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La
historia de Carmen Cabezuelo es un ejemplo de lo que miles de mujeres
padecieron durante la Guerra Civil en la retaguardia republicana. Su
delito no fue otro que el de pertenecer a Falange desde casi sus comienzos y
ocupar la dirección del partido en el municipio madrileño de El Escorial. Sus
relaciones la situaban en el núcleo del partido más cercano a José Antonio
Primo de Rivera puesto que era la novia de José María Alfaro, uno de los
fundadores del mismo. Esta circunstancia la puso en el blanco de las milicias
frentepopulistas desde el principio de la guerra. Por eso no es de extrañar que
fuera detenida inmediatamente.
El
alcalde socialista de El Escorial, Dionisio Fernández-Salinero, su hermano, su
hermano Eulogio, un alemán llamado Carlos Temelmanz -o Telmanz, según las
versiones- y dos miembros más del comité de milicias local, se presentaron en
la casa familiar de Carmen al medio día del 19 de julio de 1936 y la
trasladaron detenida al Ayuntamiento de El Escorial donde fue interrogada
durante varios días. El objetivo es que desvelase la identidad de los miembros
de Falange en el municipio para poder detenerlos. Ella jamás facilitó los datos
que le reclamaban.
Poco
después, fue trasladada a la Cárcel de San Lorenzo de El Escorial, que se
improvisó en una zona del Monasterio, donde empezaron las torturas a la joven
que tenía 26 años. Las torturas fueron tanto psicológicas como como físicas.
Hay varios testimonios de personas que estuvieron presas a la vez que ella que
cuentan como cada pocos días Carmen era trasladada tras comunicársele que
iba a ser fusilada. Para doblegar su voluntad de no facilitar los nombres
de sus camaradas, la situaban frente a un pelotón de fusilamiento que finalmente
no disparaba sobre ella. En una ocasión le introdujeron un revolver en la boca
y le dijeron que dispararían si no delataba a los miembros de Falange. Y para
hacer más daño sobre su resistencia afirmaron que ya habían hecho lo mismo con
su novio, José María Alfaro.
Las
lesiones que se conocen de esta etapa fueron varias heridas por golpes en la
cabeza y la reproducción de unos problemas intestinales que padecía desde hace
años. La mala salud de la detenida llevó a que su familia solicitase su traslado
a Madrid para poder recibir asistencia médica. Tras numerosas gestiones, el
padre de la joven consiguió un permiso y trasladó a su hija a la capital en
situación de vigilancia. Pero no era sino una trampa, a los pocos días de
estar en Madrid, se presentó de nuevo el alcalde socialista de El Escorial para
trasladarla a Guadarrama, donde fue encerrada en la biblioteca de un hotel
que había sido incautado como sede de las milicias locales.
Al
día siguiente de llegar allí, un oficial de las milicias le comunicó que había
sido condenada a muerte, pero el mismo oficial vuelve a las pocas horas y se
identifica como falangista y la ayuda a escapar para que se traslade a Madrid
donde permanece los meses de octubre y noviembre, pero a finales de ese mes fue
detenida de nuevo, esta vez por la policía republicana, para que fuera a
prestar declaración en el cuartel de la Carrera de San Francisco.
Para
evitar volver a ser detenida Carmen Cabezuelo decidió refugiarse en la
embajada de Finlandia donde sabía que un tal Francisco Cachero López, un
extrabajador de la embajada que se había auto concedido el cargo de cónsul
honorario y que cobraba importantes cantidades de dinero a los derechistas de
Madrid para darles cobijo en una sede diplomática que ya no era tal tras la
salida del personal finlandés al comienzo de la Guerra Civil. Con ese dinero
sobornaba a los miembros de las milicias republicanas de la retaguardia y
retenía una parte como lucrativo beneficio.
Sabemos
que Carmen entró en la antigua sede de la embajada el 3 de diciembre. Aquella
noche la embajada fue asaltada por orden de las autoridades republicanas. Lo
que había ocurrido es que los refugiados que habían sido cobijados allí se
habían quedado sin dinero y ni las milicias -que denunciaron la situación tras
perder su parte del negocio- ni el propio Cachero hicieron nada por salvar a
los cientos de personas allí refugiadas.
Tras
el asalto a la embajada Carmen fue detenida e ingresada en la cárcel de
San Rafael, en Chamartín, para “enemigas del régimen republicano”. Allí se
encontraba detenida su madre y su hermana María. Se desconoce el tiempo que
pasó allí ingresada y cómo salió de la cárcel. El siguiente dato que tenemos de
ella es que fue detenida el 20 de enero en las inmediaciones del Parque del
Retiro, en la Calle de Alcalá.
Esta
vez fue trasladada a la checa de “El Castillo”, en la calle Alonso Heredia, en
el barrio de La Guindalera. Allí estuvo hasta el día el 3 de marzo de 1937, día
en el que supuestamente fue puesta en libertad. A partir de entonces no se
volvió a saber nada de ella, aunque son muchas las hipótesis que se barajan
sobre su final.
Las
teorías más fundadas son las que aseguran que fue asesinada en las horas
siguientes a su supuesta puesta en libertad. Aunque hay muchas versiones sobre
su muerte. La primera de estas hipótesis se encuentra en el testimonio de
Fernando Valentí, comisario de Investigación y Vigilancia de la Policía
republicana y responsable temporalmente de “El Castillo”. Según su declaración,
Carmen fue fusilada por un piquete de milicianos de una brigadilla comunista de
Guindalera. Otras versiones apuntan a que su puesta en libertad fue concedida
de manera falsa y realmente fue fusilada por los propios miembros de la checa.
Esta táctica de decretar libertad de quienes en verdad eran asesinados es muy
habitual y se usó en los fusilamientos en masa de Paracuellos del Jarama.
Otra
de las teorías sitúa a la detenida en las dependencias del Servicio de
Información Militar (SIM), donde habría sido asesinada tras negarse a
colaborar con los servicios de inteligencia del Ejército Republicano. Lo mismo
se llegó a plantear, pero con las Juventudes Socialistas Unificadas como
pretendientes de los servicios como agente de la joven. Una versión habla de su
traslado a Barcelona, donde habría sido fusilada en el foso del Castillo de
Montjuic.
Existe
un testimonio, dado por el soldado republicano Julio Iraola, que asegura que
una miliciana llamada Pilar Pérez Vidal habría asegurado que ella asesinó
a Carmen Cabezuelo ante la falta de valor de los milicianos de Guadarrama
para hacerlo. Tras la Guerra Civil, Pilar Pérez fue detenida e interrogada y
negó que hubiera conocido jamás a Carmen.
Y
tras estas, las versiones más asombrosas: que se fugó a Francia donde
rehizo su vida con una identidad falsa; que fue trasladada a la Unión Soviética
donde acabó sus días en un Gulag; e incluso hay versiones que afirman que
habría acabado como agente de los republicanos.
Sea
cual sea la realidad sobre el final de Carmen Cabezuelo, lo cierto es que vivió
un calvario, de detención en detención y de tortura en tortura hasta su muerte.
Y que la única causa para padecer esta situación fue la de pertenecer a un
partido, Falange Española, que había sido constituido bajo la legalidad
republicana, una legalidad que sus asesinos, captores y torturadores
decían defender.
Es
de justicia agradecer a www.guerraenmadrid.com su trabajo de investigación
sobre Carmen Cabezuelo. La mejor recopilación documental sobre este episodio de
la represión frentepopulista.
por