1954: Franco inaugura en La Coruña el nuevo edificio de la Junta de Obras del Puerto, por Carlos F. Barallobre

 

Carlos Fernández Barallobre

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1954: El Generalísimo Franco inaugura el edificio de la Junta de obras de Puerto de La Coruña. En la imagen con el marqués de Huétor Santillán, Jefe de su Casa Civil y Pedro Barrié de la Maza, presidente la junta de obras del Puerto de La Coruña.

 

En la tarde del miércoles ocho de septiembre de 1954, el Jefe del Estado Generalísimo Franco inauguraba el nuevo edificio de la Junta de Obras del Puerto de La Coruña.

El Jefe del Estado hizo su entrada en La. Coruña a las cinco y media de la tarde, procedente del Pazo de Meirás. La ciudad se hallaba engalanada con banderas de España. Su llegada fue anunciada con disparos de potentes bombas de palenque, mientras numerosas iglesias hacían tañer sus campanas. Miles de coruñeses se echaron a las calles a presenciar el paso de la comitiva donde viajaba el Caudillo de España, aclamándole con gran entusiasmo.   

En la avenida de la Marina, alrededor del edificio de la Junta de Obras del Puerto, que iba a ser inaugurado, se había concentrado una gran multitud, que al aparecer el coche del Jefe del Estado  exteriorizó su adhesión con vivas a España y vítores clamorosos, aplausos y gritos de ¡Franco, Franco, Franco!

El Caudillo, que vestía de paisano y se tocaba con gorra náutica, llegó acompañado por el jefe de su casa militar, teniente general Franco Salgado Araujo; segundo jefe, contraalmirante Nieto Antúnez; Jefe de la casa civil, almirante Ramón Diez de Rivera y Casares, Marqués de Huétor de Santillán y miembros de su escolta.

Esperaban ante la puerta principal del edificio los ministros de marina, almirante Moreno; de asuntos exteriores, señor Martín Artajo; de obras públicas, conde de Vallellano; secretario general del Movimiento, señor Fernández Cuesta; de industria, señor Planell, y de comercio, señor Arburúa; capitán general de la VIII región militar, teniente general Mizzian; capitán general del departamento marítimo de El Ferrol del Caudillo, almirante Regalado; comandante general de la Escuadra, almirante González Aller; consejero del Reino, almirante Bastarreche; gobernador civil, señor Gracíá Martínez; alcalde de La Coruña, señor Molina; generales con mando en plaza, autoridades militares, civiles y eclesiásticas, representaciones y jerarquías del Movimiento. Asimismo se hallaban en el edificio de la Junta de Obras el segundo jefe e intendente de la casa civil del Jefe del Estado, señor Fuertes de Villavicencio; el presidente de la Junta de Obras del Puerto de La Coruña y procurador en Cortes,  Pedro Barrié de la Maza; el ingeniero director, señor Molezun, y los demás ingenieros y alto personal técnico de la Junta.

Al descender el Caudillo de su coche, entré las incesantes aclamaciones y aplausos del público, la banda de música del regimiento Infantería  Isabel la Católica, nº29 interpretó el himno nacional. De seguido Franco pasó revista a una compañía del mismo regimiento de Infantería  que le rindió honores de ordenanza.

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1954: El Generalísimo Franco firma en el libro de honor de la Junta de Obras del Puerto de La Coruña.

 

El Caudillo saludó a los ministros y autoridades que le esperaban y penetró seguidamente en el edificio, del que recorrió todas sus dependencias. En la sala de juntas procedió a la bendición del inmueble, en representación del cardenal-arzobispo de Santiago, el abad de la colegiata y asesor provincial de Sindicatos, don Santiago Fernández.

A continuación el presidente de la Junta, Pedro Barrié de la Maza, pronunció un discurso, en el que, después de agradecer la presencia del Caudillo y los ministros, destacó la labor desarrollada para mejorar las instalaciones y servicios del puerto. Se refirió a la atención que el Caudillo y su gobierno prestaban a La Coruña, y señaló que los diversos proyectos de mejora del puerto, coruñés alcanzaban un presupuesto total de 425 millones de pesetas. Terminó reiterando su agradecimiento y adhesión al Jefe del Estado y su gobierno. A continuación el Caudillo, pronunció las siguientes palabras:” Queda inaugurado el nuevo edificio de la Junta de Obras del Puerto de La Coruña.” Seguidamente el Caudillo estampó su firma en el libro de honor de la entidad y durante unos minutos conversó con el presidente de la Junta de Obras del Puerto y el ministro de Obras Públicas en relación con diversos problemas que concernían al puerto de La Coruña.

La nueva sede de la junta de obras del puerto tenía forma de U, y  su fachada principal daba a la avenida de la Marina y la posterior a la carretera del puerto.

Constaba de tres plantas: la primera, para almacenes y viviendas; la segunda, para oficinas, y la tercera, para los distintos servicios. Todas las dependencias eran  amplísimas y  estaban magníficamente dotadas. Destacaba la suntuosidad de la sala de juntas. La construcción había dado comienzo  en junio de 1948, finalizando a primeros del mes de julio de ese año de 1954, poniendo así remedio a las deficientes instalaciones que hasta aquel momento tenían los servicios portuarios de La Coruña. Había costado siete millones de pesetas y ocupaba una superficie de mil quinientos metros cuadrados. Se iba  a convertir en uno de los edificios públicos más bellos de la ciudad.

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El Rolls Royce donde viajaba el Jefe del Estado, escoltado por motoristas del Regimiento de su guardia, a su paso por la avenida de la Marina de La Coruña.

Después de inaugurar el edificio de la Junta de Obras del Puerto, el Jefe del Estado se trasladó al Real club Náutico para presenciar las anuales regatas de balandros y traineras que se celebraban en su honor. A su llegada fue recibido por la junta directiva que presidía Pedro Barrié de la Maza. El edificio se hallaba engalanado con banderas y reposteros. La llegada del Caudillo fue acogida con grandes ovaciones por parte de los socios que se encontraban en el local. Al subir al club  el Generalísimo fue izado en el mástil mayor del edificio el guión de su casa militar. El Generalísimo, con los ministros y demás personalidades, presenció las regatas desde un ventanal del segundo piso.

Poco antes había llegado al Náutico, procedente del Pazo de Meirás, su esposa, doña Carmen Polo de Franco, acompañada de los marqueses de Huétor de Santillán. La bahía aparecía surcada por infinidad de embarcaciones de diversos tipos y desde ellas también fue aclamado entusiásticamente el Jefe del Estado.

Celebradas las pruebas, el Caudillo hizo entrega de los trofeos a los vencedores. Educación  y Descanso de Bilbao. En segundo lugar se clasificó la trainera de  la Cofradía de Pescadores de Meira, ocupando el tercer lugar  Educación  y Descanso Coruña de La Coruña. Terminadas las regatas, las embarcaciones desfilaron ante el Jefe del Estado enarbolando los remos.

A última hora de la tarde el Generalísimo, acompañado de su esposa y séquito, emprendió el regreso al Pazo de Meirás. De nuevo su paso por las calles de La Coruña, y, sobre todo, por la zona de los muelles, donde le aguardaba un gran gentío, constituyó un fervoroso homenaje de adhesión popular al Caudillo de, España,

A la noche el Caudillo de España regresaría de nuevo a La Coruña para presidir en el palacio municipal la cena de gala que en su honor ofreció  Ayuntamiento coruñés.

El Caudillo y su esposa llegaron a La Coruña a las once menos cuarto de la noche, y una vez más los coruñeses les prodigaron aplausos y vítores entusiásticos, en impresionante manifestación de adhesión popular. La plaza de María Pita, estaba adornada con banderas y gallardetes que colgaban de las galerías de las casas de la plaza.

Ante el palacio municipal donde tuvo lugar la cena de gala, esperaban al Jefe del Estado y a su esposa los ministros de asuntos exteriores, señor Martín Artajo; de marina, almirante Moreno; de obras públicas, conde de Vallellano; de agricultura, señor Cavestany; secretario general de] Movimiento, señor Fernández Cuesta; de comercio, señor Arburúa; de Industria, señor Planells; subsecretario de obras públicas señor Rivero de Aguilar; subsecretario de asuntos exteriores, señor Navascues y las primeras autoridades de la región y de la provincia.

El Caudillo, que vestía uniforme de gala de capitán general del Ejército, y  su esposa, saludaron en primer lugar el alcalde de La Coruña, señor Molina Brandao, haciéndolo de seguido con el resto de autoridades.

 

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El alcalde Alfonso Molina explica al Caudillo de España la mejoras realizadas en la ciudad de la Coruña durante los años de 1949 a 1954, en presencia del marqués de Huétor Santillán.

El palacio municipal, se hallaba fastuosamente exornado e iluminado en su fachada y en el interior. Desde la entrada principal hasta los salones del primer piso formaba la guardia municipal en uniforme de gran gala, con los maceros, heraldos, pregoneros y timbaleros, que acompañaban en los actos de especial relieve  a la Corporación de La Coruña.

El Caudillo y su esposa, con el  alcalde de la ciudad y seguidos de los ministros, autoridades y personalidades, subieron al primer piso y pasaron al salón de sesiones, especialmente habilitado para la recepción. Tras unos minutos de descanso se organizó una comitiva que se dirigió al despacho de la Alcaldía, dispuesto con exquisito gusto para la cena de gala. El Jefe del Estado daba el brazo a la señora de Martín Artajo, y el alcalde de La Coruña a la esposa del Generalísimo.

Seguían los ministros, autoridades y personalidades con las demás damas asistentes a la cena de gala. Durante la misma actuaron  la Orquesta Sinfónica Municipal, el coro de Cantigas da Terra, la Coral Polifónica “El Eco” y el ballet de Marianela de Montijo.

Mientras en la Plaza de María Pita se celebraba una verbena popular con la asistencia de miles de coruñeses y forasteros.

Finalizada la cena, el Caudillo, ministros y personalidades recorrieron una exposición de obras y proyectos realizados en La Coruña durante los últimos cinco años. La  muestra, instalada en varios de los salones municipales, y que quedó inaugurado con la visita del Jefe del Estado, constituía un alto valor demostrativo respecto a la intensísima labor de mejoras y progresos que en todos los órdenes se habían desarrollado en La Coruña en ese lustro. El alcalde Molina explicó al jefe del Estado  las características de los planos, maquetas y fotografías que se exhibían en la exposición.

Seguidamente el Jefe del Estada y su esposa pasaron de nuevo al despacho de la Alcaldía y se asomaron al balcón principal del palacio con el fin ce presenciar una fantástica sesión de fuegos de artificio y de lucería. La multitud reanudó los vítores entusiásticos al Caudillo y a su esposa.

El Jefe del Estado y su esposa, abandonaron el Palacio Municipal a las dos menos cuarto de la madrugada. Fueron despedidos a la puerta del mismo por los ministros, autoridades y personalidades.

El público, que esperaba en la Plaza de María Pita y lugares inmediatos, tributó, una cariñosa y entusiástica despedida al Caudillo de España y  su esposa Carmen Polo, homenaje que se repitió al paso del coche por las calles coruñesas.

 

 


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