Mª del Pilar Pérez García (Pituca)
Historiadora
Después de finalizar victoriosamente la liberación de Málaga, el Corpo di Truppe Volontarie italiano, CTV, se marcó como objetivo Guadalajara y Alcalá, para cerrar las salidas de Madrid y cortar en dos la zona roja desde el saliente de Teruel. Los italianos estaban eufóricos, después de su victoria en tierras andaluzas, pero su error fue pensar que las indisciplinadas bandas de milicianos rojos malagueños serían lo mismo que lo que se encontraron: las eficaces brigadas mixtas del ejército del centro republicano.
La Batalla tuvo lugar entre los días 8 y 23 de marzo, en un intento de entrar en Madrid por la zona noroeste. El CTV lo mandaba el General italiano Mario Roatta y estaba compuesto por la División Littorio, mandada por el General Annibale Bergonzoli “Barba Eléttrica”, llamado así por sus soldados por la poblada barba que lucía; las Divisiones Dio lo Vuole, del General Edmondo Rossi; Fiamme Nere, del General Amerigo Coppi; y Penne Nere, del General Luigi Nuvoloni. También contaban con un Batallón de carros ligeros Fiat-Ansaldo L-3/35, una Compañía de blindados Ansaldo-Lancia IZ y otra Compañía de auto-ametralladoras. Igualmente tenía el apoyo de su artillería y parque motorizado y además de la Aviación Legionaria italiana. Tenían el nuevo concepto de guerra denominado “Guerra Celere”, que habían utilizado en Libia y Abisinia y que después desarrollarían los alemanes en la II Guerra Mundial. Pero las dificultades del terreno y la climatología también darían un duro golpe al CTV, cuyo principal objetivo era romper el Frente a 56 Kilómetros al norte de Guadalajara, para rebasarla y llegar hasta Alcalá de Henares, quedando a la espalda de las unidades republicanas que lucharon en la Batalla del Jarama.
Pero los italianos no estaban acostumbrados a moverse en los campos embarrados de la Alcarria, ya que había diluviado los días anteriores. El mal tiempo, el barro y la niebla, que evitó la preparación de la artillería, fueron otro enemigo más, sumándose, por si fuera poco, la nieve. A pesar de eso, al principio, los italianos rompieron el Frente, pero no pudieron avanzar lo que suponían y, todo unido, hizo que se desmoralizaran, y las tropas republicanas del 4º cuerpo de ejército con tres divisiones del Jarama, recibieron la orden de cortar el avance italiano. Los rojos tenían carros de combate rusos T-26 B muy superiores a los italianos. Además, desde Madrid pudieron despegar sus aviones, ya que los aeródromos tenían pistas de cemento, mientras por su parte, los aviones italianos no pudieron despegar en sus improvisadas pistas de barro.
De esta forma, la aviación roja fue dueña absoluta del cielo, desde donde atacó a su antojo las carreteras embotelladas con tropas italianas. Así, la defensa republicana se convirtió en un contraataque feroz. El CTV perdió algunos cientos de prisioneros y mucho material, retirándose de forma penosa. Los rojos hicieron chistes, diciendo que los italianos, en vez de oír: ¡a la bayoneta!, entendieron ¡a la camioneta! y huyeron.
La propaganda roja en todo el mundo, hizo regresar de Libia a Mussolini, ya que los propagandistas internacionales Vidali, Longo y Regler, desencadenaron una ofensiva de papel y ondas, que aún continúan enterrando la verdadera historia de la Batalla de Guadalajara. Hasta el novelista Ernest Hemingway, que llegó a España en esas fechas, para recoger datos para su obra “¿Por quién doblan las campanas?” llegó a escribir que se trataba de una de las batallas más decisivas de la Historia del mundo. Pero desde el punto de vista territorial, hemos de observar que las líneas finales quedaron bastante más a vanguardia que las iniciales, sobre todo por el sector de la Brigada Marzo. La ganancia media de terreno superó los 12 kilómetros. El historiador Militar, Coronel José Manuel Martínez Bande, con visión de conjunto dio el diagnóstico: “
una batalla perdida, pero no una hecatombe militar“, como habían vendido los rojos.
Se ha exagerado mucho la leyenda sobre el mal comportamiento del CTV en Guadalajara. Por ejemplo, el comportamiento de la División Littorio fue digno de una gran Unidad, mientras que las tres divisiones de voluntarios, mal acostumbrados a su victoria en Málaga, y con mandos más retóricos que militares, fueron incapaces de recuperarse de la buena estrategia del ejército republicano, con sus asesores soviéticos e internacionales, y de la utilización conjunta de la artillería, los carros de combate y la aviación, además de una infantería conocedora del terreno. Una derrota que no fue tan impresionante como nos cuenta la propaganda de guerra. Una propaganda que llega hasta nuestros días.