Pregunta: La conversación del Coronel Moscardó con su hijo.
B.P.G: Fue una decisión de Moscardó, sin influencias ni presiones. Sus subordinados estaban presentes en el despacho. Nadie esperaba que el jefe de Milicias llamara para amenazar con el fusilamiento del hijo de Moscardó. Quien tenía el teléfono en la mano respondió claro que se ahorrasen los minutos que le habían dado para pensárselo.
Pregunta: El Ejército nacional que avanzaba desde el sur se desvió para liberar Toledo, ¿un símbolo o una obligación moral?
B.P.G: La desviación fue relativa, en los últimos kilómetros. Cuando Franco inicia la marcha desde Sevilla hacia Madrid el camino más corto no era el que tomó. Desde el punto de vista militar los caminos más rápidos no son los más cortos. El Ejército Nacional fue a Badajoz. Franco eligió la ruta de Extremadura para sorprender al enemigo. Tenía un gran apoyo en el flanco izquierdo al tener a Portugal, un flanco seguro. También urgía la unión con las fuerzas del Norte, al mando de Mola, que estaban en una situación muy precaria, sobre todo por la falta de municiones. El camino teóricamente más largo era el realmente posible. Fue un acierto. Cuando llega a Talavera de la Reina tiene la disyuntiva de dirigirse directamente a Madrid o desviarse antes a Toledo. Franco llega a la conclusión, en ese momento, que con las fuerzas que tenía y las fuerzas que había en la capital, Madrid era imposible que cayera. La resistencia que iba encontrando aumentaba. El Ejército del Frente Popular cada día estaba mejor organizado y contaba con mejores medios humanos y materiales. Liberar Toledo era un golpe moral, el cumplimiento de una promesa.
Pregunta: ¿Hay aún episodios poco conocidos en torno al Alcázar? Por ejemplo, el 26 de septiembre es derribado un Ju52 por los cazas rojos que ametrallan a la tripulación que salta en paracaídas, entre ellos a los hermanos de Julio Ruiz de Alda y de Ramiro Ledesma que resultan muertos.
B.P.G: Falta el texto definitivo sobre la defensa y liberación del Alcázar de Toledo. Están los escritos inmediatos sobre la liberación, como los del padre Risco o Martínez Leal. Otros, principalmente militares, como Martínez Bande, fueron quienes realmente profundizaron en los archivos, otros autores se basan en él. Hay que destacar las aportaciones de Casas de la Vega y también de Palomino. Pero tanto Martínez Bande como Casas de la Vega han hecho estudios exclusivamente desde el punto de vista militar. En una guerra, como la nuestra, y en un episodio como el del Alcázar, hay cosas que trascienden a lo puramente militar que también pueden ser mucho más investigadas. Falta la obra, que podamos llamar definitiva, de estudio a fondo no sólo de los acontecimientos y de los hechos sino también de los personajes. Tanto de la defensa y de cada uno de los defensores, no sólo los más conocidos, como también de los atacantes que tuvieron su importancia porque eran la otra parte del asedio. Las figuras de los mandos de las columnas que mandaron desde Madrid o los propios jefes de las milicias hay que estudiarlas más en profundidad y saber cuál fue su papel exacto y su trayectoria. Para realzar los hechos hay que saber quién es el contrario que tienes enfrente. A veces, por denigrar a los atacantes se quita importancia a la defensa. La columna atacante tuvo enormes defectos, no había unidad de mando, mandaba todo el mundo: el jefe militar, el jefe de las milicias, el gobernador civil, había demasiados dando órdenes y pocos obedeciéndolas. Había mucha indisciplina pero eso no quiere decir que el contingente no fuera rectificando aquello, de alguna manera, a lo largo de los setenta días de asedio. A pesar de que había mucho miliciano de fin de semana y de hacerse la foto, hubo gente que murió en los sucesivos asaltos. Cuando la gente se juega la vida y la entrega por algo es una cosa que hay que respetar. Nosotros no somos como los de enfrente. Admiro a los últimos defensores del Frente Popular en Toledo, encerrados en algunos edificios. A su manera también ellos fueron heroicos. Su causa era equivocada pero en el valor personal, no generalmente pero sí en algunos casos, hay que reconocerles que lucharon bien. Como muchos de ellos, al final, fueron disidentes con la línea oficial comunista del Frente Popular no sobresalieron. Tagüeña fue un personaje, y no he visto que reciba reconocimiento alguno. Puedo añadir al coronel Casado y también a Cipriano Mera, un hombre admirable no sólo por su trayectoria en la guerra como soldado sino sobre todo por su vida posterior en Francia donde vivió y murió ejerciendo su oficio de albañil. Hay que reconocer que en el otro bando había gente que luchaba, con toda nobleza, por una España mejor. Que no compartamos su idea de esa España no quiere decir que no admiremos la generosidad de sus conductas. Ojalá en la España actual hubiera también gente de esa categoría en el otro bando.
Pregunta: Ser héroes del Alcázar no fue suficiente para algunos que marcharon voluntarios en la División Azul.
B.P.G: Superar la situación del asedio del Alcázar rayó con el milagro. Las condiciones eran negativas y las perspectivas, muy negras para salir vivos de aquella situación. Lo lograron por su valor en la defensa y por la agresividad de las columnas que venían desde Sevilla. Humanamente hubiera sido fácil la explotación del éxito personal sin reclamar más puestos de riesgo. Pero no sucede así. La totalidad de los combatientes del Alcázar, que estaban en condiciones, se alistaron en las unidades del Ejército Nacional. Se incorporan, no sólo los militares en activo, que era lógico que siguieran en filas, sino aquellos retirados que entraron en el Alcázar y, sobre todo, los paisanos. Destacamos a los falangistas por ser el grupo más numeroso. A lo largo de la contienda fueron numerosos los que, habiendo salido con vida del Alcázar, cayeron combatiendo. Un mes o dos después cae durante las operaciones en la Casa de Campo el capitán Vela Hidalgo, todo un personaje, que había proclamado el Estado de Guerra en Toledo, había sido el enlace con los falangistas y encabezó la mayor parte de las salidas hacia el exterior del sitio. Son muy numerosos los ejemplos. Al acabar la guerra en 1939, como colofón, se alistan a la División Azul en 1941. Tras el conflicto de España, después de todo lo que habían pasado ellos con sus familias, se apuntan a una auténtica aventura, a un desafío, a un ejemplo de entrega al servicio de la patria como fue la División Azul. Algunos perecen allí, otros desaparecen y otros consiguen regresar a España para el último desafío: trabajar y sacar a España adelante. La labor de servicio no acaba en el combate sino que continúa en los años de trabajo en la paz para conseguir la España que heredó esto que llaman democracia y que no sabe lo mucho que ha recibido a costa del esfuerzo de una generación enormemente generosa.
Pregunta: ¿Qué significa hoy esa hazaña, tres cuartos de siglo después?
B.P.G: Lo que fue el Alcázar, a partir de los años 60, en la reconstrucción, se pudo seguir admirando no sólo por los españoles sino también por los extranjeros que lo visitaban. Esto mantenía de alguna manera vivo el recuerdo entre los españoles. El Ministerio de Defensa, con el cambio del Museo del Ejército a Toledo, hace desaparecer todas las huellas de la defensa del Alcázar en su sede actual. Retira las placas de otros países, de autoridades que reconocían lo que significó el sacrificio y el heroísmo del Alcázar de Toledo. Todo desapareció. Hasta han rebajado el suelo de los sótanos más de un metro para que no quede ningún rastro de lo que fue la defensa. Para colmo, la cripta, donde están enterrados los defensores que así lo quisieron, actualmente permanece cerrada. Es incongruente que una heroicidad, reconocida universalmente, mantenga cerrada la cripta para que los visitantes no la puedan ver como si les diera vergüenza a los que administran el Museo que aquello pueda ser conocido por las nuevas generaciones. Tratan de borrar lo que fue el Alcázar de Toledo porque consideran que es un símbolo y un símbolo importante. Está en línea con los tres objetivos que se ha marcado el adversario: la División Azul, el Valle de los Caídos y el Alcázar de Toledo. Son tres ejemplos conocidos, claros, limpios, universales y que necesitan combatir haciendo desaparecer cualquier recuerdo, tras fracasar en tergiversar su significado en nombre de una memoria histórica que significa la destrucción de la huella histórica.
Pregunta: ¿La Memoria histórica oficial pretende ganar con la tinta en el BOE lo que fueron incapaces de conseguir por los hechos? ¿Es el rencor una seña de la identidad de la izquierda?
B.P.G: Está claro que es el rencor, no tiene otra explicación. Los ejércitos son grandes no sólo por sus victorias sino también por sus derrotas. A las ideas y los valores les pasa igual. Una izquierda, por llamarla de alguna manera porque no sé si merece ese nombre, que hubiera sabido reconocer la derrota en la guerra y en la paz de España se hubiera puesto a trabajar por el bien de España. Porque los objetivos teóricos de esa izquierda, sobre todo en el aspecto social, los cumplió mucho más profundamente el régimen de Franco. No estarían ahora intentando lo más miserable que se puede hacer, que no es destruir las obras de Franco porque no son malas y no las echan abajo, lo que eliminan son las placas, los nombres, los recuerdos pero mantienen las obras. Si hubiera sido tan nefasto el régimen de Franco pondrían placas diciendo que esas cosas malas eran obra de Franco, no quitarían la placa para que no se sepa quién lo hizo. Es el producto del rencor y la incapacidad.
Pregunta: ¿Cuáles son hoy los objetivos de la Hermandad que preside?
B.P.G: La Hermandad nace en el propio asedio. Una de las virtudes que tiene es el espíritu con que vivieron el asedio. Una sus las manifestaciones es que el ocho de agosto ya se publican en el diario El Alcázar los estatutos de la primera Hermandad del Alcázar de Toledo. Eran conscientes de los trascendentales vínculos que allí hacían en defensa de unos valores. Querían que aquello perviviera, tras el asedio. Con ese fin se crea esa Hermandad acogida a la organización eclesiástica: está inscrita en el Arzobispado de Toledo porque la fe católica es la base de los valores patrióticos que defiende. Los primeros años, la Hermandad estuvo compuesta por los combatientes y las familias que estuvieron dentro. Con el paso del tiempo, para darle continuidad, se da acceso también a sus descendientes por vía directa. Pasados 75 años hemos hecho una actualización de la Hermandad. Además de los hermanos de pleno derecho, puedan asociarse quienes mantengan los mismos valores con el mismo espíritu. Lo que era un recuerdo de un hecho heroico que unía a los participantes y familiares tiene que tener un tono más activo para cubrir el hueco que dejan los que tenían que proteger la hazaña del Alcázar de Toledo y su repercusión. No olvidemos que el Alcázar fue un hecho militar donde se consiguieron tres Cruces Laureadas individuales, una Colectiva, varias Medallas Militares individuales, etc. Como este heroico hecho de armas lo quieren suprimir como ejemplo, la Hermandad asume una nueva obligación: cubrir ese vacío que han dejado las estancias oficiales. Por eso llevamos a cabo una serie de conferencias divulgativas en distintas capitales y pueblos de España. También publicamos una serie de libros, como uno de Doménico Caporilli, el guionista de “Sin novedad en el Alcázar”, llamado El asedio del Alcázar de y una novela de la hispanovenezolana Lídice Pepper, Tiempo de amor y odio. El miércoles de la semana que viene (28 de septiembre) tendremos la presentación de un libro de fotografías de la defensa y liberación del Alcázar, editado por La Esfera de los Libros. Todos se presentarán en el salón de actos del Centro Cívico Padilla, en la toledana calle de Santo Domingo “El Antiguo” nº 4.
Además de todo eso, y como objetivo importante, tenemos la idea de abrir una sala de exposiciones y museo en la sede de la Hermandad en Toledo, en la calle Alférez Provisional.
Curriculum Blas Piñar Gutiérrez
Casado, tiene tres hijos y dos nietos.
Nace el 25 de abril de 1948 en Madrid, donde realiza sus estudios de primaria y secundaria, iniciando los estudios de Derecho en 1965.
Ingresa en la Academia General Militar en 1968 (XXVII promoción), recibiendo el despacho de Teniente de Infantería en 1972.
Sus primeros destinos fueron el Centro de Instrucción de Reclutas nº 1 (Colmenar Viejo), el Regimiento de Infantería Motorizable Saboya nº 6 (Leganés) y la Compañía de Operaciones Especiales nº 41 (Barcelona).
Obtiene el título de licenciado en Derecho por la Universidad complutense de Madrid. en 1974.
Como Capitán desempeñó en el Batallón de Cazadores de Montaña Cataluña IV (Berga, Barcelona), en la Instrucción Militar de la Escala de Complemento, en el CIR nº 8 (Alicante) y en el Parque de Automóviles nº 1 (Villaverde).
De Comandante y Teniente Coronel estuvo destinado en la Escuela Logística del Ejército y en el Estado Mayor de la División Acorazada Brunete nº 1.
Como Coronel desempeñó en el CESEDEN (Centro Superior de Estudios para la Defensa Nacional) y al mando del Regimiento de Infantería Mecanizada Asturias nº 31.
De General fue Subdirector de Doctrina del Ejército (Granada).
Cursos militares:
-Operaciones Especiales (Guerrilleros).
-Paracaidista.
-Buceador de Combate.
-Buceador de Asalto.
-Inteligencia Táctica.
-Inteligencia Estratégica.
-Estado Mayor.
Comisiones en el extranjero:
-Misión ONUCA en Centroamérica. 1990.
-Escuela de Guerra en la República Argentina. 1993.
-Agregado Militar en Buenos Aires, Asunción y Montevideo. 1995 a 1998.
-Mando de la Agrupación Táctica Española XVIII en Bosnia-Herzegovina. Misión SFOR de la OTAN. 2002.
-Jefe de la Delegación española en el Comando Central norteamericano, USCENTCOM, Tampa, Florida. 2005.
Actos:
La Esfera de los Libros se complace en invitarles a la presentación del libro
El Alcázar no se rinde. La historia gráfica del asedio más simbólico de la Guerra Civil de Blas Piñar Gutiérrez y Jorge Fernández-Coppel. Intervendrán, además de los autores, José Luis Moscardó Morales-Vara de Rey, conde del Alcázar de Toledo y nieto del coronel Moscardó, jefe de la defensa del Alcázar; y Luis Alba González, hijo del capitán Luis Alba Navas, fusilado en julio de 1936.
Miércoles, 28 de septiembre, a las 19.30 horas, en el Centro Cultural de los Ejércitos (Gran Vía, 13. Madrid).