15 abril 1938: Los Nacionales llegan al mar Mediterráneo, por José Luis Díez

 

 José Luis Díez Jiménez

 

A primeros de abril de 1938, los nacionales tomaron Lérida, estableciendo la línea del frente en el río Segre. A continuación, la cuarta de Navarra, se dirigieron hacia la costa mediterránea y ocuparon Tremp, centro productor de electricidad, y el día 15 de abril, las tropas nacionales se hallaban inmediatas al mar y dominaban a tiro de fusil la carretera y la vía de ferrocarril de Valencia a Barcelona, apreciándose ya sobre el terreno el claro testimonio de la derrota de las fuerzas frentepopulistas.

La entrada de los soldados del bando nacional en Vinaroz se produjo a las 3 de la tarde de aquel Viernes Santo inolvidable, cuando el ejército de Franco consiguió romper las líneas del ejército rojo, y con ello llegar al Mediterráneo, en cuya playa del Fortí las tropas comandadas por el general Alonso Vega, rezaron una oración de acción de gracias, por coronar la campaña ofensiva más exitosa de la Guerra Civil. En poco más de un mes arrebataron al enemigo más de 15 000 km2, que se extendían por las provincias de Aragón, Tarragona, Castellón y Lérida y, lo que es aún más importante, habían partido en dos el territorio rojo.

Efectivamente, la zona republicana quedó en ese momento dividida oficialmente en dos partes dentro del plano geográfico y militar, situación que supuso el aislamiento de Cataluña, desconectando, por este hecho,  a una de las zonas más importantes de la España republicana de sus centros de coordinación: Valencia y, por supuesto, Madrid; así mismo, se dividió el ejército rojo en  dos:  Al  norte  de  Vinaròs  tropas republicanas  de  Juan  Modesto  ya  quebrantadas  por  la  batalla  de  Teruel,  y  al  sur las milicias republicanas de Maniobras de Leopoldo Menéndez junto al Ejército de Levante al mando de Hernández Saravia. Esa separación tuvo una gran repercusión en el destino final de la guerra civil española.

Fue  de  relevante  importancia, como dieron cuenta buena parte de los periódicos de una y otra parte, el  papel de la llegada al mar para el bando nacional durante  el  último  año  del conflicto,  ya  que  al  ocupar  el pequeño  puerto de Vinaroz,  próximo  a  las  Baleares  facilitó la vigilancia de la ruta marítima entre Barcelona y Valencia, además la hizo servir como base naval auxiliar, para abastecer así a las tropas de Franco en  la  Batalla  del  Ebro  e  igualmente  convertir a  la  ciudad  en  un  hospital  militar, atendiendo  a  los  heridos  de  la  Batalla  del  Ebro  en  hospitales  auxiliares  situados  en  el Grupo Escolar San Sebastián y en el colegio de Nuestra Señora de la Consolación y el Colegio de la Divina Providencia.

Tras alcanzar el mar y cortar en dos el territorio en poder de los rojos a Franco se le presentaron tres opciones. Primero, seguir avanzando hacia Barcelona y ocupar toda Cataluña y así cerrar la frontera con Francia, aprovechando que el Ejército del Este rojo estaba muy baqueteado; segundo, volver al viejo planteamiento de atacar Madrid, lo que sin duda supondría un intenso redespliegue de sus ejércitos; y en tercer lugar atacar hacia Valencia, desde donde, una vez conquistada tan emblemática ciudad y su puerto, podría cortar la línea de suministro a Madrid y separar más todavía las dos zonas republicanas. La ofensiva de Valencia 1938 fue la opción elegida, y su resultado una serie de intensísimos combates tanto en las sierras interiores del Maestrazgo como en sus estribaciones costeras de la provincia de Castellón.

 

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