Declaraciones al representante de la “Gaceta de Francfort” (Julio de 1937)

 

Salamanca

Julio de 1937

 

El control de costas y fronteras establecido fuera del territorio y aguas jurisdiccionales españolas por el Comité de No Intervención, de Londres, nunca tuvo la aquiescencia del Gobierno Nacional Español, por o entender, como efectivamente la realidad ha venido a confirmar, que había de ser totalmente ineficaz.

La frontera roja de Cataluña con Francia, nunca, ni antes ni después del control, ha sido obstáculo para que el llamado Gobierno de Valencia recibiera auxilios y armamento y voluntarios. En cambio, nuestra frontera terrestre con Portugal no ha permitido semejante ayuda; primero, porque la nación portuguesa ha sido fiel cumplidora de sus compromisos de neutralidad; segundo, por carecer Portugal de aquellas industrias para la guerra que podrían suministrar armamento o municiones.

Según la doctrina y prácticas internacionales, el derecho a ser reconocido como beligerante depende del hecho mismo de la beligerancia, que se produce cuando la parte contendiente ocupa una extensa zona de territorio controlado por su autoridad, con un Gobierno organizado y con un Ejército regular que sigue los usos y prácticas. de la guerra.

Estas condiciones se dan en la España Nacional en cantidad y calidad superior a cualquier otra guerra civil, en la que se reconoció la beligerancia por las potencias. Por consiguiente, la beligerancia de la España Nacional no puede ser condicionada, porque si tenemos derecho a ser reconocidos como tales beligerantes, nada debe influir en ello la retirada de los voluntarios. Esto no implica el que una vez reconocida la beligerancia, que afecta no solo a derechos y deberes políticos que no pueden ser negados al Estado Nacional, sino a la condición de los españoles nacionales en el extranjero, el terreno sea más propicio para tratar de la retirada de los voluntarios.

Jamás habrían de obtenerse del llamado Gobierno de Valencia garantías de eficacia; y de otra parte su aplicación sería cosa nada fácil, ‘conociendo la conducta de los dirigentes rojos y su falta de autoridad que de hecho no es acatada en muchas regiones. El Ejército nacional español rechazó sistemáticamente toda ayuda de voluntarios extranjeros, por entender que no los precisaba para su obra de rescatar a España del dominio rojo, ya que la superioridad moral y técnica sobre el enemigo era evidente.

En el mes de octubre se rechazaron ofrecimientos de cierta consideración como el de los voluntarios irlandeses. El Ejército rojo, al verse batido, no procedió en la .misma forma, y organizó la recluta de voluntarios extranjeros, logrando la organización de gran número de brigadas internacionales.

El Gobierno Nacional, en vista de ello, no opuso dificultad para aceptar algunos de los ofrecimientos de voluntarios que venía recibiendo. Rusia y algunos elementos del Frente Popular francés han sido los más eficaces colaboradores del llamado Gobierno de Valencia. A esta ayuda extranjera corresponde única y exclusivamente la responsabilidad de la propagación de la guerra.

Entiendo que el reconocimiento de la .beligerancia por parte de las potencias que aun no nos han reconocido como único Gobierno legitimo de España, seria un considerable avance para aclarar la situación internacional en relación con nuestra guerra civil, pues aparte de conformar la conducta de esas potencias a las normas establecidas por el Derecho Internacional, evitarían los conflictos diarios a que puede dar lugar la guerra marítima, la condición de los españoles de la zona nacional en el extranjero y el natural desarrollo de las relaciones comerciales.

El apoyo moral prestado por Alemania e Italia al Gobierno Nacional, se deriva, aparte de razones de afecto y simpatía, de la conciencia de que en los campos de España se está librando, no sólo una batalla por la defensa de la nacionalidad española, sino también por las esencias de la civilización occidental, de la cual es el bolchevique principal enemigo. La España Nacional está libre de toda hipoteca futura que limite su soberanía las naciones amigas, por boca de sus ilustres gobernantes, han hecho declaraciones concretas sobre el particular, y la esencia misma del Movimiento Nacional no podría permitir otra cosa.

El apoyo moral que España ha recibido, ha de robustecer las relaciones y vínculos de España con estas naciones. La Hacienda de nuestra zona es próspera y permite mirar con optimismo el porvenir. La Agricultura, Industria y Comercio se desenvuelven con bastante normalidad, aunque éste haya tenido, que prescindir de las importaciones de algunos artículos de lujo y superfluos. Los precios internos de la vida son muestra de abundancia y buena administración.

La preocupación vital de la España Nacional ha sido ganar la guerra, venciendo todas las dificultades interiores y exteriores que a ello podían oponerse. A tal fin, ha contado ton el apoyo del profundo y fervoroso sentimiento nacional, que dio origen al Movimiento y del que fue intérprete el Ejército. Los partidos de filiación nacionalista, enviaron sus milicias al frente, especialmente los dos más importantes: Falange Española y Comunión Tradicionalista, que han constituido un instrumento único al servicio .de la nación, en el cual se han integrado todos los españoles de buena voluntad.

En España no hay problema religioso, pues la totalidad del país es católico, y nuestro Episcopado, en general, es ejemplo de virtudes y de apartamiento de las cosas temporales. La Historia contemporánea de nuestra nación, descartando los años de República, es una muestra de comprensión y de armonía en las relaciones de la Iglesia y del Estado.


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