José María Hinojosa, el otro poeta asesinado por los otros

 
Francisco Torres  
La Nación
 
 
   Nada quedó de él, salvo sus libros de poesía publicados. Su casa, sus libros, sus archivos, las cartas… fueron pasto de las llamas. No sólo querían asesinar, dejar sin vida el cuerpo, sino borrarlo de la existencia. Quienes le conocieron y compartieron filas en la generación del 27 le negaron. El “otro poeta malagueño” que decía Cernuda, el que Bergamín afirmaba no haber conocido, el que desapareció de los listados y antologías, el amigo desconocido en las fotos de grupo de poetas con García Lorca de no pocos libros, el poeta que los profesores de Literatura prefieren no nombrar… pero fue el primer y el mejor poeta surrealista de España, José María Hinojosa Lasarte. Asesinado por los republicanos en las tapias del cementerio de San Vicente de Málaga un 22 de agosto, hace 80 años. Aquel al que ahora, en el aniversario de su asesinato, a nadie se le ocurriría homenajear recordando el porqué de su muerte y quienes fueron sus asesinos.
 
“Herido siempre, desangrado a veces
y ocultando mi sangre sin riberas
llevo mis pasos presos entre tinieblas
y mis miradas van sobre cipreses”.
 
   José María Hinojosa, su vida, es uno de esos personajes perdidos en los pliegues de la Historia. Asesinado por los republicanos, pero su poesía estaba muy alejada de las tendencias de la posguerra, y aunque “Caído por Dios y por España” quedó fuera de la exaltación. Detenido por los republicanos por fascista. Había cometido un pecado imperdonable. Antes era de los suyos, de simpatías revolucionarias, pero tuvo el empeño de ir a Moscú a conocer la revolución y volvió desencantado. En Málaga se hace de “derechas”. No es extraño verle interviniendo en actos de la Comunión Tradicionalista. Le detendrán en 1932 y en mayo de 1936 cuando es un destacado líder de los agrarios. Para sus compañeros de generación literaria ya es un señorito andaluz, un enemigo de clase.
 
   Se cumplen 80 años desde su muerte y me temo que sería inútil buscar rastros de su vida en cualquier manual de Literatura de los que manejan los estudiantes; citarlo seguro que es un anatema para no pocos. Amigo de Dalí y de Lorca. Asesinado como el poeta granadino en agosto de 1936, pero por los republicanos. ¿Qué he dicho? ¿Es que olvido que es prácticamente doctrina sostener que los únicos intelectuales muertos, especialmente los poetas, fueron de izquierdas?.
 
   Como siempre, para esa muerte hay excusas: los milicianos incontrolados que quieren vengarse por un bombardeo o por el primer miliciano local muerto en el frente. Incontrolados que siguen el mismo patrón en toda la España dominada por el Frente Popular, milicianos anarquistas, del PCE o del PSOE. Manifestación organizada ante la prisión pidiendo la ejecución; un listado para seleccionar; un paseo hasta el cementerio. Matar a Hinojosa era un objetivo. Y leyeron su nombre, el de su padre -culpable por ser terrateniente-, el de su hermano y hasta 50 más… hasta el cementerio, reiterémoslo, que los incontrolados se toman su tiempo para matar. Y a aquellos 50 siguieron otros hasta sumar más de un millar en la Málaga capital en la fosa común. Pero esta historia mejor que no se sepa, que desaparezca de la Historia.
 
   “Poema del campo”, “La rosa de los vientos”, “Poesía de perfil”, “La flor de California”…. sus libros. Obras pérdidas en el fuego de los milicianos que arrimaron la tea a los libros y a los cuadros de Dalí que tenía; su “Venus y el marinero” que nunca se pudo leer. 80 años, pero Hinojosa no cuenta para la memoria histórica. No hay un Gibson preocupado por él ni homenajes, ni programas de televisión. En 1936 al contrario que a Lorca nadie intentó salvarle porque para ellos no era más que un fascista, un enemigo de la revolución.