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Después de un siglo de anarquía ha prevalecido el principio de autoridad
En el momento actual estamos empeñados en un proceso de evolución como nunca ha conocido nuestra historia, oscilante durante largos períodos entre el inmovilismo y la catástrofe. Con la paz de los últimos treinta años, la unidad establecida en 1939 se ha ido abriendo a una pluralidad razonable de pareceres, mediante un proceso de evolución que es la única garantía de que se puedan resolver los problemas que aún tenemos pendientes, sin necesidad de retroceder a formas autoritarias ya superadas. Ningún cambio ha de afectar, por supuesto, al mantenimiento del principio de autoridad. La España de estos treinta años, después de un siglo de anarquía —unas veces anarquía mansa y otra anarquía revolucionaria—, conoce su estricta necesidad y sus claros beneficios. Sri% autoridad bien establecida y sin un último poder decisivo, no hay paz, ni orden, ni derecho. La balanza de la justicia ha de ser exacta, pero el símbolo tradicional nos la recuerda dotada de fortaleza. No sería beneficioso, para la ordenada convivencia del pueblo español, que cediéramos una pulgada en el mantenimiento eficaz de un orden pacífico. Por las vías legales, y dentro de los Principios fundamentales, daremos cuantos pasos sean necesarios: nosotros siempre estaremos en el mismo sitio, al pie de las mismas banderas, con serena fuerza, al servicio de la razón, de la justicia y de España.
Francisco Franco Bahamonde
(17-XI-1967: Inauguración de la IX Legislatura de las Cortes Españolas. Madrid.)