La hermandad Hispano-paraguaya: Franco-Stroessner (I), por Antonio Rivas González

 

 

Antonio Rivas González

Abogado español y Académico de número de la Academia de la Historia y Geografía Militar del Paraguay

Boletín nº 153

La España de Franco en Paraguay

Hubo un tiempo en donde España tenía un lugar en el mundo, contaba con una fulgente diplomacia que desde el fin de la cruzada buscó reconstruir la hispanidad y para ello se fundó en 1945 el Instituto de Cultura Hispánica que pretendía (y consiguió) cohesionar a las naciones de la antigua América española. De entre las naciones hispanas emerge la que para muchos es una gran desconocida, la República del Paraguay.

Esta nación antes de ser república fue una provincia española que, germinada por los heroicos conquistadores españoles como Juan de Salazar y Espinosa de los Monteros fundador de la Madre de Ciudades, Asunción, un 15 de agosto de 1537, espiritualizada en la Verdad Revelada por franciscanos y jesuitas con personajes insignes como San Roque González de Santa Cruz y la valentía de los justos frente a las arbitrariedades encarnada en la figura de José de Antequera y Castro. Todo esto hacen de Paraguay una nación con una garra genuinamente hispánica como escribía el jonsista granadino Juan Aparicio López “Sobre el mundo cobarde y avaro, sin justicia, belleza, ni Dios, impongamos nosotros la garra del imperio solar español”.

 

Sello conmemorativo de la visita del General Stroessner a España en Julio de 1973

Pasado siglo y medio, tras separarse los caminos entre una y otra, un 14 de mayo de 1811, aconteció nuevamente una conjunción perfecta, nacían dos regímenes el del generalísimo Francisco Franco Bahamonde y el del general Alfredo Stroessner Matiauda, que estaban predestinados a entenderse, el primero surgía de una cruzada, ya que así lo declaró la Santa Sede (aunque ahora parezca que en la jerarquía eclesiástica hay un brote de amnesia generalizada), en donde España decidió no perecer frente a la anti-España, bolchevique, atea y masónica. La segunda república (1936-1939) liberal-masónica que deviene en comunista-soviética, trajeron anarquía, muerte, pobreza y destrucción, de estas ruinas producidas por el caos republicano y por el fuego purificador, emergió un líder que tras años de incansable lucha en lo que es hoy Marruecos y en España con la extinción del golpe de estado socialista de la conocida como revolución de Asturias de octubre de 1934, generaban una hoja de servicios intachables, muestra de un genio militar, logrando ser el general más joven de Europa con tan sólo 33 años.

De igual manera, en la República del Paraguay once años después del inicio de nuestra cruzada de liberación, en 1947, se produce una guerra civil, contienda que la historiografía paraguaya parece olvidar, entre el Paraguay católico y tradicional frente al anti-Paraguay, socialista-comunista y ateo, que pretendía construir en el corazón de América del sur una colonia soviética, de esa guerra fratricida que le precede anarquía, inestabilidad política y una colección de golpes de estado, surge con fuerza, la garra hispánica paraguaya, comandada por un caudillo, que en su condición de militar llevó a cabo una incansable y victoriosa defensa de la patria frente a la agresión extranjera, erigiéndose como héroe indiscutible en la guerra contra Bolivia (Guerra del Chaco 1932- 1935) y el general más joven de la América hispana con tan sólo 36 años.

Es por ello, por lo que la amistad entre ambos líderes y ambas naciones era una realidad, materializándose en la influencia española en el país hispanoamericano. El período 1954- 1975, significó la etapa dorada de las relaciones entre ambos países. Nunca en la historia del Paraguay independiente había tenido unas relaciones de confraternidad con España, habría que remontarse a la época de la provincia para conocer de una interacción tan amigable y cordial.

Tal y como ponen en evidencia los siguientes hechos:

En 1957 se firmó el Tratado de intercambio Cultural entre la República del Paraguay y el Reino de España, un convenio pionero, en donde se daba las máximas facilidades a los ciudadanos de ambos países para poder ejercer sus profesiones tituladas en el otro país, eliminando toda la burocracia, decía así: “Los certificados de estudios parciales (primario, secundarios o universitarios) expedidos por las autoridades oficiales de uno de los dos Países Contratantes serán admitidos por los Institutos oficiales de enseñanza de la otra Parte”. Y “a condición de que exhiban el título o diploma habilitante expedido por la autoridad nacional competente”. Esta noble medida, que liberalizaba y reducía los trámites burocráticos a su mínima expresión fue “democratizada” en el año 2004, logrando que hoy en día suponga una auténtica odisea convalidar un título en España y ya no hablemos de Paraguay, en donde se torna en una hazaña propia de los más intrépidos conquistadores debido a la dificultad extrema que entraña semejante acto administrativo.

En el año 1958, Paraguay empieza a dotarse de una marina mercante moderna, para lograrlo, se apoyó en España, conociendo de los magníficos astilleros con los que contaba España, por ello se firmó un contrato para la construcción de tres buques motor-cargueros de capacidad de carga seca y 4 barcazas de carga seca, siendo entregados en 1960, y eran los RíoBlanco, Pirabebé,  y Salto  del Guairá, mientras  que  las  barcazas  eran el Curupayty, Pikysyry, Tatayibá, Tuyutí, Lomas Valentinas. En un segundo contrato firmado en 1959, otras unidades fueron encargadas para ser entregadas en 1961: Olimpo y Río Apa, Lago Ypoá,Jejuí y Villa Florida

El reverso del billete de 500 guaraníes de 1982 está ilustrado por el buque Lago Ypoá de impronta española.

El 25 de junio de 1959 se llevó a cabo el Canje de notas sobre supresión de visados. El mismo establecía que:

  • Los súbditos españoles, sea cual fuese el lugar de su residencia, provistos de pasaporte válido expedido por las autoridades competentes de su país, podrán entrar y permanecer en el Paraguay, sin necesidad de visado consular, por períodos no superiores a tres meses.
  • Los ciudadanos paraguayos, sea cual fuese el lugar de su residencia, provistos de pasaporte válido expedido por las autoridades competentes de su país, podrán entrar y permanecer en España, sin necesidad de visado consular, por periodos no superiores a tres meses.

Gracias a esto, hoy en día podemos viajar sin necesidad de obtener ningún visado al Paraguay, así como sus ciudadanos a nuestra patria. La eficacia de la política exterior del Régimen de Franco es una evidencia, a pesar de que los muchos juristas “de reconocido prestigio” y diplomáticos elegidos por el tan recurrido sistema de la dedocracia, lo pongan en entredicho o directamente lo nieguen.

Para continuar con el proceso de hermanamiento, y la defensa de los intereses de los españoles, el Boletín oficial del Estado del 19 de abril de 1960 recogía el convenio de doble nacionalidad entre ambas naciones, convirtiéndose Paraguay en el segundo país (el primero fue Chile en 1958) en tener un acuerdo de estas características, que tanto facilitó el desarrollo personal y profesional, sobre todo a aquellos españoles que en aquel entonces vivían en américa, tras emigrar décadas atrás. El preámbulo de este convenio disponía:

  • Que los españoles y los paraguayos forman parte de una comunidad caracterizada por la identidad de tradiciones, cultura y lengua;
  • Que esta circunstancia hace que, de hecho, los españoles en el Paraguay y los paraguayos en España no se sientan, extranjeros.

En 1965, el Régimen de Franco, consiguió quizás el más importante logro para la colectividad española o para aquellos que querían emigrar para emular a los famosos indianos. El Convenio de Emigración, firmado 11 de enero de 1965, es una norma unidireccional favorable, dirigida exclusivamente a los españoles que vivían y sobre todo que tenían la intención de emigrar a este país hispanoamericano, en donde muy inteligentemente y conociendo del potencial español, el gobierno del estadista Stroessner concedió todo lo que le solicitaba el gobierno español para sus connacionales, logrando así decantar la balanza hacia Paraguay y fomentar la emigración española a este país. Entre los beneficios de esta norma I) Se eximía de impuestos y tasas durante los tres primeros años de su establecimiento en viviendas rurales, tanto de sus cultivos como de sus vehículos II) Se le da acceso prioritario a las colonias agrícola, bien regalándole el estado paraguayo los terrenos o bien fijando el mismo, un precio mínimo para que los españoles puedan adquirirlo III) Se garantiza la asistencia médica, escolar y social IV)Se garantiza su seguridad jurídica y personal entre otros.

Algunas muestras del articulado. Artículo 19

El Gobierno paraguayo, desde el desembarque, en territorio paraguayo, del migrante asistido hasta su destino final, asumirá la responsabilidad: de su recepción, alojamiento, alimentación y asistencia médico sanitaria; del despacho y custodia de sus bienes; de la entrega de los documentos de permanencia y de trabajo; de la estabulación y asistencia veterinaria de los animales que le pertenecen; del traslado de él, su familia y sus bienes hasta el destino final, así como de su colocación. 2. La indicación de los puertos y de las fechas de desembarque de los migrantes y de sus bienes serán fijados de acuerdo entre las autoridades paraguayas y españolas, teniendo en cuenta el interés superior de evitar demoras y gastos superfluos.

Artículo 32.

Los migrantes españoles podrán recibir gratuitamente lotes de terreno para su asentamiento, cedidos por el Instituto de Bienestar Rural u otras Organizaciones Gubernamentales, Departamentales o Municipales. En el caso de que la cesión de las tierras se realice a título oneroso, el Gobierno paraguayo se compromete a interponer su mediación para fijar el precio mínimo, dentro de las condiciones locales de valoración, así como para obtener adecuadas facilidades de pago y la concesión de créditos a largo plazo con este objeto.

 

Placa conmemorativa de la visita de Cristóbal Colón de Carvajal ubicada en la Avenida del descubridor de américa

El reino de España y la República del Paraguay, firmaron multitud de convenios, los cuales necesitaríamos cientos de páginas para analizar con la debida profundidad cada uno de ellos. Sin embargo, como el ánimo de este trabajo es de ser sintético, resulta conveniente abordar otros puntos estrechamente relacionados, aunque menos técnicos- jurídicos.

 

 

Don Blas Piñar como presidente del Instituto de Cultura hispánica, recibe la insignia de Gran Oficial de la orden del Mérito por parte de Don Raúl Sapena, ministro de Asuntos Exteriores del Paraguay a principios de los años 60.

 

 

Escultura de Domingo Martínez de Irala en la fachada de la catedral de Asunción.

Izq. Donación del gobierno español en 1965 Inaugurada por Alfredo Stroessner // Dcha. Actualidad

 

La presencia del espíritu del 18 de julio y de la hispanidad estaban en pleno auge en Paraguay, la labor de Ernesto Giménez Caballero como diplomático fue sublime, la simbiosis con la paraguayidad era tal que se realizaban actos para conmemorar las fechas patrias, con la afluencia frecuente del presidente de la República.

Izq. Revista Mundo Hispánico edición diciembre de 1968 en avenida Colón (Asunción) Día de la hispanidad presidido por el embajador Ernesto Giménez Caballero. Dcha situación deplorable del monumento en la actualidad.

Se construyeron monumentos que ensalzaban nuestra historia común y la cristiandad. La escultura de Domingo Martínez de Irala que la inauguró el General Stroessner, los actos en el monumento dedicado a Isabel la Católica y Cristóbal Colón en la avenida que lleva el nombre del marino genovés, los fervorosos actos del 18 de julio que se realizaba en la casa de España ubicada justo en frente del Mburuvicha Róga (casa del presidente en guaraní),los 12 de octubre que transcurren en los diferentes monumentos de los héroes nacionales. Actos cargados de emotividad, llenando de color rojigualda las plazas y calles, atrayendo por sí solo, la presencia de simpatizantes y curiosos, esto se reproducía en la Santa Misa que normalmente era celebrada en la iglesia-catedral. De igual manera, los nombres de españoles ilustres se iban reproduciendo en el callejero paraguayo, en donde, por cierto el Generalísimo Franco se le dedico una avenida1, con el mismo nombre.

Las visitas de ministros, autoridades políticas, militares y políticas al Paraguay se producían con frecuencia, el presidente del Instituto de Cultura Hispánica, Blas Piñar en 1960, ministro de asuntos exteriores Gregorio López Bravo en 1971 o Cristóbal Colón de Carvajal en 1975, son claro ejemplo de ello.

 

1 Avenida de ingrato recuerdo porque fue ahí en donde unos terroristas argentinos de ideología comunista (no podría ser de otra manera) asesinaron a Anastasio Somoza el 17 de septiembre de 1980. La nomenclatura avenida Generalísimo Franco fue suprimida en la década de los 90 por las presiones de la “democrática” embajada de España y por el alcalde comunista que asumió el gobierno de la ciudad Carlos Alberto Filizzola tras el derrocamiento del general Stroessner en 1989.

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