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Ángel Manuel González Fernández
Boletín Informativo nº 119 Pág. 20
1.ª El ex consejero del general y dictador Miguel Primo de Rivera Orbaneja, ex ministro de la República y líder socialista Francisco Largo Caballero, el 13 de noviembre de 1933 afirmó:
«El jefe de Acción Popular decía en un discurso a los católicos que los socialistas admitimos la democracia cuando nos conviene, pero cuando no nos conviene tomamos por el camino más corto. Pues bien, yo tengo que decir con franqueza que es verdad. Si la legalidad no nos sirve, si impide nuestro avance, daremos de lado a la democracia burguesa e iremos a la conquista revolucionaria del Poder». El socialista Gabriel Mario de Coca. Anti-Caballero. Crítica marxista de la bolchevización del Partido Socialista (1930-1936). Madrid, 1936, p. 121 (El chantaje de la izquierda. Las falsedades de la Guerra Civil española, Madrid, 2004, p. 13).
2.ª En abril de 1933, el gobierno republicano de izquierdas perdía las elecciones municipales parciales. En septiembre perdían las elecciones al Tribunal de Garantías Constitucionales, y los ministros socialistas salen del Gobierno. En noviembre se celebran elecciones generales y la izquierda es nuevamente derrotada (p. 13).
Indalecio Prieto Tuero, ex ministro de la República y portavoz socialista, declara en el Parlamento el 20 de diciembre de 1933:
«Decimos, Sr. Lenroux y Sres. Diputados, desde aquí, al país entero, que públicamente contrae el Partido Socialista el compromiso de desencadenar, en ese caso, la revolución». Diario de Sesiones de Cortes. Congreso de los Diputados, 20 de diciembre de 1933, p. 25 (p. 14).
3.ª Febrero de 1934. Instrucciones del Comité Nacional Revolucionario elaboradas por Francisco Largo Caballero:
«En esta acción nos lo jugamos todo y debemos hallarnos dispuestos a vencer o morir. Nadie espere triunfar en un día en un movimiento que tiene todos los caracteres de una guerra civil». Escritos de la República. Notas históricas de la guerra en España (1917-1940), Madrid, 1985, pp. 95 y 98 (p. 22).
4.ª El Socialista (órgano de la Ejecutiva del Partido Socialista), 21 de abril de 1934, portada:
«Discurso de Largo Caballero a los jóvenes socialistas.
“Yo no tengo escrúpulos de decir ante vosotros que hay que organizar nuestro ejército (…) vamos a la conquista del Poder como sea.
¡Camaradas! Organizad la lucha final. La batalla será cruel y larga”» (p. 18).
5.ª El 4 de octubre de 1934 los socialistas lanzan la Guerra Civil, y dos días después el Gobierno de la República proclama el estado de guerra (pp. 22- 25, 102 y 103).
El intelectual y liberal doctor Gregorio Marañón Posadillo, el 16 de abril de 1939, desde su exilio escribía en el cubano Diario de la Marina:
«Los políticos que eran liberales cuando empezó nuestra revolución actual —en Asturias, en 1934; y no en Marruecos, en 1936—» (p. 22).
6.ª El 23 de julio de 1936, el secretario general de la Internacional Comunista, Georgi Dimitrov, remite un documento secreto al Partido Comunista de España dictando la táctica a seguir:
«En la presente etapa no deberíamos asumir la tarea de crear soviets y de tratar de establecer una dictadura del proletariado en España. Eso sería un error fatal. Así pues, debemos decir: actuar bajo la apariencia de defender la República». RONALD RADOSH, MARY R. HABECK y GRIGORY SEVOSTIANOV, España traicionada. Stalin y la guerra civil, Barcelona, 2002, p. 45 (p. 89).
7.ª Claridad (órgano de los socialistas partidarios de Francisco Largo Caballero), 24 de julio de 1936, p. 3:
«La guerra civil es esto. Es una guerra a muerte. Las blanduras, los enternecimientos y las consideraciones secundarias se pagan muy caro. Un bombardeo sin contemplaciones es, en ocasiones, la garantía de que no tendrá que destruirse un pueblo entero» (p. 38).
8.ª Mundo Obrero (órgano central del Partido Comunista), 10 de agosto de 1936, portada:
«La consigna es: Exterminio». 24 de agosto de 1936, portada:
«¡Firmes, hasta exterminarlos!» (p. 39).
9.ª Francisco Largo Caballero, máximo dirigente del Frente Popular, recibe una carta de Moscú que contiene «cuatro consejos de amigos», el tercero de los consejos es muy significativo. La carta estaba escrita en francés —el New York Times la publicó en inglés el 4 de junio de 1939, y así lo cuenta el coronel o general republicano, el hermano Segismundo Casado López:
«A principios de octubre de 1936 era yo Jefe de Operaciones del Estado Mayor del Ejército republicano. Por esos días se presentaron en el Ministerio de la Guerra varios generales y jefes soviéticos que se decían “Consejeros amigos”. Estos militares los envió la Unión Soviética a requerimiento reiterado del Gobierno español, según se acredita en la carta que sigue, que copiamos por su extraordinaria importancia.
“CONFIDENCIAL
Al Camarada Largo Caballero.
Valencia.
Querido Camarada:
(…) hemos accedido a vuestras demandas reiteradas (…) a enviar un número de camaradas militares (…).
He aquí cuatro consejos de amigos que sometemos a vuestra consideración:
…3. No es necesario apartarse de los partidos republicanos, sino al contrario, es preciso atraerlos y aproximarse al Gobierno. Es sobre todo necesario asegurar al Gobierno el apoyo de Azaña y de su grupo, ayudándoles a salvar sus dificultades. Es necesario evitar que los enemigos de España la consideren una República comunista.
Salad fraternal.
Firma: K. Voroshilov, N. Molotov, J. Stalin. Moscú, 21 de diciembre de 1936”». Así cayó Madrid, Madrid, 1968, pp. 73 a 76 (pp. 31 y 32).
10.ª Aunque recogí en el libro algunos testimonios del liberal y antifranquista Salvador de Madariaga Rojo, no cité esta afirmación porque recogí otros testimonios y hechos más concretos dentro de los apartados que titulé: «Al precio de fracturar España» y «Al precio de una guerra civil dentro de la Guerra Civil». Esto es lo que afirmaba el ex embajador y ex ministro republicano:
«Desde aquel momento la Guerra Civil degeneró en un duelo desigual entre un ejército bien en mano de su jefe con un Estado regido por una disciplina militar, frente a una turba de tribus malavenidas, la U.G.T., la C.N.T., la F.A.I., el P.O.U.M., el P.S.U.C., el Partido Comunista, el Partido Socialista, partido por gala en dos, la Generalitat, Euskadi y otros que olvido, cada uno tirando por su lado. Esta multitud de multitudes no podía aspirar ni de lejos al nombre de alianza, porque vivía en guerra civil endémica. Y no se crea nadie que estas palabras, “guerra civil”, vengan aquí como metáfora. Tratase, por el contrario, de una descripción exacta de la realidad, con sus batallas, planes de campaña, bajas y victorias y derrotas. (…) al punto de que en la lucha solía caer tal o cual cabecilla de una u otra de estas sectas; otras de ellas, como la de los Catalanes o los Vascos, aspiraban a separarse de los Castellanos, soñando con el Estado lo más integral posible, en pleno olvido de la creación superior —aquella España todavía no plenamente realizada, de que ya casi ni se hablaba y que yacía desangrada e inerme entre unos y otros». España. Ensayo de Historia Contemporánea, México-Buenos Aires, 1955, pp. 689 y 690.
11.ª A primeros de marzo de 1937, Georgi Dimitrov recibe un largo informe de uno de sus confidentes en el Frente Popular, y con fecha 23 de ese mes remite el informe alto secreto al comisario soviético para la Defensa, el mariscal Kliment Voroshilov, y entre muchos e interesantes datos, en un párrafo dice lo siguiente:
«En la retaguardia existe un gobierno oficial permanente o, con mayor veracidad, tres gobiernos oficiales: Valencia, Cataluña y el País Vasco. En torno a esos tres gobiernos hay otros, más grandes o más chicos, más o menos autónomos, que demuestran su poder. Todo eso se debe a la debilidad gubernamental (…)». España traicionada, p. 208 (p. 49).
12.ª Cuando hacía tres días que los dirigentes del Frente Popular habían huido por segunda vez en un mes a seguro territorio francés, y esta vez para no volver —Indalecio Prieto Tuero hacía ya cien días que había huido y Francisco Largo Caballero, cuarenta—, y Madrid era testigo de la carnicería de la última batalla de la guerra civil en la Guerra Civil, entre prosoviéticos socialistas y comunistas contra anarquistas y algunos republicanos y socialistas, el 9 de marzo de 1939 Mundo Obrero afirmaba en su portada:
«El Gobierno de la República, que preside el doctor Negrín, está hoy en su puesto, como lo estuvo en los días críticos de Cataluña. Falta a la verdad quien diga lo contrario» (p. 127).