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Pues, en efecto, ¿Cuál es el contenido de nuestro sistema político? ¿Qué es el bien común, que nosotros queremos para los españoles? Pues el bien común podemos reducirlo a tres facetas: la espiritual, la nacional y la social. Si miramos a la faceta espiritual, nos reconocemos como portadores de valores eternos, creados a imagen y semejanza de Dios, que tenemos un destino eterno principal que es el de salvar o perder nuestra alma. Y ese destino es el principio primero que un buen católico debe contemplar. Pero esto no se refiere sólo a los católicos, pues la ley de Dios no es sólo para los católicos, sino que es la ley natural para todos. Y al que tiene la desgracia de no creer, para él también están los bienes de lo espiritual y los límites de lo moral. ¿Qué otra cosa es si no las sanciones de los códigos universales contra los quebrantamientos de la moral o de la ley de Dios? ¿Es que cualquiera de vosotros por acaso, querríais jefes o directores que faltasen a la ley de Dios?
Por tanto, fijaos cómo lo espiritual tiene que presidir el bien común. Pero como lo espiritual se expresa en formas básicas, ahora vamos a ver lo nacional. ¿Qué es lo nacional? Lo nacional es nuestra sociedad, la sociedad que constituimos nosotros, los hombres como entes sociales, en una sociedad que ha ido aumentando al compás de las necesidades que ha constituido la Patria española, la Nación española, con sus límites geográficos y con sus enlaces físicos y materiales. Y esta Nación es la que nos hace ser como somos, y nos cobija; es la base de nuestro bienestar. Por eso, de la riqueza de esta Nación, del progreso de la misma, dependen los vuestros. Si la Nación es rica, habrá bienestar para todas sus clases; si la Nación es pobre y se arruina, será la miseria y el hambre para todos. Y todo esto que vino consolidándose a través de los siglos es el legado inalienable que nosotros tenemos que ofrecer de mano en mano, mejorado, a las sucesivas generaciones.
Por tanto, no es lícito, y va contra el interés de la Patria, todo lo que la dañe o perjudique, que es lo que con razón se llaman delitos de lesa patria, unos que están registrados en nuestros códigos y otros que todavía no han sido registrados.
Y tenemos otra tercera faceta, que es la social, que es la del bien común hecho distribución social, la justa distribución de la riqueza o, mejor dicho, la justa distribución de la renta; el acceso equitativo de todos los hombres a todos los puestos de la Nación y la legítima igualdad de oportunidades para todos.
No diréis, ni dirá nadie, que en estos veinticinco años no se vienen cumpliendo con un celo extraordinario, aun rebasando muchas veces los índices de lo que algunos estiman posible, con estas tres ideas y no sólo en lo que se refiere a lo social, sino en todos los aspectos y oportunidades del bien común, a base de los sacrificios de todos.
Francisco Franco Bahamonde
(18-IX-1962: Ciñera, Cuenca de Santa Lucía, León. Concentración de mineros leoneses.)