El Plan Nacional de Instalaciones estuvo vigente durante 35 años, y en ese tiempo su desarrollo estuvo marcado por diferentes episodios, pudiéndose diferenciar tres etapas principales. La primera comenzó con la puesta en marcha del Plan y la ejecución de los primeros objetivos, hasta la llegada de un periodo de estancamiento, dando inicio a la segunda etapa, marcada por el esfuerzo de construir los proyectos diseñados anteriormente y superar los problemas financieros. La tercera y última de las etapas, comenzó en un año singular, el vigésimo quinto aniversario del fin de la guerra, que bajo la idea de «grandiosidad» trajo nuevas formas y configuraciones hospitalarias.
4.1. Primera etapa (1942-1957)
El primer precedente legal del Plan Nacional de Instalaciones Sanitarias apareció por primera vez en la Ley del 14 de diciembre de 1942, por la cual se creó el Seguro Obligatorio de Enfermedad y se concedió al Instituto Nacional de Previsión (INP) un plazo de seis meses para formular un reglamento y un estudio para llevar a cabo dicho plan (2). Los encargados de realizar dicho estudio fueron Primitivo Quintana López y Joaquín Espinosa Ferrándiz (13). En el informe presentado por Quintana López, Plan General de asistencia médica y de medicina preventiva para la implantación del seguro de enfermedad en España, proponía la creación de 34.000 nuevas camas, distribuidas entre tres tipos de construcciones hospitalarias: grandes y medianas instalaciones, y clínicas rurales; siguiendo el tipo de construcción vertical y en bloque como los hospitales norteamericanos modelo monoblock, o el Hospital Beaujon, de Paris (13).
Para denominar a las nuevas instalaciones sanitarias, los encargados del Plan descartaron los términos hospital y dispensario, pues tanto uno como el otro, se habían asociado siempre a estructuras de la beneficencia, poco eficaces en su misión. Por ello, en vez de utilizar esos términos comunes, eligieron otros que aludían al régimen ambulatorio o al de ingreso de beneficiarios en las instituciones; y así nacieron los ambulatorios y residencias sanitarias del Seguro Obrero de Enfermedad (14).
El 19 de febrero de 1945 finalmente se aprobó la Orden que dio inicio al Plan Nacional de Instalaciones Sanitarias, en el cual se proyectaba la construcción de 86 residencias y 149 ambulatorios (14); aunque no se dio el inicio para la construcción de las residencias y ambulatorios previstos. En primer lugar, en enero de 1946 varios miembros del departamento de arquitectura del Plan, Juan Pedro de la Cámara, Shaw Loring y Eduardo de Garay; emprendieron un viaje a Estados Unidos con el fin estudiar los hospitales y ambulatorias de aquel país. Visitaron hospitales de Nueva York, Washington y Baltimore (15).
A su llegada Eduardo de Garay publicó el libro: Los hospitales en Estados Unidos. Notas de un viaje de estudio, donde analizó las características más arquitectónicas de los hospitales, dejando el estudio funcional de las manos de su compañero De la Cámara. En el libro Garay realizó un estudio por partes, tanto gráfica como escrita, de los hospitales visitados, con atención a partes esenciales como a la calefacción, climatización, alumbrado o decoración. Los hospitales analizados fueron de tipo bloque y en altura, con plantas distribuidas a través de un cuerpo principal y otros anexos perpendicularmente donde se disponen las salas de enfermería. Ejemplo de ello son el New York Hospital y el Cornell University Medical College, ambos en Nueva York. Otros ejemplos analizados fueron el Hospital Médico Quirúrgico de Nueva York con una planta abierta en forma de C; y el Wesley Hospital de Chicago, un hospital de tipología de torre y basamento, con una planta en forma de X, que se salía de los esquemas tradicionales. Llegó a la conclusión de que la arquitectura hospitalaria americana se basaba en un funcionalismo fundamentado en el programa de necesidades, y en los nuevos materiales y técnicas constructivas, con una imagen moderna (15).
Después de estudiar los ejemplos americanos, el siguiente paso fue convocar en marzo de 1946 un Concurso de Anteproyectos de Residencias Sanitarias y Ambulatorios, en el que se debía proyectar una residencia sanitaria para 500 camas, otra de 100 camas y un ambulatorio completo. Los ganadores fueron los arquitectos Aurelio Botella Enríquez y Sebastián Vilata Valls, para la residencia de 500 camas (figura 6); los arquitectos Manuel Martínez Chumillas y Luis Laorga Gutiérrez, para la residencia de 100 camas; y el primer y segundo premio para el ambulatorio quedó desierto, quedando tercero el arquitecto Ambrosio Arroyo Alonso (16).
Figura 6. Planta Cuarta del proyecto para la Residencia Sanitaria de 500 camas diseñado por Aurelio Botella Enríquez y Sebastián Vilata Valls, 1946.
Los proyectos ganadores para la residencia de 500 y 100 camas, mostraron la línea de diseño hospitalaria iniciada a comienzos del siglo XX: el hospital en bloque, y la organización en forma de «peine» de las plantas de enfermería. Eran diseños de trazado regular y simétrico, con un bloque principal y dos anexos perpendiculares (los «peines») dónde se alojaban las habitaciones para los enfermos. En ambos casos, en los extremos de estos pabellones se situaron terrazas a modo de solárium. Ambas propuestas hacen rememorar los proyectos de hospitales americanos como el Presbyterian Medical Center de Nueva York, diseñado por James Gamble Rogers en 1925, y el hospital español Hospital Clínico San Carlos de Madrid, diseñado por Manuel Sánchez Arcas y Eduardo Torroja en 1928; todos ellos proyectos referentes de la arquitectura hospitalaria moderna del siglo XX, por su capacidad de funcionamiento y de implantación en el lugar a través de una arquitectura de volúmenes simples y rotundos, además de ser pioneros en su tipología.
Poco después de finalizar el concurso, la Comisión de enlace transfirió todas sus competencias al Instituto, y este pasó de nuevo las competencias a una nueva Comisión formada exclusivamente para la ejecución del Plan, que modificó la anterior Orden, la del 19 de febrero de 1945, a través de la Orden del 26 de febrero de 1947, donde se redujo el Plan a 67 residencias y 206 ambulatorios (62 completos y 144 reducidos) (17). Se previó elaborarla en dos etapas: una primera etapa de cinco años donde se construirían 34 residencias y 34 ambulatorios; y una segunda etapa en donde se construirían 33 residencias y 172 ambulatorios.
La finalidad del plan era dotar a las principales capitales de provincia de una asistencia médica completa, con los últimos avances en materia de medicina y diagnóstico. La citada Comisión estuvo a cargo de la organización del Plan hasta el año 1950, que, por Decreto, el INP fue reorganizado y creada una Comisaría del Plan Nacional de Instalaciones con una Junta de actuación propia creada el 14 de febrero de 1951. Todos ellos desarrollaron con total independencia las tareas de compra de solares, aprobación de proyectos, ejecución de obras, y adquisición de mobiliario y materiales, tanto para las residencias como para los ambulatorios.
A partir de 1950, comenzaron a inaugurarse los primeros hospitales. Fueron pocos los que abrieron sus puertas en estas fechas; solo se inauguró la Residencia Sanitaria de Valencia y las obras de Mahón, La Coruña, Guadalajara, Logroño, Teruel, Zaragoza, Valencia, Zamora y Madrid tenían las obras avanzadas; el resto estaban en plena construcción (18). Aun así, en 1951 abrieron sus puertas los hospitales de La Coruña, Valencia, Zamora y Madrid, este último, el Hospital Clínico San Carlos fue reconstruido tras los graves daños sufridos durante la Guerra Civil, siguiendo los planos y directrices del arquitecto inicial Manuel Sánchez Arcas.
En 1953 se publicó un folletín propagandístico del Ministerio de Trabajo – Instituto Nacional de Previsión, dónde se puede observar que muchos de los hospitales todavía estaban en fase de construcción. Tras casi una década de la aprobación del Plan, las previsiones iniciales para la primera fase de construcción, estaban lejos de ser cumplidas; y es a partir del año 1955 cuando comenzó la inauguración de la mayor parte de los hospitales de esta primera fase.
Centrándonos en las construcciones hospitalarias y dejando de lado la arquitectura ambulatoria, las construcciones que se inauguraron coparon toda la geografía española, de norte a sur, y de este a oeste. Los mayores hospitales, de más de 500 camas, que se construyeron fueron en Barcelona, con la Residencia Sanitaria Francisco Franco, actual Hospital Vall d’Hebron, que contó el día de su inauguración con 812 camas; en Bilbao con la Residencia Sanitaria Enrique Sotomayor, actual Hospital de Cruces, que contó con 702 camas; en Sevilla con la Residencia Sanitaria García Morato, actual Hospital Universitario Virgen del Rocío con 600 camas; y en Zaragoza, con la Residencia Sanitaria José Antonio, actual Hospital Universitario Miguel Servet que contó con 540 camas.
La Residencia Sanitaria Francisco Franco de Barcelona fue diseñada por el arquitecto Aurelio Botella en 1955. De tipología en bloque, contó con 11 alturas con una planta en forma de «peine» característica. Compuesto por un cuerpo central, se daba acceso a los bloques de enfermería donde estaban las habitaciones que iban de seis pacientes a uno. En la parte trasera del conjunto principal, había un volumen que ocupaba toda la altura del conjunto, donde se alojaban los servicios quirúrgicos, en plantas superiores, y de medicina general, en plantas inferiores. En la planta baja se dispuso las secciones de servicios y administración. La fachada se regía por una composición regular de ladrillo caravista, sin ornamentaciones superficiales, que, sumado al gran tamaño, daba lugar a un conjunto hospitalario imponente y rotundo, con líneas de volumen muy marcadas.
Este mismo arquitecto, Aurelio Botella, en los mismos años, construyó en Granada la Residencia Sanitaria Ruiz de Alda, actual Hospital Virgen de Las Nieves. Con la mitad del número de camas: 446, la curiosidad reside en que ambos edificios son muy similares, se puede decir que la única variación está en el material y color de la fachada, pero el dibujo en planta, su distribución y volumetría son iguales, pudiéndose confundir los planos (figura 7). La similitud entre las distintas residencias sanitarias se debe al método de trabajo llevado a cabo por los arquitectos del Instituto Nacional de Previsión; que, debido a las prisas por proyectar nuevas residencias, tomaban los planos de las que ya estaban construidas, corregían los errores de funcionamiento y planificación detectados, y los desarrollaban en un corto periodo de tiempo.
Figura 7. Imagen comparativa de la planta de la Residencia Sanitaria de Barcelona, 1955 (planta superior) y de Granada, 1954 (planta inferior).
Fuentes: Hospital en Granada: arquitecto, Aurelio Botella Enríquez. (1960). Arquitectura, (20), 22-25.
La residencia Sanitaria Enrique Sotomayor (figura 8), fue inaugurada en 1955 con una capacidad de 650 camas. Construida en el municipio de Baracaldo por el arquitecto del instituto Martín José Marcide. La planta se caracteriza por un trazado curvo, concéntrico a la plaza de geometría circular que sirve de entrada y con cinco cuerpos radiales de diferentes alturas. El cuerpo central se elevó para no extender el edificio hacia la parte posterior. Siguiendo el patrón organizativo de la tipología en bloque, los servicios se organizaron en las plantas bajas y sótanos. En cada una de las plantas se dispuso una especialidad, con comunicaciones verticales en el centro y en sus extremos, coincidentes con los volúmenes en perpendicular que sobre salen de su geometría. Respecto a la distribución de las camas, se hizo mejoras respecto a sus precedentes, reduciendo su número a tres y una por habitación.
Figura 8. Planta de la Residencia Sanitaria Enrique Sotomayor, 1955.
Fuente: Archivo General de la Universidad de Navarra.
Las Residencias Sanitaras García Morato de Sevilla, de Juan de Zabala y la Residencia Sanitaria José Antonio de Zaragoza (figura 9), de Fernando García Mercadal, ambas inauguradas en 1955, siguieron con el esquema programático de la tipología en bloque: servicios en la planta baja y sótanos, y las especialidades clínicas en plantas superiores con una disposición en planta alargada, comunicadas entre sí por varios núcleos de comunicación verticales. El proyecto de Zaragoza destaca por su gran volumen posterior, de gran longitud y altura, generando un cuerpo de gran esbeltez, como si un gran muro se tratara.
Figura 9. Fotografía aérea y del alzado posterior de la Residencia Sanitaria José Antonio de Zaragoza, 1955.
Fuente: Martínez Verón, J. (2016). Hospital Miguel Servet. Retrieved December 31, 2019, from Zaragoza. Arquitectura. Siglo XX
Cabe destacar la Residencia Sanitaria del Almirante Vierna, antiguo Hospital Xeral de Vigo. Del arquitecto Martín José Marcide, fue inaugurado en 1955, con una capacidad de 381 camas. Su tipología difiere de la línea del resto de construcciones, construyéndose en forma de torre. El conjunto estaba compuesto por la suma de dos volúmenes, un cuerpo principal, la torre de 20 plantas, cuya volumetría se escalonaba progresivamente evolucionando de la cruz griega a la cruz latina conforme aumentaba su altura. Y otro volumen bajo, ligeramente curvo, que conformaba el acceso principal desde una amplia escalinata exterior (19).
4.2. Segunda etapa (1958-1963)
Hasta 1958 sólo 30, de las 67 residencias sanitarias proyectadas inicialmente, habían sido puestas en funcionamiento. Este número es indicativo de la dificultad que supuso la puesta en práctica del Plan de Instalaciones Sanitarias, fruto de los problemas habidos en cada uno de los tres ejes sobre los que se diseñó el plan: legislativo, financiero y proyectual.
El eje legislativo no supuso un problema significativo, pues el afán del Régimen por construir hospitales era tal, que no escatimó esfuerzos en promover a través de Órdenes ministeriales la creación de nuevas residencias sanitarias y ambulatorio a lo largo y ancho de todo el país. Tal es así, que la orden de ejecución de una nueva remesa de residencias no tardó en llegar tras finalizar el primer periodo de diez años planificado (20). El nuevo plan se basó en establecer dos trienios: el primero de 1958 a 1960 (Orden del 14 de noviembre de 1958) y el segundo de 1961-1963 (Orden del 13 de junio de 1961). En la Orden del 14 de noviembre de 1958, se publicó la orden de construcción de cinco nuevas residencias sanitarias en Cuenca, Salamanca, Santa Cruz de Tenerife, Toledo y Pamplona; y en la Orden del 13 de junio de 1961 se publicó la actuación en las ciudades de Ciudad Real, León, Madrid, Murcia y Orense.
Sin embargo, el eje de la financiación fue un lastre que se arrastró a lo largo de todo el desarrollo del plan y continuó. La lentitud en la ejecución de las obras se puede resumir debido a la falta de financiación pública y a la dependencia financiera de los ingresos derivados de las primas del Seguro Obligatorio de Enfermedad (2) (aunque el sistema de financiación del PNIS era muy complejo y opaco); que derivaron en una situación de déficit presupuestario crónico, una situación difícil de sostener. La vía financiación era muy compleja, y los gastos principales del Plan Nacional de Instalaciones Sanitarias eran elevados. Estos se podían resumir en tres: la compra de solares, los gastos de construcción de las edificaciones y los gastos de montaje de las instalaciones (tabla 2.).
Tabla 2. Compra de solares, gastos de construcción y montaje de las instituciones del PNIS.
Años |
Importe (pesetas) |
1954 |
638.218.335 |
1955 |
332.319.499 |
1956 |
63.920.143 |
1957 |
359.490.071 |
Total |
1.393.948.048 |
Fuente: Rull Sabaté, A. (1959). Estudio Estadístico del Seguro de Enfermedad de los años 1954, 1955, 1956 y 1957 (p. 60). p. 60. Madrid: Archivo IGNESA.
Los proyectos comenzaron una nueva etapa con la entrada de encargos e ideas renovadoras, que comenzaron a modificar la arquitectura hospitalaria que hasta la fecha había construido el Instituto Nacional de Previsión.
El primer paso comenzó con la revisión de lo construido. En 1960, el arquitecto jefe Martín José Marcide publicó en la revista Arquitectura nº19, una reflexión acerca de los hospitales construidos en la primera etapa. En este texto resumió las características principales y los errores cometidos, hablando del uso de la tipología en bloque como principal modelo residencial, criticando el problema de circulaciones existente al colocar el eje de comunicaciones en el centro, y de la tendencia hacia la reducción del número de camas por habitación e incorporar el aseo dentro de estas. En esta misma publicación, Marcide, presentó un proyecto de hospital teórico para 300 camas, dedicado en su mayor parte a la hospitalización quirúrgica. Centralizó en una única planta todos los servicios quirúrgicos, solución que más tarde incorporaría en las residencias sanitarias de Segovia, Castellón y Santander. El bloque quirúrgico tenía forma cilíndrica, y sus quirófanos forma ovoidal, tal y como se intuye en las plantas dibujadas.
Y el segundo paso fue la incorporación de arquitectos jóvenes a un grupo reducido ya cerrado desde el comienzo. Uno de ellos fue Fernando Cavestany, quien proyectó la Residencia Sanitaria Virgen de la Vega de Salamanca en 1960 (figura 10). Diseñó un hospital de tipología bloque, compuesto por un cuerpo principal dónde se alojaban los servicios principales como enfermería, quirófanos, consultas, etc.; y unos edificios anexos donde se alojaban las funciones secundarias como los garajes, las instalaciones o servicios. Lo que le hace ser distinto al resto fue su envolvente, un gran muro cortina de vidrio y aluminio, algo inusual hasta la fecha y fuera de la imagen monumental proyectada anteriormente. Esta imagen fue fruto del interés que tenía Cavestany por la arquitectura industrial, sobre todo americana, pues fue invitado por la American Management Associaton para dar una conferencia sobre el tema en 1965 en Nueva York (2) (aunque el sistema de financiación del PNIS era muy complejo y opaco); que derivaron en una situación de déficit presupuestario crónico, una situación difícil de sostener. La vía financiación era muy compleja, y los gastos principales del Plan Nacional de Instalaciones Sanitarias eran elevados. Estos se podían resumir en tres: la compra de solares, los gastos de construcción de las edificaciones y los gastos de montaje de las instalaciones (tabla 2.).
Tabla 2. Compra de solares, gastos de construcción y montaje de las instituciones del PNIS.
Años |
Importe (pesetas) |
1954 |
638.218.335 |
1955 |
332.319.499 |
1956 |
63.920.143 |
1957 |
359.490.071 |
Total |
1.393.948.048 |
Fuente: Rull Sabaté, A. (1959). Estudio Estadístico del Seguro de Enfermedad de los años 1954, 1955, 1956 y 1957 (p. 60). p. 60. Madrid: Archivo IGNESA.
Los proyectos comenzaron una nueva etapa con la entrada de encargos e ideas renovadoras, que comenzaron a modificar la arquitectura hospitalaria que hasta la fecha había construido el Instituto Nacional de Previsión.
El primer paso comenzó con la revisión de lo construido. En 1960, el arquitecto jefe Martín José Marcide publicó en la revista Arquitectura nº19, una reflexión acerca de los hospitales construidos en la primera etapa. En este texto resumió las características principales y los errores cometidos, hablando del uso de la tipología en bloque como principal modelo residencial, criticando el problema de circulaciones existente al colocar el eje de comunicaciones en el centro, y de la tendencia hacia la reducción del número de camas por habitación e incorporar el aseo dentro de estas. En esta misma publicación, Marcide, presentó un proyecto de hospital teórico para 300 camas, dedicado en su mayor parte a la hospitalización quirúrgica. Centralizó en una única planta todos los servicios quirúrgicos, solución que más tarde incorporaría en las residencias sanitarias de Segovia, Castellón y Santander. El bloque quirúrgico tenía forma cilíndrica, y sus quirófanos forma ovoidal, tal y como se intuye en las plantas dibujadas.
Y el segundo paso fue la incorporación de arquitectos jóvenes a un grupo reducido ya cerrado desde el comienzo. Uno de ellos fue Fernando Cavestany, quien proyectó la Residencia Sanitaria Virgen de la Vega de Salamanca en 1960 (figura 10). Diseñó un hospital de tipología bloque, compuesto por un cuerpo principal dónde se alojaban los servicios principales como enfermería, quirófanos, consultas, etc.; y unos edificios anexos donde se alojaban las funciones secundarias como los garajes, las instalaciones o servicios. Lo que le hace ser distinto al resto fue su envolvente, un gran muro cortina de vidrio y aluminio, algo inusual hasta la fecha y fuera de la imagen monumental proyectada anteriormente. Esta imagen fue fruto del interés que tenía Cavestany por la arquitectura industrial, sobre todo americana, pues fue invitado por la American Management Associaton para dar una conferencia sobre el tema en 1965 en Nueva York (21).
Figura 10. Imagen aérea de la Residencia Sanitaria Virgen de la Vega de Salamanca, de Fernando Cavestany, 1960.
Fuente: Cincuentenario del Hospital Virgen de la Vega de Salamanca. (2015).
Los trazados simétricos de los primeros hospitales iban dejando paso a composiciones menos rígidas tomadas de referencias externas de la arquitectura internacional. La Residencia Sanitaria Virgen del Camino de Pamplona (figura 11) diseñada por Fernando García Mercadal en 1960, evita la simetría en planta y la imagen de monumentalidad. Apostó por un cuerpo alargado donde las balconadas corridas a lo largo de toda la fachada tomaron el protagonismo. Además, incorporó los quirófanos ovoides. Años más tarde, en 1967, García Mercadal diseño la Residencia Sanitaria San Jorge de Huesca (figura 12), donde utilizó el mismo esquema de fachada de balcones corridos, habiendo gran similitud entre los dos conjuntos hospitalarios.
Figura 11. Planta de la Residencia Sanitaria Virgen del Camino de Pamplona, 1960.
Fuente: Hospital en Pamplona: arquitecto, Fernando García Mercadal. (1960). Arquitectura, (20), 41-42.
Figura 12. Alzados de la Residencia Sanitaria de Pamplona, 1960 (imagen superior) (1); y de Huesca, 1967 (imagen inferior) (2).
Fuentes: (1) Hospital en Pamplona: arquitecto, Fernando García Mercadal. (1960). Arquitectura, (20), 41-42. (2) Escribano Marquina, E. J. (2017). Arquitectura Hospitalaria del Instituto Nacional de Previsión en Aragón. El Hospital Miguel Servet del arquitecto Fernando García Mercadal. Universidad de Alcalá
4.3. Tercera etapa (1964-1982)
En 1964 se conmemoró el «25 aniversario de la paz», 25 años del final de la Guerra Civil, marcándose una cima en la carrera hospitalaria española con la construcción de las primeras Ciudades Sanitarias. Se construyeron en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Bilbao y Oviedo (14). Se renombraron las residencias sanitarias, y así la Residencia Sanitaria García Morato de Sevilla, pasó a llamarse Ciudad Sanitaria Virgen del Rocío; y la Residencia Sanitaria Lorenzo Ramírez de Valencia se llamó Ciudad Sanitaria de La Fe.
La función de las residencias sanitarias era la asistencia quirúrgica, pero se necesitaba más, dar una atención ampliada con la incorporación de servicios de atención pediátrica o traumatológica. Las ciudades españolas habían experimentado por efecto del éxodo rural un crecimiento considerable, y el INP no había conseguido incrementar en consonancia las dotaciones. Por tanto, la idea fue la construcción al borde de las ciudades un conjunto de edificios independientes en función de las necesidades, pero integrados en un sistema de infraestructuras urbanas comunes. De alguna manera recuerdan al esquema organizativo de la tipología pabellonar del siglo pasado, en donde a cada edificio se le otorgaba una función propia.
La Ciudad Sanitaria La Paz de Madrid resumía toda la política asistencial trazada por el gobierno. Fue construida por el arquitecto Martín José Marcide en 1964, y estaba compuesta por una residencia sanitaria, un ambulatorio, una residencia maternal, un hospital infantil (el primero creado por la Seguridad Social) y un centro de rehabilitación y recuperación de inválidos. En la redacción del proyecto los autores desarrollaron su propuesta presidida por tres conceptos fundamentales, según definieron ellos mismos en su memoria técnica: claridad, flexibilidad y concentración de espacio y volúmenes. La planta básica se resolvió con una cruz de brazos desiguales con conexiones entre sí en sus distintos recorridos horizontales y un núcleo central de circulaciones verticales (22). En el conjunto destacaba la torre del edificio de maternidad, de planta circular, forma que ya anticipó Marcide en su hospital ideal para 300 camas.
Se construyó a gran velocidad, con el fin de atenuar el gasto público. Las obras se iniciaron incluso antes de que los proyectos estuviesen terminados, lo cual obligaba a tener que adaptar éstos a lo que ya estaba construido. Con esta forma de proceder, se consiguió batir todos los récords de tiempo a escala internacional, pues el promedio europeo entre planificación y construcción era de diez años, y en España se acortó a poco más de dos. Además, se continuó con la «tradición» de utilizar un mismo proyecto en otra ciudad, así podemos ver nuevamente la similitud entre el edificio de la maternidad de la Ciudad Sanitaria de la Paz y de la del Vall de Hebrón de Barcelona.
Con la llegada de la democracia en 1977 y la Constitución en 1978, en 1979 desapareció el Instituto Nacional de Previsión (INP), sustituido por el INSALUD, el IMSERSO y el INSS, pasando la gestión y administración de los servicios sanitarios al sistema de Seguridad Social y el traspaso de competencias a las autonomías. En 1982, la Oficina de Proyectos del Instituto de Salud se disolvió, poniendo punto y final al Plan de Instalaciones Sanitarias (14).