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Coronel José Luis Isabel
El odio de las izquierdas hacia el héroe y su repulsa del heroísmo no ha ha sido provocado por la última Guerra Civil, ni ha ido dirigido solamente hacia quienes ganaron la Laureada combatiendo en ella. Vamos a poner un ejemplo.
El legionario de segunda Juan Maderal Oleaga, nacido en Erandio (Vizcaya) y perteneciente a la XIII Bandera de La Legión, fue recompensado por su heroísmo en 1958 con la Cruz Laureada de San Fernando combatiendo en el Sáhara español.
Habiendo caído su unidad en una traidora emboscada montada por nuestros amigos marroquíes, protegió el repliegue de sus compañeros hasta caer abatido por las balas de un enemigo que les triplicaba en número.
En 1966 recibió la Laureada, que también se le había concedido a título póstumo a su superior, el brigada Francisco Fadrique Castromonte.
Dos años después, la Hermandad Provincial de Antiguos Caballeros Legionarios de Vizcaya sufragó y colocó en una plaza de Erandio un monumento en memoria del cabo Laureado, en cuya base se podía leer la siguiente dedicatoria:
EL AYUNTAMIENTO DE BILBAO
AL HEROICO LEGIONARIO
NACIDO EN ERANDIO,
EL 1 DE MAYO DE 1930.
En 1976 los etarras colgaron de uno de los brazos de la estatua una bomba contenida en una bolsa, que fue descolgada por un guardia civil y explotó poco después sin causar víctimas. Lo curioso es que a estos asesinos de izquierdas se les cuelgue el apelativo de “fascistas”, cuando la realidad es que son comunistas, como todos los cobardes grupos terroristas que han actuado en España: ETA, GRAPO, FAG, TERRA LLIURE, CAA, Ejército Guerrillero del Pueblo Gallego Libre, FELN, Frente Revolucionario Antifascista y Patriota y otros muchos, autores de multitud de alevosos asesinatos indiscriminados.
El 29 de agosto de 1980 un grupo de valientes gudaris aprovecharon la noche –algo habitual en los delincuentes- para arrojar la estatua a la ría. Su peso, cerca de una tonelada, obligaría a utilizar maquinaria pesada, pero los vecinos confesaron no haber oído nada.
Más tarde, una draga que efectuaba labores de limpieza en el río rescató casualmente la estatua, arrancándole accidentalmente el brazo izquierdo. La Hermandad de Legionarios la ofreció al Regimiento de Garellano, de guarnición en Bilbao, quien la colocó el 20 de septiembre de 1982 en una de las plazas del acuartelamiento, añadiéndole en su base una placa con la siguiente leyenda:
AL HEROICO LEGIONARIO
JUAN MADERAL OLEAGA
MUERTO GLORIOSAMENTE EN LA
ACCIÓN DE EDCHERA
(SAHARA ESPAÑOL)
EL 13 DE ENERO DE 1958
***
EL ODIO DE LA ANTIESPAÑA LANZÓ
ESTA ESTATUA A LA RÍA BILBAINA
MUTILÁNDOLA Y ARRANCÁNDOLA
DE SU MONUMENTO EN ERANDIO
***
FUE ERIGIDA DE NUEVO TAL COMO
FUE RESCATADA
EL 20 DE SEPTIEMBRE DE 1982
El contenido de esta placa no debió gustar a alguien del poder, ya que podía incomodar al futuro aliado de cualquiera de los dos partidos políticos dominantes, por lo que enseguida desapareció la frase “DE LA ANTIESPAÑA”, permaneciendo el resto de la leyenda.
Lo que quedaba del monumento se desmontó de la plaza de Erandio y se unió a la estatua, manteniéndose en el Garellano hasta que fue cedido en depósito a la Bandera de Operaciones Especiales “Maderal Oleaga”, de La Legión, efectuándose el traslado a mediados de 1998 al acuartelamiento de dicha Unidad en la población de Ronda (Málaga), de la que más tarde pasó al Campamento de Viator (Almería), en el que actualmente se conserva con esta sencilla y poco comprometedora leyenda:
AL CABALLERO
LEGIONARIO
MADERAL OLEAGA
***
EDCHERA 13-01-1958.
Para completar este aleccionador pasaje de la “memoria histórica”, falta decir que en 1977 había sido asesinado por ETA Javier Ybarra, alcalde de Bilbao cuando se levantó el monumento a Maderal, y dos años después caería ante los mismos delincuentes José María Maderal, hermano de Juan. Como se puede comprobar, las izquierdas siempre han tenido claro cuál era el oficio para el que reunían mejores aptitudes y nunca han vacilado en ejercerlo.
El nombre de un héroe como Maderal fue repudiado por los gobernantes vascos y desapareció del callejero bilbaíno, siendo sustituido por el del difunto batasuno Santi Brouard, cuyo “heroísmo” había consistido en ser nacionalista vasco y socialista.
Este odio de los nacionalistas a todo lo relacionado con España y con sus héroes había hecho borrar del callejero –en 1979- los nombres de la Plaza de España y de la Avenida del Ejército, y más tarde el del Puente de los Príncipes de España. Igual se hizo con la calle de otro de nuestros héroes, el capitán aviador Carlos de Haya González, ganador de la Cruz Laureada de San Fernando por su valor en la Guerra Civil, que fue sustituido por el de Francisco Maciá, Presidente de la Generalidad de Cataluña, también militar, pero independentista, lo cual marca la diferencia y, no cabe duda, justifica el cambio realizado por nuestros rastreros gobernantes.
Pues bien, esta gentuza, que repudia a nuestra Nación rechazando todo lo que representa y sembrando la cizaña entre los españoles, es uno de los aliados del actual e indigno Presidente del Gobierno de España. En el tiempo en que a nuestros gobernantes se les exigía tener honor había un delito llamado TRAICIÓN ¿y ahora?