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José Jardón Méndez-Vigo
Boletín Informativo nº 119 Pág. 17
El 5 de octubre de 1934 (viernes) San Esteban de Pravia quedó totalmente paralizado sumándose a la huelga general revolucionaria declarada por los sindicatos marxistas y dirigida principalmente por el Partido Socialista Obrero Español. Tenía un censo de 500/600 obreros.
El comandante del puesto de la Guardia Civil, sargento Jesús Ferrero Freire, con los guardias a sus órdenes, los guardias civiles del puesto de El Pito-Cudillero y los carabineros del puerto, en total unos dieciséis hombres, se concentraron en el edificio de la Junta de Obras del Puerto que consideraron el más adecuado para aquellas circunstancias. Así, el pueblo y puerto quedaron en poder de los huelguistas revolucionarios sin ningún incidente. Entre los dirigentes de la huelga revolucionaria en San Estetan de Pravia, recuerdo a José Cenitagoya (ferroviario y comunista), Modesto (ferroviario y socialista), José Higuera (obrero portuario y socialista), Sergio Concejo (de profesión botero y comunista), Moreno (zapatero y comunista).
Los guardias civiles y carabineros permanecieron encerrados en su improvisado cuartel sin ser hostilizados por los revolucionarios.
El día 9 de octubre (martes), hacia el mediodía, realizaron una salida apareciendo por los muelles del puerto varias parejas de guardias civiles y carabineros desplegados, disparando algunos tiros al aire que despejaron rapidísimamente los muelles y principales calles, entre grandes sustos y carreras. Después de aprovisionarse de algunos víveres en los comercios del puerto, las fuerzas se retiraron a su improvisado cuartel.
Llega el destructor «Churruca»
El día 10 de octubre de 1934 (miércoles), en las primeras horas de la mañana, los tres prácticos del puerto de San Esteban de Pravia, Enrique Valdés Prida, Romualdo Jardón y Juan Antonio Corrales, pudieron salir en su canoa al encuentro de un buque de guerra que, desde el atardecer del día anterior, había recalado en la boca del puerto demandando práctico para entrar. Al apro ximarse al buque, los prácticos conocieron que se trataba del destructor «Churruca», uno de los barcos más modernos de la Marina de guerra española.
Con los tres prácticos en el puente de mando, el buque arribó al puerto sin novedad y fondeó en boyas en el centro de la dársena con la proa hacia San Juan de la Arena, a la altura de la casa-chalet de don Rafael Altamira (hoy de los herederos de don Vicente Gonzalo Ortúzar.
La llegada del «Churruca» puso fin a la huelga general revolucionaria declarada por las organizaciones marxistas que dominaron el pueblo y el puerto de San Esteban de Pravia y todo el municipio de Muros de Nalón, desde el día 5 de octubre.
Al fondear el «Churruca» en la dársena, los guardias civiles y carabineros abandonaron su encierro. Poco tiempo después, en cumplimiento de órdenes de sus superiores, comenzaron las detenciones de los principales dirigentes de la huelga revolucionaria, que fueron conducidos al buque de guerra donde quedaron presos. El número de los detenidos en este primer día y en el siguiente, creo que serían, aproximadamente, entre veinte y treinta, la mayoría vecinos de San Esteban de Pravia y otros de los pueblos más cercanos.
Mi padre, Romualdo Jardón, por su cargo de práctico del puerto, tenía una relación fluida con el comandante del «Churruca» y, al enterarse de las detenciones, algunos vecinos suyos desde su juventud, habló con el comandante para pedirle que tratase a los presos con la mayor benevolencia y humanidad posibles. El comandante le garantizó que mientras los presos estuviesen abordo de su barco, serían tratados con toda humanidad y respeto, que comerían el mismo rancho que la tripulación y que sus calabozos disponían de las condiciones indispensables.
El viaje del «Churruca» a Gijón
Dos días después de su arribo a San Esteban de Pravia, es decir, el día 12 de octubre, el destructor «Churruca» abandonó el puerto rumbo a Gijón en viaje de ida y vuelta en el mismo día. Para sacar el barco del puerto y meterlo a la vuelta, hicieron el viaje a Gijón, en el puente de mando, los tres prácticos del puerto ya citados.
El objeto del viaje era recoger en Gijón (Musel) dos compañías de infantería de guarnición en El Ferrol llegadas por mar a Gijón, y trasladarlas a San Esteban de Pravia. Aprovechando el viaje, el «Churruca» desembarcó en Gijón los presos que llevaba a bordo, entregándolos a las autoridades competentes.
La gran patraña marxista
De todos es sabido que los socialistas y comunistas utilizan la mentira como arma política y no tienen el menor reparo en lanzar las más disparatadas patrañas, sin fundamento alguno, para consumo de los siempre dispuestos a creer toda versión, disparatada o no, que proceda de sus líderes marxistas.
Aprovechando el viaje del «Churruca» a Gijón el día 12 de octubre, los marxistas se inventaron la grande y vergonzosa patraña que circula ahora, en nuestros días, setenta y dos años después. Y con el mayor descaro, dicen:
«Los cientos de presos que el “Churruca” llevaba en sus bodegas o sollados, fueron “fondeados” en alta mar con una piedra (o bala de cañón) atada al cuello».
Los presos fondeados en el mar, asesinados, los elevan a varios centenares (¿o serán millares?) porque, según los marxistas, habían llegado al puerto de San Esteban de Pravia numerosos camiones con revolucionarios presos en Sama de Langreo, Mieres y otros puntos de la cuenca minera, que fueron embarcados en el «Churruca».
Voy a desmontar tan vergonzosa patraña con las siguientes razones:
1.ª Los tres prácticos del puerto de San Esteban que hicieron el viaje de ida y vuelta en el puente de mando del «Churruca» no contemplaron ningún lanzamiento de presos al fondo del mar, que dado el elevado número de los «fondeados» (varios centenares, según dicen), no hubiera pasado desapercibido. Fue un viaje normal, sin ninguna clase de incidentes, en el que los tres prácticos admiraron la gran velocidad del buque a 32 millas/hora, muy superior a las 10/12 millas de los barcos mercantes.
2.ª La ocupación de la cuenca minera, Sama de Langreo, La Felguera, Mieres, etc., no tuvo lugar hasta el día 19 de octubre de 1934, en el que entró el ejército con tres columnas mandadas por el teniente coronel Yagüe, el coronel Solchaga y el general López Ochoa (Jefe), después del acuerdo de este último con el líder marxista Belarmino Tomás para la ocupación pacífica de la cuenca minera. Por tanto, es imposible que llegaran presos de Sama de Langreo, Mieres, etc., al «Churruca» antes del viaje de este buque a Gijón el 12 de octubre, cuando la cuenca minera fue ocupada siete días después.
3.ª Los dirigentes revolucionarios de San Esteban de Pravia antes citados, José Cenitagoya, Modesto, José Higuera, Sergio Concejo, Moreno, y demás acompañantes presos en el «Churruca», fueron desembarcados sanos y salvos en Gijón y entregados a las autoridades correspondientes, y ninguno de ellos fue fusilado. Prueba de ello es que estos mismos dirigentes marxistas fueron los que formaron parte del Comité de Guerra de San Esteban de Pravia el 18 de julio de 1936 al producirse el Movimiento Nacional. Aclaro que Sergio Concejo no se integró en el Comité de Guerra de San Esteban porque entonces residía en Pravia y formó parte del Comité de Guerra de esta villa.
Así es la «Memoria histórica» de la actuación del destructor «Churruca» en la revolución de octubre de 1934.
Pasados unos días y pacíficada la provincia de Asturias, el «Churruca» abandonó por segunda y última vez el puerto de San Esteban de Pravia con destino a su base, sin llevar abordo ningún preso.
Yo estaba allí y puedo dar veraz testimonio de aquellos acontecimientos sin trastocar o alterar la Memoria histórica y con rigurosa sujeción a la verdad.
Epílogo trágico
Los Jefes y Oficiales del destructor «Churruca» eran los siguientes: Comandante: don Fernando Barreto Palacios, Capitán de Navío Segundo; Comandante: señor Bustillo, Capitán de Corbeta; Teniente de Navío: don Antonio Díaz González-Aller[1]; Alféreces de Navío: señores Garcés, Araez, Silvestre y Vicente Oliag.
El comandante y varios oficiales del destructor «Churruca», ya pacificado San Esteban de Pravia, estuvieron en nuestra casa invitados por mi padre (Práctico del puerto) a tomar unos vasos de leche fresca y unas pastas. Desde casa admiraron y elogiaron el paisaje que contemplaban y, después de consumir la sencilla merienda, se despidieron cordialmente.
Bien ajenos estaban entonces a que, algunos meses después, el 19 de julio de 1936, el destructor «Churruca» sería dominado por la marinería amotinada y todos ellos, comandante y oficiales, se rían detenidos y encerrados por su propia tripulación.
Unas semanas después, el 20 de agosto de 1936, fueron desembarcados y fusilados en Málaga por los fanáticos servidores de aquella revolución marxista que en octubre de 1934 habían contribuido ellos a derrotar.
En el 75 aniversario del arribo del destructor «Churruca» al puerto de San Esteban de Pravia.
[1] El Teniente de navío D. Antonio Díaz González-Aller pasó el día anterior, 18 de julio de 1936, a mandar la motonave «Ciudad de Algeciras» con el primer transporte del ejército de África sobre Cádiz. Así se salvó de ser apresado y fusilado en Málaga.