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Salvador Fontenla Ballesta
General de Brigada de Infantería (R)
La guerra es una lucha de voluntades, en la que una trata de imponerse a la otra. También se puede considerar como libertad de acción. Dentro de la dinámica de la guerra, es de vital importancia saber aprovechar, de forma oportuna, los errores que brinda el enemigo, porque es donde mejor presenta su Talón de Aquiles.
Franco como Generalísimo fue el responsable del planeamiento estratégico, de la organización y adiestramiento táctico de un ejército como herramienta eficaz para ejecutar sus planes. Desde el punto de vista estratégico supo explotar los errores de sus enemigos, y lo hizo de forma magistral.
Podemos poner varios ejemplos, pero trataremos ahora de dos: batalla de Teruel y batalla del Ebro.
La batalla de Teruel.
Liquidado el Frente Norte por el Ejército Nacional (EN), el fiel de la balanza se inclinaba decididamente sobre este. El Ejército Popular de la República (EPR) necesitaba urgentemente algún éxito, para contrarrestar tan duro quebranto.
El EPR aprovechó la parada operacional del EN, para reorganizar su masa de maniobra y hacer los correspondientes desplazamiento de tropas y logísticos. La masa de maniobra del EPR seguía concentrada en el Frente de Aragón, donde había fracasado en su contraofensiva de Belchite para detener el avance del EN en el Norte.
El objetivo elegido fue la ciudad de Teruel, próximo a su masa de maniobra, y considerado un objetivo fácil, porque estaba situada en un saliente, amenazado por los flancos, deficientemente guarnecidos.
La ofensiva del EPR consiguió conquistar la ciudad turolense, después de una dura lucha, en unas muy duras condiciones climáticas. Esta conquista fue explotada por el gobierno del Frente Popular, exaltando exageradamente la victoria a niveles nacionales e internacionales.
Pero, el general Rojo había cometido graves errores de evaluación y en el planeamiento de la ofensiva:
Además también cometieron errores tácticos:
La conquista de Teruel fue una victoria pírrica para el EPR, porque su desgaste fue brutal. Ocasión que aprovechó Franco para enfrentar a las dos masas de maniobra en Teruel y sus alrededores. El resultado fue devastador para el EPR:
La batalla del Ebro.
La batalla del Ebro fue una insensata aventura del general Rojo, apremiado por la angustiosa situación de su Ejército de Levante, que ponía en peligro la caída de Valencia y con ella, toda la costa levantina, embolsando a los ejércitos del Centro, Andalucía y de Extremadura, privándoles de los recursos agrícolas de las huertas valencianas y murcianas.
El EPR en Cataluña aprovechó el respiro que le proporcionaba el bando nacional, al dirigirse contra Valencia, para reorganizar otra masa de maniobra, lo que consiguió en poco tiempo, pero con mala calidad, al tener que movilizar a reemplazos muy jóvenes y muy mayores, poco motivados y con escasa capacidad combativa.
El paso del río Ebro por el EPR estuvo minuciosamente preparado pero, más allá, no tenía ninguna otra finalidad estratégica o táctica:
Entonces fue cuando el EPR cometió otro gran error, en vez de repasar el río, decidió defender a toda costa el terreno ocupado. Era una decisión que habría suspendido en cualquier escuela de estado mayor:
Franco aprovechó la oportunidad que le presentaban en bandeja para destruir a la masa de maniobra del enemigo y su voluntad de lucha, y acabar más rápidamente la guerra. Como así fue, con una victoriosa batalla de desgaste que dirigió personalmente.
Conclusiones.
Es un error historiográfico considerar, para mermar la figura militar del Caudillo, que la iniciativa fue siempre del EPR y que Franco fue a su remolque. Solamente lo hizo, y de forma parcial en Brunete, donde reforzó a sus fuerzas, pero sin retirar del frente Norte el grueso de su masa de maniobra.
Las otras contraofensivas del EPR (Granja, Huesca, Belchite, Balaguer y Peñarroya) no le hicieron cambiar los planes, como pretendían, porque las valoró debidamente y continuó con las operaciones previstas. El EPR, sin embargo, en Teruel y el Ebro, cometió graves errores, estratégicos y tácticos, que Franco hábil y rápidamente explotó para desfondarlo en Teruel, y destruirlo en el Ebro.