Franco, elecciones y futuro de España. Declaraciones a Lorenza Azcárraga, para “Sol de México”, por Blas Piñar

 

 

Blas Piñar López

Entregadas el 24 de mayo de 1.977

 

1.- ¿Cuál es su visión de la situación política de España actualmente, y cómo ve el nuevo Gobierno de Adolfo Suárez en relación con la dirección única de Francisco Franco? ¿Cuál es la posición suya y la de su grupo a este respec­to?

En primer lugar, Franco no fue titular absoluto del poder. Un exa­men, por superficial que sea, de nuestro ordenamiento constitucional, revela que el principio de la unidad de mando no estaba reñido con la existencia de un conjunto de instituciones. Un examen complementario y objetivo de la realidad vivida, prueba, además, que dichas instituciones eran activas y eficaces.

Piénsese, y sólo a título de ejemplo, en las Cortes, que repetidas veces devolvieron o rectificaron a fondo los proyectos de ley enviados por los Gobiernos de Franco.

Yo mismo, que me considero franquista y leal al 18 de julio, fue enmendante a la totalidad de algunos proyectos, en diversas ocasiones.

Es ahora, precisamente, cuando se instaura desde el poder un siste­ma democrático de signo liberal y cuando el Decreto-ley se ha convertido, sin consultar a las Cortes, en algo habitual.

 

2.- ¿Qué piensa usted de las próximas elecciones y de la participación en ellas del Centro democrático y de D. Adolfo Suárez como candidato en ese Cen­tro?

Creo que es un error la existencia de un partido oficialista y la presentación al frente del mismo en las futuras elecciones del Presidente del Gobierno.

Todo el aparato administrativo del Estado, incluyendo los medios poderosos de información que controla o domina, ya han sido puestas al servicio del Presidente del Gobierno y de su partido.

Es verdad que algunas agrupaciones políticas, reconocidas o ilega­les, han tenido acceso gratuito y reiterado a la Televisión y a las emisoras de radio oficiales, pero a mí personalmente y al partido legalizado que presido, sólo se me concedieron tres minutos el pasado dos de diciembre de 1.976 para exponer las razones por las cuales votaríamos que “no” a la llamada Ley de Reforma política.

Creo que, con infracciones legales gravísimas por parte del ejecutivo, y el desorden y el temor en la calle, las elecciones serán una farsa.

 

3.- ¿Cree usted que las nuevas Cortes van a ser constituyentes? ¿Cuál es su opinión sobre la autodisolución de las Cortes del Régimen de D. Francisco Franco? ¿Asistió Vd. a ese proceso?

Las Cortes se auto disolvieron cuando el bloque de procuradores, integrados en la “Alianza Popular” de Fraga Iribarne, regaló sus votos al Gobierno Suárez y le dio un cheque en blanco para que hiciera la Reforma política.

Esta Reforma, tanto la propugnada por el señor Fraga siendo vicepresidente del primer Gobierno de la Corona, como la que está realizando en idéntica dirección el señor Suárez, es una auténtica ruptura del Régimen de Fran­co, hecha desde el poder y con todos los resortes del poder.

De aquí que, derribado ya en gran parte por los dos Gobiernos de la Monarquía el edificio constitucional del franquismo, resulte lógico que, dígase o no, a efectos electorales, las nuevas Cortes serán constituyentes.

Yo asistí a ese proceso, lo vi con mucha anticipación e hice todo cuando estuvo modestamente a mi alcance para evitarlo.

 

4.- ¿Cómo ve el futuro político de España y de sus llamadas regiones o países?

De seguir las cosas por el derrotero emprendido, es decir, por el que marca la decisión frívola de destruir el Estado nacional forjado con un inmenso sacrificio, y al que España y los españoles debemos casi cuarenta años de progreso, veo muy mal, no sólo el futuro político, sino el social, el moral y el económico.

Lo que se está haciendo no es otra cosa que arruinar a España en todos los órdenes, hacerla regresar a la anarquía y al caos, y en última instancia, dividirla en esas supuestas nacionalidades, aniquilando y desterrando el mismo nombre de España.

 

5.- ¿Cree Vd. como se dice, que en alguna forma se ha formado un pacto entre Suárez y el Partido Comunista? ¿Cuál?

Si por los frutos se conocen los árboles y por los resultados las causas, para mí es evidente que ese pacto ha existido y existe.

El regreso de los máximos dirigentes comunistas, su actuación libre y organizadora, la legalización del partido que les apoya y la amnistía total a los condenados por los más bestiales delitos de terrorismo, son frutos bas­tantes para saber los objetivos, entre otros, de ese pacto.

 

  1. – ¿Cuál es la posición de su grupo con respecto a las relaciones del mundo empresarial y el mundo obrero? ¿Cómo piensa usted que será en la Nueva Espa­ña?

Yo no soy profeta, y por tanta solo puedo decirle, examinando con lógica los hechos, lo que puede ser tal futuro si las cosas continúan por donde van.

Por lo que respecta a las relaciones laborales, el Régimen del 18 de julio, recogiendo la doctrina de los pensadores de la Tradición y de José Antonio Primo de Rivera, enmarcó esas relaciones en el Sindicato único y ver­tical, en el que confluían amistosamente los empresarios, los técnicos y los productores. Ese Sindicato produjo la paz social, y -convertido en Corporación de Derecho público- consiguió, sin luchas, huelgas y enfrentamientos, mejoras de carácter social y económico, que para sí quisieran los trabajadores de mu­chos países que se llaman adelantados.

El sindicato único y vertical, que fue un logro al que jamás debió renunciarse, es uno de los grandes objetivos de la clase trabajadora. A tra­vés de la representación sindical, los trabajadores estaban en los municipios y en las Cortes. Su actual disolución y su reemplazo por los sindicatos revanchistas, politizados y de clase, han sido un error muy grave, que ya estarnos pagando con la ruina de las empresas y el paro subsiguiente.

 

7.- ¿Qué piensa Vd. de la crisis que atraviesa la economía española y cuáles son las medidas específicas que Vd. propone para combatir la inflación, que llegará al 30%?

La inflación obedece a dos factores: uno ajeno a España y otro interior.

El primero, actúa como consecuencia de la elevación del precio de las importaciones necesarias, el petróleo y sus derivados, por ejemplo.

El segundo es consecuencia de la inseguridad producida por la falta de confianza en el futuro.

El primer factor sólo puede combatirse con el ahorro de toda impor­tación superflua, y con la sustitución del petróleo, como fuente de energía, por la hulla, los aprovechamientos hidráulicos exhaustivos, el alcohol y la energía atómica y solar.

El segundo factor sólo se combate con un Estado nacional fuerte, apoyado en convicciones muy firmes, que mantenga el binomio liberad y autori­dad, y que superando el liberalismo infecundo y proclive a la marxistización, se ponga al servicio de España y del bien común de los españoles.

 

8.- ¿Qué opina del deterioro de la balanza comercial con los países capitalistas, espacialmente con los EE.UU.?

Nuestra balanza comercial no es sólo deficitaria con respecto a los Estados Unidos y a los países capitalistas.

Una de las cosas que se nos ha dicho para alucinarnos, es que las amplias relaciones comerciales y políticas con las naciones de más allá del telón de acero o de bambú, nos compensarían, al diversificar nuestra presencia en los mercados internacionales, de ese déficit crónico con los países capitalistas.

Lo cierto es que no ha sido ese el resultado, como prueban las informaciones oficiales.

El endeudamiento, por consiguiente, aumenta.

 

9.- ¿Cuál es su sentir respecto al endeudamiento a la banca internacional que ya es llamada la hipoteca de España?

Usted lo ha dicho muy bien. España, por ese progresivo endeudamien­to y para sobrevivir, se hipoteca. Y naturalmente, cuando las obligaciones garantizadas con esa hipoteca no se pueden cumplir, el acreedor interviene en la vida de la comunidad, deudora y ejecuta su hipoteca, dominándola económica­mente y privándola de hecho de su soberanía.

 

10.- ¿Cuáles prevé Vd. que sean las relaciones de España con Latino América?

A mí, por amor a las naciones de América, a las que España dio con­ciencia nacional, como madre de pueblos, la palabra Latinoamérica, que considero una injusticia histórica, no sólo me molesta, sino que me ofende, tanto como español como ciudadano de una amplia comunidad de países.

Sentado esto y utilizando con mayor exactitud el término Hispanoamérica, le diré que ahí, en esa Comunidad, se halla nuestro mundo; el del espí­ritu, el de la cultura y también el de los intereses.

 

  1. – ¿Con EE.UU. en relación a las bases militares?

España, por muchas razones, se halla en el campo occidental. Nuestra postura antimarxista no ha sido retórica, como la de muchos, sino real y sacrificada, en una guerra que duró tres años y que nos exigió la vida de un millón de españoles.

Ahora bien, una cosa es que por fidelidad a nosotros mismos no huyamos de los deberes que dicha fidelidad nos supone, y otra que en territorio nacional existan bases militares extranjeras, de cualquier país.

Si para el dispositivo de defensa de Occidente dichas bases son ne­cesarias, me parece bien que existan, pero con mandos y dotación sólo y exclusivamente españoles, aunque se nos faciliten las máquinas y las armas preci­sas, en el caso de que España no sea capaz de producirlas.

 

12.- ¿Con Europa y el Mercado Común?

España, que es esencialmente un país americano, está geográfica y culturalmente en Europa. Mas aun es la única Europa que conserva los valores espirituales -si no acabamos frívolamente destruyéndolos- capaces de reconstruir la Europa de hoy, en trance de muerte, acobardada por los inmensos peligros que la acechan.

 

13.- ¿Con los países socialistas y en concreto con las relaciones con la U.R.S.S.? Creo que cuando era Vd. procurador en Cortes vetó estas relaciones.

Yo me opuse, no a las relaciones comerciales, sino al “status” diplomático que, con disimulo, durante la época del señor López Bravo como ministro de Asuntos Exteriores, se concedió a las representaciones comerciales de los países comunistas.

La argumentación por mí esgrimida en el amplio debate de la Comisión correspondiente, no sólo no fue contradicha, sino que la realidad, luego, ha demostrado que era incontestable.

Entre los argumentos empleados, había uno que eludía al hecho de que, si reconocíamos políticamente a los comunistas en los gobiernos de otras naciones, no había razón alguna para no reconocerlos plenamente aquí, porque los comunistas no eran buenos cuando detentaban el poder fuera, y malos cuan­do nos combatían dentro.

Pues bien; haciendo uso explícito y detallado de este mismo argumento, el Gobierno de la Monarquía ha establecido a nivel de Embajada, relaciones diplomáticas con la U.R.S.S. y con los países sovietizados, y el presidente Suárez ha legalizado, tanto al Partido Comunista de España, como al parti­do independiente que en Cataluña se denomina “Partido Socialista Unificado”.

 

14.- ¿Cuál es su opinión sobre el control de la natalidad, aborto, anticonceptivos?

Por supuesto, como católico y simplemente como hombre, estoy en contra del aborto, que supone el peor de los homicidios: el de un ser indefenso; y de los anticonceptivos, que niegan la fuente de la vida.

El anticonceptivo nunca puede usarse como un fin, sólo como medici­na y en los casos de la llamada causalidad de doble efecto.

 

15.- ¿Sobre el matrimonio y el divorcio?

El matrimonio, incluso el civil, es, por derecho natural, indisolu­ble. El divorcio vincular es como la fisión del átomo, y por muchas que sean las razones que se aduzcan a favor del divorcio, al romper la célula de la comunidad política, pone en juego tales fuerzas disgregadoras y disolventes, que sólo el egoísmo puede aconsejar su legalización.

 

  1. ¿Cómo interpreta el fenómeno de la familia y cómo la ve en el futuro?

La familia es un bien imponderable. En ella puede guardarse con amor la semilla de lo esencial, cuando falla o se corrompe en las otras sociedades más amplias.

Por eso se ataca a la familia desde todos los frentes y por eso cuando se hiere a la familia se produce el desquiciamiento síquico de sus miembros. El día en que la familia quede contaminada también, se habrá perdi­do la última esperanza de salvación.

De aquí que, en nuestro programa político, se dice: “defenderemos y protegeremos a la familia, manteniendo en las leyes la unidad e indisolubili­dad del matrimonio”.

 

17.- ¿Sobre la protección de los enfermos, desvalidos, etc.?

Hoy forma parte de toda política social sensata la ayuda a las familias en las que hay minusválidos y subnormales.

Por lo que respecta a los enfermos y accidentados, la Seguridad So­cial debe cubrir, y de hecho en España cubre, y con verdadera amplitud, tales riesgos. Este ha sido uno de los grandes logros del Régimen de Franco. Aquí dan a luz las esposas de los trabajadores con los mismos cuidados, asistencia y atenciones que las esposas de los hombres mejor acomodados.

 

18.- La esencia de una sociedad es la educación. ¿Como piensa resolver el problema educacional?

La educación de los hijos corresponde a los padres. Sólo éstos tie­nen la facultad de delegar en quien estimen oportuno ese derecho. Si el Esta­do contorsiona sus derechos o los confisca, comete una infracción grave.

Partiendo de este principio, el derecho a la cultura debe garanti­zarse a todos; lo que no exige que todos, aun los no capacitados para ello, se gradúen en las Universidades.

Cuanto se invierta por las Corporaciones públicas, las instituciones privadas y las familias, para que el acceso a la cultura sea un hecho, me parecerá poco. Pero, al contrario, me parecerá un despilfarro inútil y contraproducente la masificación de la Universidad, que conduce a una decadencia de la cultura que se pretende difundir, y a un paro intelectual y profesional, cuna de resentidos y marginados.

La alta cultura es, se quiera o no, por un criterio colectivo, minoritario. La cultura elemental primero, y después la media, debe ser, en lo posible, común a todos los ciudadanos.

La gratuidad universal de la enseñanza que seduce en teoría, es utópica. Solo se aprecia y valora lo que supone sacrificio. Sólo el que no puede pagar la enseñanza de sus hijos, o el que no puede pagarla del todo, debe re­cibir la ayuda económica necesaria, bien, directamente, por medio de las be­cas de estudio, bien, indirectamente, por medio de la subvención a los establecimientos docentes particulares o de la creación de establecimientos oficiales con cargo al presupuesto del Estado y de las Corporaciones públicas.


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