Su vida está influenciada fuertemente por las vicisitudes del Gobierno de su padre, sobre todo por su dimisión y los acontecimientos que la acompañaron, como siempre ocurre en las dictaduras, cuando se inicia un eclipse y posterior desaparición, grupos que anteriormente habían sido más o menos incondicionales, adoptan posturas más cómodas y a José Antonio tanto oportunismo no pudo menos que repugnarle.
Se licenció en Derecho por la Universidad Central de Madrid el mismo año en que se produjo el pronunciamiento de su padre (1923), ejerciendo la abogacía en Madrid (1925) sin inmiscuirse en la política. En 1930 heredó de su padre el Marquesado de Estella. El 2 de Mayo de 1930 aceptó el cargo de Vicesecretario General de Unión Monárquica, con el propósito de reivindicar la memoria de su padre y de esta manera empezó a intervenir en la política. Se presentó a las elecciones en 1931, pero es derrotado por su contrincante conservador Bartolomé Cossío.
En 1933 se publicó
El Fascio, donde escribió un artículo:
Orientaciones hacia un nuevo estado y, junto al aviador
Julio Ruiz de Alda, creó el Movimiento Sindicalista Español, MES, que sería el embrión de la Falange.
El 29 de octubre de 1933, a pesar de la persecución por parte de la Dirección General de Seguridad, se celebró el Acto Fundacional de Falange Española, en el Teatro de la Comedia de Madrid, en donde intervinieron, además de José Antonio, Julio Ruiz de Alda y Alfonso García Valdecasas. En noviembre de ese mismo año obtuvo el acta de diputado independiente por Cádiz.
Desplegó extraordinaria actividad para propagar en provincias el ideario falangista y fundó varias revistas y periódicos con el mismo fin, como
FE. Fusionó su movimiento con el de
La Conquista del Estado de
Ramiro Ledesma Ramos y con las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica de
Onésimo Redondo Ortega. Así nació Falange Española de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, FE de las JONS, cuya dirección quedó a cargo de un triunvirato formado por José Antonio Primo de Rivera, Ramiro Ledesma Ramos y Julio Ruiz de Alda, hasta que en el I Congreso de FE de las JONS, celebrado en octubre de 1934, se designó a José Antonio como Jefe Nacional, el cual desarrolló una brillante labor parlamentaria interviniendo en los grandes debates y pronunciando, entre otros, un documentadísimo discurso en contra de la Ley Agraria.
A lo largo de 1934 se suceden los enfrentamientos entre izquierdistas y falangistas, siendo acusado en el parlamento de posesión ilícita de armas. En 1935, José Antonio se dedica a realizar viajes por España dando mítines y se constituye el Sindicato Español Universitario, SEU.
La enconada lucha que sostenía la Falange contra la izquierda alcanzó virulencia suma con el triunfo del Frente Popular en las elecciones de 1936 y el no conseguir ningún escaño Falange. El nuevo Jefe de Gobierno, Santiago Casares Quiroga, persiguió con saña a Falange Española de las JONS, que es declarada organización ilegal, y sus dirigentes son detenidos y encarcelados en la Prisión Modelo de Madrid, lo que no sería obstáculo para que José Antonio siguiera dirigiendo el movimiento desde la cárcel. El gobierno no para de presentar cargos contra él, y el 5 de junio de 1936 es trasladado a la cárcel de Alicante.
Una vez conoce los planes de sublevación, da libertad a sus seguidores para unirse a la rebelión. Al estallar el Alzamiento Nacional, fue acusado el 17 de noviembre de 1936 de inspirar el Movimiento y condenado a muerte por un “tribunal popular”, pese a la brillante defensa que hizo de sí mismo y de su hermano Miguel y de la esposa de éste, Margarita Larios, acusados de cooperadores. Su actuación es cálida y brillante.
Un diario izquierdista alicantino escribía al día siguiente: “Gesto, voz y palabra se funden en una obra maestra de la oratoria forense, que el público escucha con recogimiento, atención y evidentes signos de interés”.
A pesar de su elocuencia los acusados son condenados a muerte, pero José Antonio apeló a favor de su hermano y cuñada, por lo que la pena de ambos fue cambiada por reclusión. Hubo intentos de salvarles por parte del Bando Nacional, como sobornos a autoridades locales, canje de prisioneros, e incluso el movimiento de una columna de jóvenes falangistas alicantinos, que desgraciadamente fueron neutralizados por la Guardia de Asalto y asesinados en su gran mayoría.
El Sacerdote que administró la Confesión y últimos Auxilios a José Antonio fue don José Planelles Marco, natural de San Juan, Alicante. Había sido hecho prisionero en su casa de la calle Cádiz, de Alicante. Atendió a José Antonio el 18 de noviembre autorizado por el Comité Popular Provincial “…entendido que la Confesión ha de durar como máximo una hora”. José Antonio hizo hablar en latín al Sacerdote para cerciorarse de que lo era de verdad y no un miliciano disfrazado. La Confesión se verificó en la celda con la puerta abierta, el Cura sentado en la única banqueta y José Antonio de rodillas. Fue presenciada por el director de la cárcel a cierta distancia y duró 45 minutos. El Sacerdote fue igualmente asesinado unos días más tarde que José Antonio: el 29 de noviembre durante un asalto de las turbas a la prisión. Está enterrado en una ladera del cementerio de Alicante, bajo una cruz de piedra en la Cripta de los Caídos.
En la mañana del 20 de noviembre, en el patio de la cárcel de Alicante, José Antonio fue fusilado, junto a otros cuatro jóvenes, dos carlistas y dos falangistas, del pueblo alicantino de Novelda: Ezequiel Mira Iniesta, Luis Segura Baus, Vicente Muñoz Navarro y Luis López y López. Su Testamento ológrafo es una pieza impresionante. Su última voluntad fue que limpiaran el patio de la cárcel para que su hermano Miguel no tuviera que pisar su sangre y sus últimas palabras fueron: ¡¡Arriba España!!
El miliciano de Huelva Guillermo Toscano Rodríguez formó en el piquete de ejecución y fue el que dio el tiro de gracia a José Antonio. Sus restos mortales fueron trasladados primero a El Escorial y luego al Valle de los Caídos, monumento levantado a los caídos de ambos bandos durante la trágica Guerra Civil.
Después de su muerte, José Antonio fue considerado durante muchos años como el principal mártir de la Cruzada Nacional de Liberación. El falangismo jamás olvidó a su jefe, El Ausente, cuyos trabajos y conferencias pasaron a constituir el Credo del Movimiento, siendo de máximo interés la reunión de todos sus escritos y doctrina en las Obras Completas de recomendable lectura.