Pensamiento de Franco: Lucha de clases, consecuencia de la sociedad capitalista y liberal

No es posible ya en los tiempos modernos el sostener el principio de la lucha de clases, consecuencia lógica de una sociedad capitalista y liberal, cuyos manejadores sabían llevaban las de ganar. En buenos principios políticos, el primer deber del gobernante es realizar el bien general de los más, manteniendo la justicia y la paz entre los gobernados. ¿Cómo consentir la lucha de clases, que, rompiendo la unidad de los hombres de España, los esclaviza y los arruina? El bienestar de los pueblos requiere para poder realizarse, la continuidad de su progreso económico, ya que cuando el progreso económico no se realiza y siguen multiplicándose los hombres y no los bienes, por mucha justicia que haya, cada vez existirá más miseria.

Por todo ello, es necesario estimular el progreso económico de la nación, que los trabajadores lo consideren como cosa propia. El progreso económico es la base del bienestar económico, y todo eso se destruye con la lucha de clases. Por eso repudiamos la lucha de clases y consideramos que la huelga es hecho punible. Y puede ser así porque en España existe una justicia social y tenemos delegados del trabajo que la celan y unos magistrados del trabajo que la ejecutan. La lucha de clases es la ley de la selva, de las sociedades que se toman la justicia por su mano, de la venganza, ley que aparece cuando no existe una vida de relación, cuando no ha nacido la sociabilidad; pero en las naciones civilizadas y organizadas se rechaza la ley de la selva. Y lo mismo que en lo civil, lo mercantil y lo criminal, el hombre va ante el juez a dirimir sus pleitos y buscar la justicia, y se castiga al que pretende tomar la justicia por su mano, no hay razón para hacer otra cosa en el orden social. Tenemos honrados y rectos magistrados del trabajo, y tenemos leyes sociales cada vez más perfeccionadas, y tenemos un Estado social que vela por que lo que no pudiera alcanzar la justicia lo llene la caridad. Dentro de esa justicia defiende a las clases más numerosas o menos dotadas y perseguidas. Aceptar otra cosa sería amenazar el bienestar español, la destrucción de todo porvenir, el hundimiento de vuestros hogares.

 

Francisco Franco Bahamonde

(18-VII-1953: Madrid.—A la Representación Sindical.)


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