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Blas Piñar
Burgos, 27 de noviembre de 1.977
Las dos cosas: en primer término, una comunidad de hombres que comparten una misma ideología y que por ello, después y, en segundo lugar, para defenderla y propagarla, se constituye en asociación política.
El resultado de las pasadas elecciones no refleja la fuerza de ningún grupo político. Jamás hubo en España un período electoral tan engañoso y equívoco como el que culminó el pasado 15 de junio.
Tengo para mí que la mayoría de los votos no estuvieron en función del convencimiento, sino de un estado de ánimo pasajero, influenciado fundamentalmente por el temor, la propaganda oficialista y la frivolidad.
Por supuesto que no. Pero permítame que le diga, completando su pregunta, que, a la sociedad española, como a todas, le llegan ramalazos del cambio de mentalidad de sus clases directoras. Y este cambio, por razones de principio o de táctica, se ha producido ciertamente.
4.- ¿Cómo se explica el escaso consenso obtenido en esos comicios por los candidatos afiliados a “Fuerza Nueva”?
El consenso divulgado por los medios informativos no coincide con el real. Se han manejado sólo los resultados para el Congreso y jamás los obtenidos para el Senado. Y se ha omitido también que presentamos candidatos sólo en la mitad de las circunscripciones.
En cualquier caso, la democracia inorgánica precisa, por razones de publicidad política, una financiación poderosa, de la que nosotros carecíamos y carecemos.
Piense en el derroche publicitario de los medios informativos oficiales al servicio de los grupos “gubernativos”; en la ayuda del Gobierno a los partidos (más de dos mil millones de pesetas), que nosotros, por razones éticas, no admitimos; y en las fuentes de ayuda, conocidas o no, recibidas del extranjero, y comprenderá que el juego que se llama democrático tiene una falta de equilibrio y de igualdad de oportunidades desde su misma raíz. Nada más antidemocrático que este tipo de democracia que vivimos.
A pesar de ello, puedo decirle que nuestra propaganda electoral contó con asistencias multitudinarias, entusiastas y fervorosas. Una prueba, el famoso acto de la Plaza de Toros Monumental de Madrid. “Fuerza Nueva” fue el primer grupo que se arriesgó en el coso taurino; y el lleno fue hasta la bandera.
Franco, históricamente, representa el reencuentro de España consigo misma.
Cara al pasado, nos ofrece el panorama de una obra bien hecha. Cara al futuro, un símbolo -ya universal- para las juventudes y los pueblos que aspiran a mantener su tradición y su soberanía.
No encuentro palabras para la calificación que me pide. Si quiere utilizar la frase “dos años suicidas”, puede hacerlo en mi nombre con toda libertad.
Opino que esa afirmación es falsa y muy cómoda para eludir la responsabilidad por el fracaso de la política económica de este bienio sucio.
Disculpar los propios errores inculpando a otros, es una táctica vieja, demasiado conocida para impactar a la opinión, y propia del muchacho pendenciero y sin hombría de bien, que señala al amigo, cuando la voz del maestro le acusa en público.
8.- ¿Considera necesario organizar la derecha, de cara al futuro político español?
Yo no creo en la derecha clásica, y menos en la derecha que sólo aspira al mal menor y al orden en la calle. Creo, sin embargo, en las fuerzas de signo nacional, y tales fuerzas, superando el confusionismo subsiguiente a la acomodación de algunos líderes, y aclaradas ideologías y posturas, están en parte ya organizadas y en parte en período inmediato de reorganización. “Fuerza Nueva”, desde hace doce años, es un núcleo aglutinante clarísimo en este orden de cosas.
9.- ¿Estima que España tendrá que contar en el futuro con el posfranquismo?
Para mí es evidente que la ideología que nutrió el pensamiento de Franco -lo nacional y lo social bajo el imperio de lo religioso- permanece y vive, porque es, como España, anterior, simultánea y subsiguiente a Franco.
Por lo que respecta a la obra del franquismo, ahí está, desafiando con los hechos la ineptitud o el odio de sus enemigos.
En este aspecto, lo que me parece que lo que Vd. llama posfranquismo o cuenta en el futuro como factor decisivo, o regresaremos a la nada política y económicamente.