plaza de Zocodover los que iban a formar la XIV Promoción de Infantería, entre ellos Francisco Franco. Junto a un grupo de nuevos compañeros, el que sería su apoderado durante su estancia en la Ciudad Imperial, los llevó a una pensión de la calle de Bizcochos.  
 
   Al llegar al Alcázar, a Franco le impresionó el Patio de Armas  y, en el centro del mismo, la estatua de Carlos I de España y V de Alemania, con la leyenda en su base: “Quedaré muerto en África o entraré vencedor en Túnez”. Igualmente se le quedó grabada la Comunicación Oficial que lo nombraba Cadete y el momento de vestir el uniforme por primera vez, con la guerrera y el pantalón rojo de Infantería y su sable. En esta XIV Promoción estaban igualmente muchos futuros destacados Militares. Ya al principio hizo amistad con Diego Écija Villén, de 18 años, tres años y varios meses mayor que Franco, que ingresó con 14 años.
 
   Todos se habían presentado al llegar al General Gobernador de la Plaza. En El Alcázar, Franco fue destinado a la 3ª Compañía, que tenía pésima fama debido a que en ella prestaban Servicio dos de los Tenientes más duros.  
 
   La Jura de Bandera la realizaron el 13 de octubre de 1907, siendo una ceremonia muy emocionante que recordarían los Cadetes toda su vida. Y la inmensa mayoría cumplió a rajatabla dicho juramento, realizado en el Patio de Armas del Alcázar. Estaban presentes los familiares de los Cadetes. Todos respondieron a la frase en vigor del Juramento: “¿Juráis a Dios y prometéis al rey servir constantemente sus Banderas, defenderlas hasta perder la última gota de vuestra sangre y no abandonar a los que os están mandando en acción de guerra o preparación para ella?”, al responder a esta frase con el ritual “¡Sí, juramos!”, muchas voces se quebraron por la emoción.  Entonces se gastaban muchas novatadas a los Cadetes de primer curso por los más veteranos, y Diego Écija Villén defendió en varias ocasiones a Franquito, con lo que su amistad se hizo más estrecha. Casi siempre estaban juntos.    
 
   Tenían tres grupos de materias. El primero dedicado a la Táctica, la Logística y la Historia Militar. El segundo comprendía las Ciencias Aplicadas: Topografía, Transmisiones, Fortificación de Campaña y otras. En el tercer grupo entraba todo lo demás: Armamento, Leyes Penales, Reglamentos, Ordenanzas y algunas asignaturas más. En el tercer grupo tuvieron la suerte de tener un excelente profesor, Licenciado en Derecho, que explicó estupendamente todas las Leyes, Ordenanzas y el complejo mundo del Derecho Militar, a los Cadetes.   
 
   La XIV Promoción tuvo tres Directores sucesivos. El primero, Coronel Juan San Pedro Cea, no llegó a concluir el primer curso. El segundo, Coronel Luis Fridrich Domecq, dirigió la tercera parte del primer curso hasta la primera de 1909 e implantó el moderno y poco conocido sistema de juegos de guerra a nivel divisionario. El tercer Director, Coronel José Villalba Riquelme, se compenetró perfectamente con la Promoción y ésta con él, pese a su breve paso por la Academia. En 1909-1910, último curso de la XIV Promoción, intensificó las enseñanzas prácticas, ya que los alumnos podrían tomar parte en Campañas africanas.    
   
   El día 14 de julio de 1910 se les entregó el Despacho de Segundos Tenientes. De los  382 que ingresaron, salieron promovidos 312 Segundos Tenientes. De éstos, 65 murieron en combate: 42 de ellos en las diversas Campañas de la Guerra de Marruecos, y 23 en la Cruzada de Liberación Nacional. Por su parte reseñar que 36 componentes de la Promoción fueron asesinados por los rojos. Hubo 4 que obtuvieron la Cruz Laureada de San Fernando y 12 la Medalla Militar Individual. Destacados miembros de la Promoción, fueron: Darío Gazapo Valdés, que fue el número 1 de la misma, Juan Yagüe Blanco, Emilio Esteban Infantes, Camilo Alonso Vega, Santiago Amado Lóriga, José Asensio Torrado, Diego Écija Villén, Helí Rolando de Tella Cantos de Uz, Lisardo Doval, Tomás Peire, Sáenz de Buruaga. etc.  
 
   Un hecho a resaltar es que el Cadete Fernando Díez Giles, fue el que compuso, en cuanto a la música, el Himno de la Academia de Infantería, entonces titulado Auras de Gloria, siendo el autor de la letra el también Cadete Ricardo Fernández de Arellano. Se eligió un grupo de voces, para ensayar, y enseñar a cantarlo, entre ellas, las de Alonso Vega, Sáenz de Buruaga, Esteban Infantes y Yagüe. Se estrenó, en la fiesta de la Inmaculada, 8 de diciembre de 1909.  
 
   Franco fue destinado al Regimiento de Zamora número 8, de guarnición en El Ferrol, donde volvió con su familia y con sus amigos, pero no ocultó a nadie que prefería haber sido destinado a Marruecos, para combatir con el Ejército Español. Muy pronto, vio convertido en realidad su sueño de incorporarse al Ejército de África. El director de la Academia de Toledo, Coronel José Villalba Riquelme, que entonces  estaba al mando del Regimiento de África número 68, apoyó la petición de cambio de destino de su antiguo alumno. El 12 de febrero de 1912 Francisco Franco Bahamonde ya estaba en Marruecos, iniciando una Carrera Militar fulgurante.
 
 
 

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