FRANCO Y MILLÁN ASTRAY, por Guillermo Rocafort Pérez

Guillermo Rocafort Pérez

Veterano Legionario del Tercio Gran Capitán, 1º de La Legión

Secretario de la Asociación Plataforma Patriótica Millán Astray

Revista FNFF Nº 152

 

Quiero agradecer antes de nada al General Don Adolfo Coloma la oportunidad que me brinda de escribir un capítulo de este libro tan importante sobre la Historia de La Legión Española.

Siendo como soy, un Antiguo Legionario de la base, me siento muy honrado de forma parte de este plantel de escritores militares de tanta categoría, rango y prestigio.

Mi aproximación a la relación personal y militar de Millán Astray y Franco se nutre de muchas fuentes, pero especialmente de las vivencias acumuladas desde el 2016 que llevamos desde la Plataforma Millán Astray, fundada por el Teniente Coronel Don José Pérez Recena (QEPD), defendiendo ambas figuras tanto en los Tribunales de Justicia como ante la opinión pública frente al acoso de una brutal caza de brujas contra ellos comandada por sectores muy ideologizados de la Sociedad.

Son ya siete años de lucha total en múltiples ámbitos de la vida civil que me han permitido atesorar aspectos y matices de ambos personajes que hasta entonces me resultaban desconocidos.

En un encuentro-almuerzo organizado por la Fundación Francisco Franco en el 2017 tuve la ocasión de escuchar la anécdota contada por la “Nietísima” Carmencita sobre cómo su Abuelo, al poco de aceptar la invitación de Millán Astray de ser su Lugarteniente y Cofundador en La Legión, mientras comían juntos, una mosca se introdujo en su copa ante lo cual Franco se quedó sin saber qué hacer, a lo que respondió el Fundador de La Legión cogiendo esa copa y bebiendo todo su contenido, incluida la mosca que flotaba en el líquido.

Por otro lado, la difunta y queridísima Peregrina Millán Astray (QEPD) nos contó en una Conferencia que dio en la sede del antiguo Cuerpo de Mutilados por la Patria, en la Calle Velázquez, que muriéndose como estaba su padre llamó a El Pardo para despedirse de su amigo Franco y nos contó las últimas palabras que cruzaron:

-Paco, ¿te pido permiso para morirme?

-Pero Pepe, ¿qué me estás contando?

-Paco, me muero y quiero que me des permiso para ello.

-Mira Pepe, ¡haz lo que quieras!

Lo que a primera impresión nos podría causar una sonrisa muy tierna por una conversación casi humorística a las puertas de la muerte del Fundador de La Legión, en verdad nos desvela una relación personal y de amistad muy estrecha, unida a una Lealtad y aprecio mutuos sobre el que debemos profundizar.

El General Millán Astray se refiería a Franco en estos términos en su prólogo al “Diario de una Bandera” escrito por el propio Franco:

“Cuando hube de organizar la Legión, pensé cómo habían de ser mis legionarios, y habían de ser lo que hoy son; después pensé quiénes serían los Jefes que me ayudasen en esta empresa y designé a Franco el primero, le telegrafié ofreciéndole el puesto de lugarteniente, aceptó en seguida y henos aquí trabajando para crear la Legión; los Oficiales los elegí en la misma forma y así llegaron Arredondo, el primer Capitán, Olavide, el primer Teniente y todos los demás”.

“El Comandante Franco es conocido de España y del mundo entero por sus propios méritos y las características que ha de reunir todo buen militar, que son: valor, inteligencia, espíritu militar, entusiasmo, amor al trabajo, espíritu de sacrificio y vida virtuosa, las reúne por completo el Comandante Franco. Pasad a leer su libro y aunque él con sentida modestia no se nombra a sí mismo, ni hace del libro coro de interesadas alabanzas de sus compañeros, de la lectura iréis obteniendo quién es Franco y quiénes son los legionarios y los Oficiales de la Legión”.

Nótese que las cualidades que destaca en él su Jefe Millán Astray son las que coinciden en líneas generales con las de los Adalides Almogávares de la España Cristiana durante la Reconquista expresadas por los Cronistas medievales.

Alonso de Cartagena nos dice de ellos:

“Cuatro cosas dijeron los antiguos que deben tener los adalides (almogávares); sabiduría, esfuerzo, inteligencia y lealtad. Deben saber guiar las huestes y saberlas guardar de los malos pasos y peligros. Deben saber por donde pasar las huestes y cabalgadas. Conocer los lugares que son buenos para hacer celadas. Cómo poner las atalayas y escuchas … Y cuanto más honrados eran, más se preciaban y se tenían por mejores en saber sufrir y pasar con poco en tiempo de guerra. Y esto hacían por vencer a sus enemigos, conscientes que lugar ni sabor de este Mundo eran mejor que éste”,

Los cronistas Fernán Pérez de Guzmán y Diego Hurtado de Mendoza, el primer marqués de Mondéjar, también describían a los Adalides Almogávares de igual manera.

Su “saber manera” y su capacidad, valor y coraje asombrosos hizo que alrededor de Franco se creara la Leyenda por los musulmanes de que tenía “Baraka[1].

Es muy cierto que Francisco Franco fue tremendamente admirado por los musulmanes, al igual que por los judíos contemporáneos. Era ese sentimiento de respeto que despertaba entre las otras religiones moniteístas.

En este sentido, es clarividente el estudio de “Las Partidas” del Rey castellano Alfonso X El Sabio, donde aparece un verdadero “Tratado Almogávar” que relata con todo lujo de detalles cómo funcionaban y se estructuraban las Huestes Almogávares, con su Adalid o Caudillo a la cabeza, Huestes que fueron el verdadero embrión original de La Legión Española a mi juicio.

Y es que éste es el rango más importante de toda el Ejército Almogávar; es el Adalid o Caudillo el único capacitado para guiar la lucha con garantías de éxito.

La Legión Española no fue un invento militar del siglo XX por lo tanto, sino la recuperación de las más puras y exitosas tradiciones castrenses españolas de la Edad Media, continuadas y actualizadas por los Tercios de Flandes en los Siglos XVI y XVII durante la España Imperial, y enriquecida con esa visión extranjera moderna de la Legión Extrajera Francesa y la tradicional del “Bushido” japonés que tan bien entronca con el carácter del Hidalgo español durante los Siglos de Oro, y todo ello bajo el pensamiento de Millán Astray y la acción de Franco.

Con La Legión, Millán Astray idea y Franco ejecuta la recuperación para España de lo que era la nobleza militar almogávar o meritocrática del Medievo que no existía en el resto de Europa, y que en España encuentra así una nueva y actual forma de movilidad social y de premio al valor desempeñado, por la vía de permitir el ascenso del Legionario de base a toda la Escala de ascensos de La Legión, incluso la de Oficiales.

Adalides Almogávares a los que, por cierto, por lo de la Baraka, también se les atribuía poderes sobrenaturales de predecir el futuro, quizá por influencia musulmana, pero muy arraigada entre las huestes almogávares, mayoritariamente fervientes cristianos.

La Crónica que Lorenzo Valla[2] redactó en latín, por encargo de Alfonso V el Magnánimo, acerca del Rey de Aragón Fernando I (1412-1416), asegura que el oficio de los Adalides era tener noticia y ciencia de considerar y adivinar por el vuelo de las aves, por las palabras que oían, por el encuentro de las fieras y por otros muchos indicios, el bien o mal que había de suceder.

Por otra parte, en el Cantar del Mío Cid, hay constancia reiterativa de que el Cid Campeador también tenía estas facultades sobrenaturales [3], al más puro estilo de la épica castellana [4].

Obviamente la personalidad del General Franco está muy alejada a la de un “visionario del futuro” tal y como la entendemos hoy en día, y que la mayoría más bien encuadraríamos en el concepto de sabiduría, espiritualidad, intuición y espíritu militar en el ámbito español, pero su capacidad para salir con éxito de todos sus terribles desafíos (Las Guerras de Rif, la revolución socialista en Asturias, la Guerra Civil Española, la IIª Guerra Mundial, el Aislamiento de España, su monumental Transformación,…) denota que en él hubo mucho más que la vulgar suerte que sus detractores alegan con odiosidad hasta la saciedad.

En Franco había también algo sobrenatural y existencial que Millán Astray con su agudeza e inteligencia supo captar y es, por ello, que, junto a lo anteriormente descrito, le nombró para el puesto de verdadero organizador de La Legión Española en su fase más embrionaria.

Las dos potencias del Alma de La Legión son la inteligencia de Millán Astray y la voluntad de Franco.

Hay que tener también muy en cuenta que la Amistad entre Franco y Millán Astray se consolidó en el combate durante los inicios de La Legión.

Ambas participaron en la Salvación de Melilla en 1921 en situaciones muy apuradas donde actuaron como un “binomio” perfecto y, además, se alternaron en el mando de La Legión manifestando un gran Compañerismo entre ambos; cuando murió en combate el Teniente Coronel Valenzuela, le sucedió el propio Franco y al ascender éste a General, les pasó el mando a Millán Astray, sin que hubiera rivalidad alguna entre ellos.

Al comenzar nuestra trágica Guerra Civil, Millán Astray que estaba en Argentina por esas fechas se puso a disposición de su amigo Franco y tras unos primeros meses donde la España Alzada era más bien lo que Serrano Súñer denominó acertadamente como un “Estado Campamental”, Franco le encomendó a primeros de 1937 una de las obras sociales más importantes de Guerra y la Posguerra, la creación del Cuerpo de Mutilados por la Patria que permitió la reintegración en la vida civil a decenas de miles de mutilados de nuestra Guerra, y además lo hizo de una forma brillantísima, a coste cero para el Estado, pues todas las ayudas y colaboraciones fueron gratuitas y desinteresadas, y todo los bienes inmuebles donde tenían sus sedes por España fueron donadas por particulares.

De esta manera, Millán Astray obró el milagro de que la Sociedad devolviera a los combatientes mutilados de la Guerra Civil una posibilidad de reingreso en la sociedad civil resultante tras la guerra de una manera muy digna, bajo un mando como el suyo, tan reconocido y apreciado por todos, algo que hay que reconocer que fue concebido en la mente de Franco.

Es muy difícil encontrar en la Historia de España otro ejemplo como éste de Amistad entre dos Soldados que tantos buenos frutos haya dado para nuestra Nación.

Y eso lo sabemos muy bien los que hemos sido Legionarios de base en España, y es el motivo principal por el que nos hemos revuelto de esta manera en la Defensa de la Memoria Legionaria de ambos.

[1] La baraka es para los musulmanes la suerte divina, la protección que el cielo derrama sobre los elegidos. Mas tiene que ver con la Providencia, por tanto, que con la suerte que uno desea a alguien. Quizá también pueda asimilarse al concepto de suerte providencial, aunque con un sentido continuado, no puntual sobre un cierto acontecimiento o suceso. La baraka entronca con los chiítas v el concepto sufí. La desprende un hombre santo, y solo por el hecho de estar en su presencia se produce la bendición. Es el vehículo por el que el maestro comunica la «gracia» a su discípulo.

[2] Aurentius Valla: Historiarum Ferdinandi Regis Aragoniae, en “Textos medievales”, 41, Valencia 1970 (reimpresión facsímil de la edición de París, 1521), lib. 1, pag. 58

[3] Versos 11-15, 859 y 2615

[4] El insigne medievalista español Don Ramón Menéndez Pidal destaca estas sorprendentes facultades en la epopeya castellana, al revés de la francesa, que apenas presenta vestigios de tal creencia


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