¡Tu carrito actualmente está vacío!
Puedes consultar la información de privacidad y tratamiento de datos aquí:
- POLÍTICA DE PROTECCIÓN DE DATOS
- SUS DATOS SON SEGUROS
Salvador Fontenla Ballesta
El DRAE (1.972) define al fundador como a la persona que “funda”, y fundar como: “erigir, instituir un mayorazgo, universidad u obra pía, dándole rentas y estatutos para que subsistan y conserven”. Es decir, para ser considerado un fundador hay dos condiciones determinantes: “instituir” y a la institución “dotarla de medios y estatutos” para que sobreviva. Santa Teresa de Jesús es el ejemplo español, más eminente, de lo que es un fundador.
El fundador de una unidad militar, si nos atenemos a la definición del DRAE, le correspondería al gobierno en su conjunto, porque es una decisión colegiada (firme quien la firme o sanciones) y porque es el único que tiene capacidad de dotarla de un reglamento y de un presupuesto.
Sin embargo, tradicionalmente en los ejércitos españoles se ha considerado fundador al primer jefe que tuvo la unidad o centro recién creados. Seguramente porque la Doctrina militar española “se basa en la indiscutible importancia de los valores morales e intelectuales”, por encima de los materiales de organización, equipamiento y presupuestos, y es el primer jefe el encargado de imprimir el espíritu de cuerpo.
Tenemos innumerables ejemplos que demuestran que el ejército español ha considerado como fundador de un cuerpo, unidad o centro militar, a su primer jefe:
El fundador del Tercio de Extranjeros (ahora Legión) por esta regla de tres, es indudable que le corresponde, según la secular tradición española, al teniente coronel Millán Astray, que fue su primer jefe en el año 1.920, el que le imprimió inicialmente su peculiar espíritu, reflejado en el “Credo Legionario” (basado en la tradición militar española y no en el exótico bushido de los samuráis). Sin restar mérito al resto que lo planearon y lo decidieron en sus diferentes niveles de autoridad y competencia.
Por otro lado, la Legión había nacido por y para el combate. Su instructor y su forjador como una excelente unidad de combate fue Franco, lugarteniente de Millán Astray y primer jefe de la I Bandera.
Franco mandó más tiempo el Tercio, durante las campañas de Marruecos, que Millán Astray, a causa de sus dos heridas de combate (1921) y por cese en el destino. Pero, sobre todo, porque Franco fue el jefe táctico sobre el campo de batalla en el sector oriental, donde se desarrollaba el ciclo de operaciones, mientras que Millán Astray se dedicó más a la organización y administración del Tercio, teniendo su residencia oficial en Ceuta, en la zona occidental. Un ejemplo de la anterior afirmación es que, concedido unos días de permiso al comandante Franco por haber finalizado el ciclo de operaciones, fue relevado durante su ausencia por el teniente coronel Millán Astray, cuando la norma es que la sucesión de mando sea descendente y no ascendente.
Franco fue el principal responsable de la terrible eficacia del Tercio en combate, al que dirigió directa y personalmente en las operaciones más importantes en las que intervino en Marruecos:
Franco redactó una serie de instrucciones tituladas: “Prevenciones a las Banderas” (1923), “Instrucciones generales de paz y guerra” (1924) y las “Instrucciones generales para el régimen interior de los cuerpos” (1924) en las que quedaron reflejados los procedimientos tácticos en el combate, normas de disciplina y administración. Manuel Aznar, escribió en el prólogo al Diario de una Bandera: El comandante Franco Bahamonde fue quien la formó (la Legión), a imagen y semejanza de su propio espíritu.