Jesús Flores Thíes,
Coronel de Artillería (Retirado)
ABC nos sorprende vez en cuando con alguna de las suyas. Unas veces adquiriendo un avión para que Franco marchara a África para hacerse cargo del Ejército de Marruecos; otras dando gritos de entusiasmo por el triunfo nacional el 1º de abril en el que los señores marqueses recuperan su periódico; más tarde, mucho más tarde, en las manos pecadoras de Ansón se convierte en un feroz enemigo del general del avión; otras se deshace como un flan alabando a un presunto Juan III, o poniéndose a los pies de su hijo, el monarca que sentó en el trono el “feroz dictador”, el que, según Ansón, había ocupado España con su ejército a lo largo de casi 40 años. Monarca empeñado en abrazar a un genocida con raro entusiasmo y de forma cíclica …
Ahora, de la mano de Cortázar, elevado por la perfumada derecha al primer puesto de los Historiadores españoles, elige 50 momentos estelares de nuestra Humanidad, la humanidad celtibérica.
Entre lo seleccionado como estelar en nuestra Historia está la edición de Tirant lo Blanch, “obra cumbre de la literatura catalana”, ABC dixit, demostrando que no han debido trepar a estas cumbres pues al principio del libro se dice de forma destacada que está escrito en valenciano.
Hay una rara y caprichosa selección de “hitos”, como el motín de Esquilache, las “Pinturas negras” de Goya, el “Sombrero de tres picos” de Falla, o la primera piedra de la Sagrada Familia. Nos imaginamos que cuando se ponga la última piedra será el episodio capital en nuestra Historia número 51. Y aparece, ¡cómo no!, el “Guernica de Picasso” del que dice nada menos que esto: “…se convirtió en un alegato universal contra la guerra fratricida. Como prueba de la potencia civilizadora del arte, su regreso fue también el símbolo cultural de la reconciliación de los españoles”. Sine comentarii…
Por supuesto, nada sobre la la batalla de Lepanto o sobre la primera vuelta al mundo.
Corramos también un tupido velo, por vergüenza ajena, sobre lo que escriben del “episodio” 47, el de la Guerra Civil, que termina con esta frase lapidaria: “siguieron 40 años de dictadura”, que se amplía ligeramente con una mención al “desarrollismo”, palabreja muy amada por el sistema (“la España de Franco se sumerge en una ideología desarrollista”). Se trata de quitar importancia a la red de pantanos que acabó con la sed en España, la Seguridad Social, la red hospitalaria, los primeros puestos en construcción Naval, aceros, carreteras, turismo, pesca, al crecimiento espectacular de la clase media… Bueno, algo más que una piedra inaugural. NI una palabra para un hecho histórico fundamental como fue la mayor persecución religiosa de la Historia. Nada, silencio cobarde o silencio pagado. Ni, por supuesto, para el mayor monumento funerario del siglo XX, el de la auténtica reconciliación, no como el telón del “Guernica”: el Valle de los Caídos.
Tapándonos la nariz, transcribimos parte de lo que escribe ABC/Cortázar sobre la traición de la transición: “Un día España salió de los acantilados del franquismo (¿cómo se sale de un acantilado? ¿Subiendo? ¿Bajando? ¿Haciendo la carpa desde arriba…?) y el ejercicio democrático eliminó las última sombras del pesimismo hispano. Ya no son españoles los que no pueden ser otra cosa (…) sino los ciudadanos que se gozan de habitar una comunidad de cultura semejante y de hablar un idioma hermoso reverdecido todos los días en las bocas de millones de personas (¡toma frasecita, noi! A ver si se enteran de estos reverdecimientos en las bocas (¡) los de la “inmersión lingüística” catalanistas). Los artífices de la Transición decidieron mirar al país desde las ilusiones comunes… bla, bla, bla… No España tuya o mía ¡España nuestra! (…) España entra en la Unión Europea, recobrando su identidad continental que le había sido negada durante siglos”.
Ahí queda eso.
Hemos de hacer un ejercicio de prudente contención en nuestros comentarios, aunque la pareja ABC/Cortázar se merece algo más que una frase irónica, un tirón de orejas o una colleja. A la estupidez se une la miseria moral como complemento necesario. A la absurda elección de hitos históricos, más que discutibles, se une un sectarismo cobarde al llegar a esta época en la que todavía vivimos muchos de los que conocemos en nuestra carne la Historia de España mejor que el señor Cortázar o los “libelistas” de ABC. Y además conocemos nuestra Historia, porque la estudiamos a fondo en los años “acantilados”, con escritores menos comprados que el señor Cortázar, historiador muy interesante al hablarnos de Chindasvinto, pero poco acertado al llegar a nuestro siglo. Esta guinda podrida del pastel “histórico” en el que habla de que España, ya en la UE, había carecido de identidad continental (europea) durante siglos, supera nuestra capacidad de asombro…, o de asco.
Hemos de decir que en eso que en internet se llama “Wikipedia”, donde acudimos a veces en busca de información rápida, comprobamos que silencia piadosamente el pasado “aeronáutico” de ABC (¿cuánto habrán pagado los señores marqueses por ese silencio?), pero sí dice, con al desparpajo habitual en este curioso informador, que “durante la dictadura entró en una larga fase de decadencia”. Si se llega a enterar Mingote, colaborador de ABC durante esos años, se nos pasa a la Hoja Parroquial.
ABC, junto a Minuros y sus compadres, Perpena o Witiza, forma ya parte, por derecho propio, del grupo de traidores más “emblemáticos” de nuestra Historia.