Señor Pérez Reverte:
En su patente de corso del XL Semanal nº 1488, aparecen unas afirmaciones que ni en el fondo, ni en la forma, corresponden a un miembro de la Real Academia de la Lengua que.
En primer lugar le matizo que, los Generales no “cascaban” ni en tiempo pretérito, ni en el presente, ni en el futuro, sino que caían, caen y caerán en combate frente a sus tropas con honor y gloria para la PATRIA, con el orgullo de servirla, jurado por su honor y sellado con un beso a su Bandera esperando, únicamente, el premio que promete el verso del himno de la Infantería “y la Patria, al que su vida le entregó, en la frente dolorida le devuelve agradecida el beso que recibió”.
A los militares, no es necesario montarles una guerra, ni para mantenerlos ocupados, ni para que se coloquen medallas. En la paz que, Gracias a Dios todos disfrutamos, se preparan para defender a la Patria y sus intereses allí donde la situación lo exija y solo se sienten satisfechos con el deber cumplido.
Ud. asevera que el Ejército era “anticuado y corrupto hasta los galones”. De la antigüedad no son culpables los Ejércitos, sino que, los recursos disponibles de la Nación y prioridades del Gobierno la imponen. La corrupción, debiera matizarla si fue moral o dineraria. La segunda es hija de la lasitud de la primera que conduce al todo vale, muy en boga hoy en día y, sobre todo, no generalice, no es honrado, ni ético, ni justo. Los Ejércitos están ahormados en la disciplina- que no sumisión- y tienen el código moral y ético que ya quisieran, para sí muchas instituciones.
Si tiene interés, “la estupidez política y la incompetencia militar”, que Ud. afirma, está razonada en los diarios de sesiones del Congreso de aquellas fechas y en los fondos documentales de nuestro bien cuidado, organizado y dirigido Instituto de Historia y Cultura Militar, en los que encontrará argumentos para descubrir el grado de incompetencia o estupidez. Se llevará una sorpresa.
Entre los años 1909 a 1926, de mi querida y numerosa familia, entre padres, tíos, hijos y sobrinos estuvieron en Marruecos: tres Generales, tres jefes y 12 oficiales en los empleos de Capitán, teniente y Alférez, con un saldo de cuatro caídos en combate y ocho heridos, uno de ellos, con cinco heridas en cinco acciones distintas. Creo que se merecen un respeto.
Dado el espacio que graciosa y amablemente nos facilita A.B.C., del que soy lector hace unos 50 años, finalizo esta carta, como Ud. su artículo, con un (continuará).
Luis Casteleiro Villalba. General de Brigada de Infantería (R).