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Blas Piñar López
6 de enero de 1.968
Mi querido y respetado General:
Me considero uno de los hombres más leales a cuanto S.E. simboliza. Esa misma lealtad me obliga a presentar mi dimisión como Consejero Nacional del Movimiento.
Uno de mis hijos ha sido agredido en la Universidad por el simple hecho de ser mi hijo y compartir conmigo idéntica lealtad.
He hablado con el ministro de la Gobernación con el apasionamiento que puede suponer en un padre herido en lo más íntimo de sus ideales y de su sangre. El ministro me ha replicado en términos que respeto pero que no puedo aceptar.
Sólo o acompañado, en los cuadros del Movimiento o fuera de él, seguiré luchando por las ideas que Francisco Franco ha defendido como el mejor centinela de Occidente.
Con lágrimas en los ojos, con esperanza en el futuro y pidiendo a Dios le ilumine en esta hora de los enanos y de los cobardes, queda a su disposición