Pensamiento de Franco: Trescientas mil hectáreas de nuevo regadío. La redención del valle del Ebro

Nos encontramos ante un hecho transcendental de la Historia de España. Para vosotros un hecho capital en vuestra vida de labradores, especialmente si lo medís por vuestras tierras sedientas, con el ansia, tantos años mantenida, de que llegarán un día las aguas a regar estos llanos; pero la empresa tiene una dimensión mayor; la empresa es la transformación de una parte sustancial de España; es de las obras más grandes que el hombre ha acometido, no solamente en nuestra nación sino en la propia Europa, de la que constituyen las obras públicas más importantes. El hecho de que las aguas del Aragón y del Cinca vengan a darse la mano en un paralelo al norte de las tierras secas de Aragón tiene una gran transcendencia, al permitirnos crear trescientas mil hectáreas nuevas de regadío. Representa la redención de este valle del Ebro, que se llamaba valle porque pasaba por él el Ebro, pero que en realidad estaba formado por un extenso desierto porque las aguas pasaban tan lejos y tan bajas que no podían fecundarlo.

La importancia de la obra os la da el que fuese ya concebida en el siglo pasado, en el que ya se pensó que las aguas del río Aragón podían, a través de un extenso y difícil canal, llegar a regar estas tierras. De entonces a hoy han pasado más de setenta años. Imaginaros lo que representa eso: dos tercios de siglo perdidos. ¿Qué hubiera sido de España y cuál la situación de Aragón si a su debido tiempo se hubieran acometido estas grandes obras, que habrían convertido estas estepas en los vergeles que el canal Imperial hizo de Zaragoza y los viejos regadíos en Cataluña y en Levante? La España que soñamos seria, va a ser un hecho.

Pero acontecimientos como éste deben hacernos meditar para aprovechar mejor las lecciones de la historia. ¿Por qué hasta ahora no fue realizada la obra de los riegos del Alto Aragón? ¿Por qué vuestras tierras han permanecido secas? No era porque faltase Franco, era que carecíamos de una política. Eso era lo que faltaba en España. En España no existía realmente una política. Existían hombres doctos que lo sentían y venían predicando; Costa el principal; pero valores aislados que no llegaban a tomar estado político; era el fracaso de todo un sistema: la política de partidos, la lucha de pasiones, las intrigas políticas, la materialidad de no poder marchar.

Francisco Franco Bahamonde

(9-IV-1959: En Egea de los Caballeros, Zaragoza.)


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