Las grandes mentiras que inundan nuestros días, por Pilar Pérez García

Mª Pilar A. Pérez García (Pituca)

Licenciada en Historia UCM

 

   El anarquista ruso Serguei Necháyev, en su libro El Catecismo del Revolucionario (1868) resumió el programa de lucha contra la sociedad con esta frase: “Contra los cuerpos, la violencia; contra las almas, la mentira”. Si es necesario asesinar, se mata, si no, se miente. Esta frase se ha atribuido a Lenin, que no es ciertamente, su autor, pero el comunismo aplicó siempre la máxima: “Contra los cuerpos la violencia, contra las almas la mentira y la calumnia y contra los muertos el silencio”.

   El actual Frente Popular continúa la tradición marxista de utilizar la mentira como arma política contra sus adversarios. En el último siglo y comienzos del siglo XXI estamos asistiendo a un “Himalaya de mentiras”, utilizando la frase de un socialista de la segunda república, Julián Besteiro: “Ese Himalaya de falsedades que la prensa bolchevizada ha depositado en las almas ingenuas”. Besteiro llegó a hablar de “el más espantoso terrorismo bolchevique”, comparando la cordillera asiática con la cantidad de basura que se cuenta en los medios de comunicación serviles al marxismo.

Dentro de esa ingente cantidad de mentiras, muchas de las cuales se han convertido en verdades oficiales, vamos a contar algunas verdades, haciendo buena la frase de George Orwell: “En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario”, dando por supuesto el pensamiento de Jean François Revel: “la primera de todas las fuerzas que dirigen el mundo es la mentira”.

Una de las mentiras que más repiten los medios de comunicación y los políticos del sistema es la de decir que el Valle de los Caídos es un mausoleo. Se llega a decir que es el mausoleo egipcio o faraónico de Franco. El Valle de los Caídos es una Basílica católica con culto, donde están enterrados más de 30.000 caídos de ambos bandos de la Cruzada de Liberación Nacional. También se enterró a Franco por deseo del rey Juan Carlos I. No es el mausoleo de nadie.

Es falso que las grandes obras del Valle de los Caídos fueran realizadas por “presos políticos”. Es cierto que entre los obreros profesionales figuraron, a partir de 1942, determinado número de condenados por graves delitos, castigados por los tribunales a penas de muerte, en muchos casos, conmutadas por 30 años de reclusión. El arquitecto Diego Méndez, que realizó la construcción y el proyecto de la Cruz del Valle de los Caídos, después de Pedro Muguruza, nos dice en su obra El Valle de los Caídos. Idea. Proyecto. Construcción, lo siguiente: “La maledicencia ha cargado las tintas a la hora de valorar el papel que en la realización de las obras desempeñó dicho personal. Lo rigurosamente cierto es que este pequeño grupo de obreros fue atendido, aunque con las naturales limitaciones derivadas de su situación, en pie de igualdad con el resto de los trabajadores libres. Su especial psicología impulsó a algunos de ellos a asumir voluntariamente las misiones más peligrosas, aquéllas en las que para vencer a la naturaleza, había de esgrimir las armas del coraje y la dinamita. Sobre alguno de estos hombres, más no sólo sobre ellos, recayó la ciclópea tarea de horadar el Risco de la Nava, para hacer sitio a la prodigiosa Basílica que hoy alberga. Ya, como personal libre, la casi totalidad continuó su tarea en el Valle hasta el fin de las obras, contratados por las diferentes empresas. Hubo, incluso, algunos que pasaron después a trabajar en la Fundación”.

Es falso, como se afirmó en Televisión Española, en la serie Memoria de España, que en las obras hubieran intervenido veinte mil presos políticos. Es cierto, como afirma Diego Méndez, en el libro citado, “que a lo largo de quince años, dos mil hombres (no quiere decir que todos a la vez, ni que todos fueran penados) aportaron su esfuerzo diario hasta dar cima a la obra”.

Es falso que los presos que trabajaron en el Valle de los Caídos lo hicieran obligatoriamente. Es cierto que todos y cada uno de los obreros penados se ofrecieron voluntariamente. La razón era que lo que comenzó siendo la manera de redimir tres días de la pena por uno trabajado, según Orden Ministerial de 7 de octubre de 1938, lo amplió el Patronato Central para la Redención de Penas por el Trabajo, en 1943, hasta la redención de seis días por cada uno trabajado. El Código Penal lo estableció más tarde en tres días redimidos por uno trabajado. Con lo cual, a los penados que trabajaban en el Valle, que se beneficiaban también de los múltiples indultos decretados por el Jefe del Estado, se les concedió la libertad provisional no más tarde de cinco años después de su condena. Así que, en 1950 no quedó ni un solo penado en el Valle. Además, se hicieron casas para los obreros, iglesia, enfermería, economato y un campo de fútbol. Los penados cobraban un sueldo, más los pluses por trabajo a destajo. Gran parte de ellos llevaron allí a sus familias; allí hubo bodas y bautizos. Y allí quedaron la mayoría de ellos, trabajando como obreros libres tras obtener la remisión total de las penas, mientras sus hijos estudiaban en la Escuela organizada al efecto.

Es falso que en la construcción de las instalaciones del Valle de los Caídos murieran “centenares, cuando no millares de presos políticos, tal se afirma sin aportar prueba alguna. Hubo los accidentes normales en cualquier construcción. Solo hubo catorce muertos en todo el tiempo de la obra.

Es falso que la construcción del Valle de los Caídos supusiera un dispendio que hizo peligrar las finanzas nacionales. Sí es cierta la liquidación final del Interventor General de la Administración del Estado y del Consejo de la Obras, rendida en mayo de 1961. La liquidación revela que el coste de las obras se elevó a 1.159.505.687,73 pesetas, similar a la deuda actual de Radio Televisión Española y muy inferior a los déficit de todas las televisiones autonómicas. Por lo demás, no se invirtió en las obras ni un solo céntimo del Presupuesto Nacional. El dinero, según advierte el Decreto-Ley de 29 de agosto de 1957: «A fin de que la erección del magno Monumento no represente una carga para la Hacienda Pública, sus obras han sido costeadas con una parte del importe de la suscripción nacional abierta durante la guerra y, por lo tanto, con la aportación voluntaria de todos los españoles que contribuyeron a ella». Fueron 235.450.374,05 pesetas. El resto procedió de los recursos netos de los sorteos extraordinarios de la Lotería Nacional que se celebraban anualmente el día 5 de mayo y que, hasta aquél momento se habían destinado a la construcción de la Ciudad Universitaria de Madrid. Según Diego Méndez a ello hay que sumar “millares de donativos particulares, algunos de ellos de procedencia verdaderamente ejemplar y emocionante”.

Otra mentira muy común es denigrar el saludo brazo en alto, mientras ellos se hinchan a saludar con el puño, a la manera comunista. Los medios de comunicación, casi sin excepción, y la inmensa mayoría de los políticos lo denominan “saludo fascista” e, incluso, “saludo nazi”. Es cierto que esas ideologías lo utilizaron, pero no es menos cierto que su origen fue íbero y, por lo tanto, genuinamente español. Lo adoptaron y lo trasladaron a Roma las legiones romanas de Escipión, cuando vinieron a combatir a España en la segunda Guerra Púnica. En su origen, los íberos lo realizaban con la palma derecha levantada y el brazo ligeramente flexionado. presentando la palma de la mano a la persona a la que saludaban. Así se pretendía demostrar que el saludo era amistoso y de paz, pues no se portaba arma alguna. Y se realizaba “cara al sol”, para que no hubiese dudas. Posteriormente, los legionarios de Escipión, al trasladar el saludo Roma, lo militarizaron y extendieron el brazo más rígidamente. Ya José Antonio Primo de Rivera habló de saludo ibérico al referirse al utilizado por los falangistas.

Otro tema sobre en que se miente descaradamente es el de la bandera de España que, desde la constitución de 1978, ha tenido dos escudos diferentes. El escudo del Águila de San Juan estaba vigente en 1978 y hasta el primer ejemplar de la constitución está encabezado por el citado escudo. Es falso decir “escudo pre-constitucional” o “anti-constitucional”, como siempre dicen. El escudo del Águila fue utilizado hasta fines de 1981. Políticos como Adolfo Suárez; Santiago Carrillo, comunista; y Felipe González, socialista; se presentaron hasta a tres elecciones generales estando vigente el escudo del Águila de San Juan. La bandera que sí que es anticonstitucional y preconstitucional es la de la segunda república, y nadie lo dice. El escudo del Águila de San Juan es un escudo histórico, que tiene su origen en los Reyes Católicos y estuvo vigente en España también desde la Cruzada hasta 1981.

Continuaremos abordando estos temas, pues solo hemos comentado una pequeña puntita del iceberg de mentiras que se propagan en nuestros días.

 


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