Franco visto por sus ministros: José Solís Ruiz

Franco visto por sus ministros.

Coord. Ángel Bayod

Página 102

Franco transformó una España en alpargatas, en una nación que formó entre las doce más prósperas del mundo.

Abogado y militar. Ministro secretario general del Movimiento del 25 febrero 1957 al 29 octubre 1969 y del 18 junio 1975 al 5 diciembre de 1975. Ministro de Trabajo con la Corona desde el 11 diciembre 1975 al 8 julio 1976. Nació en Cabra (Córdoba) e! 27 de setiembre de 1913. Al terminar la guerra civil, en la que intervino como voluntario, ingresó en la Organización Sindical. En 1944 pasó a la Vicesecretaría Nacional de Ordenación Social, impulsando la organización de las primeras elecciones sindicales. Dos años después convocó el I Congreso Nacional de Trabajadores. Ha desempeñado los gobiernos civiles de Pontevedra y de Guipúzcoa. El 19 de setiembre de 1951 fue nombrado delegado nacional de Sindicatos y consejero del Reino, cargo que mantuvo acumulado al de ministro, al tomar posesión en 1957 de la Secretaría General del Movimiento. Durante esta etapa se crearon los Consejos de Trabajadores y de Empresarios, los consejos económicos regionales, la Formación Profesional Acelerada y se constituyó el Congreso Sindical, entre otras realizaciones. Al cesar como ministro se incorporó al Colegio de Abogados de Madrid, dedicándose al ejercicio profesional y formando parte como consejero de empresas privadas. Ha sido miembro de la Comisión Permanente de las Cortes y consejero nacional del Movimiento por designación del Jefe del Estado. Ha presidido el Comité Internacional de Defensa de la Civilización Cristiana. El 7 de mayo de 1975 ascendió a general auditor, pasando a la situación de reserva posteriormente. Está casado y tiene trece hijos y una sobrina adoptiva. Fallece en Madrid, el 30 de mayo de 1990.

¿Cuál es su visión personal del anterior Jefe de Estado?

En infinidad de ocasiones las he manifestado. El Generalísimo Franco era hombre austero, con un elevado concepto del servicio a la Patria, de muy profundo patriotismo, muy trabajador, afable en el trato sin exageración, preocupado por todo a lo que nuestro pueblo afectase, con profundo sentido social, preocupado por la situación de todos los españoles, pero muy especialmente por la de los trabajadores. No le agradaba la lisonja, ni que se criticase a un compañero. Defendía a los que ocupaban un puesto político y no aceptaba las habladurías. Recuerdo que cuando viajaba, llevaba un bloc en el que tomaba nota de aquello que veía y consideraba debería arreglarse; carreteas, población que no veía cuidada, posible repoblación forestal, viviendas abandonadas, campo mal cultivado, etc. De cada uno de sus viajes, los ministros recibíamos alguna indicación sobre posibles obras o mejoras. Militarmente, todo el mundo reconoce su elevada preparación. Fue el general más joven del mundo por méritos de guerra y su paso por la Academia General infundió un nuevo espíritu a nuestro Ejército. Políticamente, tenía junto a su patriotismo y alto espíritu de servicio y preocupación social, una gran templanza en los momentos difíciles, como cerco internacional, ataques a España, etc., y un gran sentido común. Virtud suya era el escuchar y después de pensarlo, decidir. No le agradaba dejar los asuntos sin resolver. Le agradaba que los Gobiernos cumplieran su mandato durante el mayor tiempo posible, considerando que en poco tiempo poco o nada se puede hacer. Era respetuoso al referirse a políticos extranjeros. En lo religioso practicaba el Catolicismo, con respeto a otras creencias. Le oí decir en varias ocasiones que los hombres que creen en Dios, aunque practicasen religión diferente, tienen mucho en común, sobre todo en relación con los que no creen en nada. Su preocupación era que el pueblo español mantuviese su unidad y entendimiento y que se consiguiese para él un mayor nivel de vida. Le agradaba la política de viviendas, de formación profesional, sanitaria, de previsión social, de transformación de nuestro campo. Sobre esto último, consideraba que a veces no se marchaba al ritmo de sus deseos. Le vi sufrir ante un sufrimiento de nuestro pueblo. Estaba convencido que junto a la democracia inorgánica de partidos, que podía venir bien para algunas naciones, cabía para otras, la democracia orgánica, donde el hombre designase democráticamente sus representantes, entre grupos que le eran afines y a cuyos componentes conocía. La familia representada entre componentes de sus Asociaciones: los empresarios, los técnicos y el resto de trabajadores, a través de sus Sindicatos, sin partidismos; los integrantes de un pueblo a través de sus Municipios. Repetía que esta democracia podía ser útil para España, pues temía el excesivo partidismo de los españoles, los separatismos y todo aquello que pudiese poner en peligro la unidad de la Patria o el entendimiento entre los españoles. En una palabra, creo que Francisco Franco ha sido uno de los políticos más importantes que España ha tenido. Transformó a una España en alpargatas, en una nación que formó entre las doce más prósperas del mundo. Consideró que la traída de la Monarquía era necesaria para la unidad y continuidad de España. Por el entonces Príncipe, sentía un muy especial afecto. Al Ejército, lo consideraba como su segunda familia, y sentía respeto por la Jerarquía eclesiástica. 


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