La Guardia Civil en la División Azul

 
 
Fernando Garrido Polonio
 
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Tras el inicio  de  la  Segunda  Guerra  Mundial, con una España neutral declarada por el Gobierno de Franco por Decreto de 4 de septiembre de 1939 –manifestación sustituida posteriormente, el 12 de junio de 1940, por la de Estado no beligerante-, Serrano Súñer, Ministro de Asuntos Exteriores, viaja a Berlín para entablar negociaciones con Von Ribbentrop sobre las condiciones para una posible entrada de España en el conflicto, que la Alemania de Hitler ansiaba a toda costa.   Franco impone unos requisitos inasumibles para el Estado alemán (un préstamo de 20 millones de marcos, 200 carros de combate, 800.000 toneladas de trigo, gasolina, territorios en el norte de África…), y Hitler le contesta provocando una reunión en Hendaya el 23 de octubre de 1940, que acabaría sin acuerdo formal.            
 
   Sin embargo, en junio de 1941 Alemania invade Rusia y Franco encuentra una justificación para templar las presiones de Hitler: no entrará en la guerra pero enviará un contingente expedicionario para combatir contra el comunismo.            
 
   El  Consejo  de  Ministros  celebrado  en  el  Pardo el  22  de  junio de 1941 acuerda el envío de tropa voluntaria. Dos días más tarde, Serrano Súñer lanza desde el balcón de la sede de la Secretaría General del Movimiento un encendido discurso: “Rusia es culpable…”. Así da comienzo al alistamiento y así nace la División Española de Voluntarios que sería popularmente conocida como la División Azul.            
 
   Como apoyo a la Unidad se plantea el envío de un efectivo singular para desempeñar funciones de policía militar. Un Cuerpo adiestrado, efectivo, seguro, combativo y de innegable eficacia: la Guardia Civil.  
 
   Pero en esta ocasión, esas Fuerzas del Orden pasarían a formar parte de la policía militar alemana, con sus mismos procedimientos y funciones y vistiendo su mismo uniforme, que se distinguiría de los demás cuerpos en una cinta con la leyenda “Feldgendarmerie” que habrían de lucir en la bocamanga izquierda y en un emblema de dicha unidad, de hilo anaranjado, que portarían sobre el mismo hombro y en el lado izquierdo del casco.   En relación al armamento, serían equipados con los Máuser K-98 de calibre 7’92 mm y algunos subfusiles MP-40 de 9 mm Parabellum aunque también conservarían sus pistolas STAR de 9 mm Largo, de los modelos 1922 y 1940 adjudicadas en España.  De ese modo, la Guardia Civil se va a integrar en la Gendarmería de Campaña o Feldgendarmerie, agregada a las Fuerzas Armadas alemanas y en el Servicio de Patrulla o Heerestreifendienste, que complementaba las funciones de la Feldgendarmerie.  
 
   Los primeros efectivos divisionarios de la Guardia Civil, que en ese momento contaba como Director General con el General de División D. Eliseo Álvarez Arenas, se encuadrarían en una Sección de Gendarmería compuesta por 54 hombres, de ellos un Teniente, un Brigada, dos Sargentos, dos Cabos, dos Guardias primeros y cuarenta y seis guardias segundos.  
 
   El oficial era Ángel Juarranz Garrido y el Brigada César Casado Martín, Cruz Laureada de San Fernando por su heroica actuación el 3 de septiembre de 1936 en Behovia (Guipúzcoa). La Sección salió de la estación del Norte, en Madrid,  el 14 de julio de 1941 llegando al campamento alemán de Grafenwöhr el 18 de julio, donde se hicieron cargo del tráfico de vehículos en el interior del Campamento y del control de acceso al recinto.  
 
   El mismo día 14 de julio también partía de Madrid el Capitán de la Guardia Civil D. Pedro Martínez de Tudela con la misión de organizar el Servicio de Información Interna, que comenzaría a funcionar el 22 de julio con un objetivo tan claro como reservado: descubrir las acciones de elementos internos y externos que trataran de minar la disciplina o la moral de la tropa.  
 
   No obstante, los efectivos de la Guardia Civil también hicieron labores ajenas a su primitiva tarea policial siendo aprovechados ocasionalmente para combatir como fuerza de infantería, como ocurrió en los combates de Possad a finales del otoño de 1941, cuando las reservas divisionarias estaban prácticamente agotadas. En esos enfrentamientos contra el enemigo, en diciembre de 1941, resultó herido el capitán D. Pedro Martínez de Tudela, que fue evacuado.   La merma de efectivos hizo que el Ministerio del Ejército solicitase un nuevo contingente el 9 de marzo de 1942, seleccionándose a siete Tenientes, siete Sargentos, catorce Cabos y cuarenta Guardias, todos ellos con conocimiento de la lengua alemana, bajo el mando del Capitán Enrique Serra Algarra, también poseedor de la Cruz Laureada de San Fernando y que en el futuro sería Subdirector General del Cuerpo.  
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   Tras el regreso a España de la División Azul y hasta el 12 de abril de 1944, en que llegó oficialmente a la Patria el último contingente de la denominada Legión Azul, en la zona de combate permaneció la Guardia Civil al mando ya del Capitán Angel Ramos Patiño, con un contingente formado por un Teniente, un Sargento, cuatro Cabos y treinta y ocho Guardias más una sección de retaguardia, compuesta por un Teniente, tres Sargentos, dos Cabos y treinta Guardias.  
 
   Desde su salida de España en julio de 1941 hasta su definitivo regreso en abril de 1944, por la División y la Legión Azul pasaron un total de cinco Capitanes, dieciséis Tenientes y trescientos veinte suboficiales y guardias civiles, que en algunos casos, vistiendo el habitual uniforme verde y portando el tradicional tricornio, dieron escolta por toda Europa a decenas de trenes que transportaban alimento y mercancía para los divisionarios.  
 
   La presencia de la Guardia Civil en Rusia es un episodio desconocido para gran parte de los españoles y este artículo quiere ser un homenaje a ese puñado de hombres que supieron cumplir con el deber en los lejanos campos de batalla de la II Guerra Mundial, bajo la heladora nieve de la imponente Rusia.   
 
 
 
 
 

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