1956: Franco inaugura la Casa del Pescador en el pueblo coruñés de Malpica de Bergantiños, por Carlos F. Barallobre

Carlos Fernández Barallobre

 

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1956: El Caudillo de España, Francisco Franco, impone en Malpica de Bergantiños, la Medalla del Sufrimiento en el Trabajo al pescador de Cambados, Eugenio Domínguez, que había perdido en un naufragio a cuatro de sus hijos.

En la tarde del lunes 17 de septiembre de 1956,  el Generalísimo Franco presidía en el pueblo costero y pesquero coruñés de Malpica de Bergantiños, donde da inicio “la costa de la muerte” la inauguración de la Casa del Pescador y la entrega de créditos para les pescadores da la provincia.

Malpica vivió ese día una memorable jornada de Intenso patriotismo, entusiasmo y adhesión al Caudillo  Era sin duda y es en la actualidad, uno de los pueblos más típicos y bellos de la región gallega. En él se habían concentrado embarcaciones y paseadores de todo el litoral de la provincia, que querían mostrar al Generalísimo su agradecimiento por la constante atención que prestaba a los  problemas de la mar y de los productores,  que vivían de la pesca, así como también su gratitud por las obras, mejoras y protección que el Caudillo, había dispensado al pueblo de Malpica

La localidad se hallaba totalmente engalanada, y el vecindario en masa se había congregado a lo largo y ancho  las calles por donde iba a pasar la comitiva que conducía al Jefe del Estado.

A las cinco de la tarde, el Caudillo de España, a quien  acompañaban  los jefes de sus Casas Militar y Civil, teniente general Barroso y marqués de Huétor de Santlllán, respectivamente; segundo jefe e intendente de la Casa Civil, Fernando Fuertes de Villavicencio, ayudantes de servicio y escolta, hizo entre  ruido de bombas de palenque su  entrada en Malpica.

En la plaza de la Fuente Villar le esperaban el ministro de Obras Públicas, conde de Vallellano: el capitán general del Departamento Marítimo, almirante Regalado; el delegado nacional de Sindicatos, señor Solís Ruiz; el Jefe Nacional del Sindicato de la Pesca y director técnico del Instituto Social de la Marina, Antonio Pedrosa Latas, así como las primeras autoridades civiles y militares de La Cortina; el alcalde de Malpica, Ignacio Pombo Garrido, y diversas representaciones y jerarquías del Movimiento.

Al aparecer el coche que conducía al Generalísimo las aclamaciones de los pescadores y del vecindario de Malpica, adquirieron un enorme entusiasmo Formaban en la plaza los Flechas Navales do Vivero, así como como dos centurias del Frente de Juventudes de La Coruña y de la Falange de Malpica.

El Caudillo, después de ser cumplimentado por las autoridades y personalidades y representaciones, entró a la Casa del Pescador, situada en las inmediaciones de la plaza la Fuente Villar, entre gritos de ¡Franco! ¡Franco! aplausos y vítores.  Allí bendijo las nuevas instalaciones el arcipreste de Seaya, señor Hermida Várela, e Inmediatamente después del acto religioso, el Jefe del Estado realizó un recorrido por el nuevo edificio. La nueva casa del Pescador era una edificación de estilo moderno y de traza marinera que, además de salón de juntas, disponía biblioteca, servicios de bar, habitaciones para pescadores y otras dependencias. Constaba de dos plantas, y su fachada principal daba al muelle, Uno de sus salones estaba decorado con pinturas del conocido pintor coruñés Lugris.

 

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1956: Uno de los murales que decoraban la nueva Casa del pescador en Malpica de Bergantiños.

Desde allí, el Jefe del Estado, se dirigió a pie y siempre entre aclamaciones de entusiasmo popular, hasta la zona norte del puerto, y visitó los lugares afectados por las obras de mejora y ampliación. También estuvo el Caudillo en una fábrica de hielo y en la Lonja de contratación pesquera.

En el muelle se habían concentrado centenares de embarcaciones pesqueras en diversos grupos, que hicieron sonar sus sirenas como homenaje al  Caudillo de España

El Generalísimo pasó a ocupar una tribuna que se había instalado en el muelle y con él ocuparon sitios en la misma tribuna los ministros, autoridades y jerarquías del Sindicato de la Pesca. El jefe nacional del Sindicato de la Pesca y director técnico del Instituto Social de la Marina,  Antonio Pedrosa Latas, pronunció un discurso que fue interrumpido varias veces por las aclamaciones y vítores al Caudillo.

El señor Pedrosa Latas dirigiéndose  al jefe del Estado y a todos los presentes dijo:

“Señor: Permitidme que en nombre de los pescadores de Malpica os salude con la sincera expresión de una cordial bienvenida en esta jornada de Intimo júbilo. En vos, además de la suprema jerarquía política que os adorna y que nos inspira noble respeto, se encarnan aquellas virtudes que las gentes del mar realmente admiran. En vos admiran estos hombres vuestra humana comprensión para su duro esfuerzo, vuestra vocación solidaría con su arriesgado oficio, El conocimiento que como buen, patrón de sus problemas y de sus angustias tenéis y. sobre todo, la probada fidelidad en el servicio a la justicia prometida.”

“Los pescadores de Malpica y con ellos sus camaradas de todos los mares de España os ofrecen el testimonio vivo de en reconocimiento y de su gratitud por cuanto por ellos habéis hecho, por cuanto para ellos venís haciendo y por cuanto por ellos habéis de hacer aún, perseverando en una obra que sí por humana ha de ser entre los hombres discutida, para España, para la Historia, ha de ser registrada como la más fecunda en realidades logradas, la más rica en justas conquistas y la más prodiga en avances sociales.”

Este acto tiene una significación muy especial pue en él se va a imponer la Medalla de Sufrimiento en el Trabajo a quien como Eugenio Domínguez, ha servido a España de una manera singular. A él el mar le mutiló primero en sus carnes y le desgarró después su alma arrebatándole para siempre de un solo zárpalo a cuatro de sus hijos varones”. “En aras de las justicia, en nombre del Sindicato Nacional de la Pesca, en  el del Instituto Socia! de la Marina y en lenguaje castrense os doy. Excelencia este parte: Venciendo la resistencia enemiga, vuestras consignas se van cumpliendo. Con redoblada moral de combate proseguimos los avances. ¡Arriba España!”

A continuación el Generalísimo Franco impuso la Medalla del  Sufrimiento en el Trabajo al pescador de Cambados, Eugenio Domínguez, que recientemente había perdido en un naufragio a cuatro hijos. Tras imponerle la condecoración el Caudillo de España, abrazó de forma emocionada al pescador.

El acto continuó con la entrega por parte del Caudillo de créditos con destino a las Cooperativas del Mar de la Bajura de la provincia de La Coruña y a las cooperativas de armadores de Altura. Las cooperativas de Bajura percibieron dos millones de pesetas que recibieron de parte del  Generalísimo por medio del jefe del Sindicato Provincial de la Pesca, Enrique González. Las cooperativas de armadores de Altura percibieron medio millón de pesetas, que fueron entregadas por  el propio Jefe del Estado al presidente de la entidad, señor Moyano Rolbai. Finalmente el Generalísimo Franco entregó el importe de créditos concedido al honor y a la confianza por un valor de millón  y medio de pesetas a treinta pescadores de bajura de la provincia coruñesas.

Una vez finalizado el acto y tras despedirse de las autoridades, entre constantes vítores, aclamaciones y gritos de ¡Franco! ¡Franco!, el Jefe del Estado abandonó Malpica de Bergantiños en dirección  a su residencia veraniega del Pazo de Meirás.  

 

 

 


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