Pío Moa
El famoso y sobrio comunicado final de la guerra civil tiene alcance histórico. Con él se abrió una época nueva en España, de la que todavía vivimos. Sovietizantes, separatistas y simpatizantes de ellos fueron derrotados, España pudo así librarse de la guerra mundial (salvando en cierto sentido el honor de Europa), y cobrar confianza en sí misma para derrotar a la vez al aislamiento y al maquis, lograr la reconciliación nacional muy mayoritaria, mantener la libertad personal y en parte las libertades políticas, desarrollar la economía como nunca antes y establecer la paz más duradera en siglos. Gracias a esos logros, sin precedentes desde la invasión napoleónica, España pudo acceder a la democracia por su propia evolución interna y no por las acciones militares de Usa e indirectamente de la URSS. Es el único país de Europa occidental que se ha levantado con sus propias fuerzas, sin deber nada a nadie, incluso afrontando la hostilidad criminal del resto de Europa en los años 40, y aun después.
Desde hace cuarenta años asistimos a una campaña permanente para falsear la historia y denigrar aquellos grandes logros, tratando de acabar con la reconciliación sembrando el rencor y el odio por todos los medios. Esa campaña la llevan a cabo políticos corruptos, autores de leyes liberticidas, que se identifican con los asesinos y torturadores de las chekas, a quienes bendicen con el título de “víctimas del franquismo”. Semejantes vilezas solo vienen siendo posibles por la bellaquería de una derecha “alimentada con los desechos intelectuales” de la izquierda y los separatismos. Bellaquería infinita simbolizada mejor que en otra cosa en su complicidad en la profanación de la tumba de quien derrotó a los chekistas y sus políticos, preservó la unidad nacional contra los separatistas y la cultura española contra los sovietizantes. Hoy, los herederos voluntarios del Frente Popular están anulando los efectos de aquel 1 de abril y empujando al país al caos. Y es imprescindible pararlos .