Antonio Pinilla, héroe del Cuartel de Simancas

 
PPG – FNFF 
 
 
Antonio Pinilla Barceló nació en Valencia en 1876. Se sumó al Alzamiento Nacional del 18 de julio de 1936. Fue el defensor del Cuartel de Simancas junto a sus hombres durante el asedio rojo al mismo, entre el 20 de julio y el 21 de agosto de 1936, fecha de su caída en manos de los frentepopulistas.
 
   El Regimiento de Simancas, de Guarnición en Gijón, tenía por Jefe al Coronel Antonio Pinilla Barceló. Su acuartelamiento era el edificio de un antiguo colegio. En sus proximidades estaba el Cuartel del Batallón de Zapadores, bajo el Mando del Teniente Coronel Valcárcel. Estas Unidades no contaban más que con 550 y 110 hombres respectivamente.
 
   El Coronel Antonio Pinilla, de acuerdo con el Comandante General de Asturias, Coronel Antonio Aranda Mata, ordenó la declaración del Estado de Guerra el día 19 de julio. Se opone el Capitán Gómez, que manda la Compañía que debía salir con el Bando de Guerra. Por lo tanto es arrestado este Capitán y le sustituye el Capitán Rivas. Se produjeron algunas deserciones y los hombres disponibles quedaron en 413, contando Jefes, Oficiales, Sargentos, Cabos y Soldados.
 
   El día 20 sale la Compañía para leer y fijar el Bando en las calles y plazas de la ciudad. Son tiroteados por los milicianos frentepopulistas desde esquinas y tejados, algunos de entre estas fuerzas desertan y, para colmo, los Guardias de Asalto les hacen frente. Las fuerzas, atacadas por milicianos, carabineros y Guardias de Asalto, se tienen que retirar hacia el Cuartel de Simancas rápidamente. El día 21 se inicia en el Cuartel la defensa del Regimiento de Simancas y del Batallón de Zapadores.
 
   Cuatro días después del Alzamiento, los milicianos rojos y anarquistas comienzan los saqueos y asesinatos, fusilando en poco tiempo a 116 personas por el solo delito de ser católicos y sentirse españoles. Mientras los transportaban en camiones hacia el martirio las frases más comunes, muchas de ellas pronunciadas por milicianas eran: “queremos sangre para hacer morcillas” o “¿lleváis cerdos para matar?”.
 
   El 29 de julio, desde la batería antiaérea de Santa Catalina comienzan los rojos un bombardeo intensísimo. Los sitiadores incendian el edificio, así como el de Zapadores, llegando a construir un túnel por debajo del Cuartel de Simancas, para con la ayuda de mineros volarlo por los aires. Sin embargo la defensa es heroica, Gijón se convierte en una nueva Numancia y el enemigo no puede, lo intenta con toda la saña posible, pero los sitiados encomendándose a la patrona gijonesa, la virgen de Begoña, frenan cualquier atisbo de flaqueza.
 
   Ni la situación ni la construcción misma de estos cuarteles reunía las condiciones para la defensa. Pero el espíritu de esos hombres, dispuestos a resistir hasta recibir auxilios o caer muertos, compensa la falta de medios materiales. Resistieron durante 33 días toda clase de ataques de artillería y aviación roja, de granadas, cartuchos de dinamita y los incendios y derrumbamientos producidos.
 
   Dentro del Cuartel, no faltó la forzada presencia de familiares, mujeres e hijos, de los jefes, para forzar su rendición a cambio de sus vidas. Los defensores de Simancas se comunican con el Crucero Almirante Cervera o con el Acorazado España, a los que dan la posición de sus enemigos, para que con su fuego les pudiesen ayudar. Los socorros esperados no pueden llegar y la resistencia llegó a una fase desesperada. Los del Cuartel de Zapadores, el día 16 de agosto se tuvieron que pasar al Cuartel de Simancas, en un total de 110 hombres. El Teniente Coronel y el Comandante retirado Jareño llegaron heridos.
   
   Figuraban entre los pasados los Tenientes Alfredo Vega, Díaz Acebal  y García Rendueles. El coronel del Cuartel de Simancas redactó una orden saludando a los heroicos defensores del Cuartel de Zapadores, que fue destruido a cañonazos por los rojos creyendo que estaba lleno de gente. El día 21 de agosto se convirtió en insostenible. Los rojos someten al Cuartel a un cañoneo constante de artillería, a la vez de explosiones en sus muros por medio de la dinamita minera. Todo comienza a derrumbarse. Ante ello los bravos sitiados se ven obligados a salir al patio exterior, siendo reunidos por el Coronel Pinilla para indicarles el final ya que la situación es crítica.
 
   Sin armas, sin hombres, sin comida y sin agua, soportando tal fuego enemigo era imposible continuar. A última hora de la tarde del día 21 por un gran agujero en el muro principal comienzan a entrar milicianos. Los combates son ya cuerpo a cuerpo, con la bayoneta calada. Las escenas dantescas, unos al grito de ¡Viva Rusia!, los de dentro entregando la vida al Altísimo al grito de ¡Arriba España! Murieron por Dios y por España el Coronel Antonio Pinilla y, prácticamente, todos los Jefes, Oficiales, Sargentos, Cabos y 44 Soldados. El Oficial de Comunicaciones Nacional del Cuartel de Simancas logró hacer funcionar uno de los aparatos de transmisión, y llegando al momento culmen de la heroicidad, envió el último mensaje, indicando al Crucero Almirante Cervera lo siguiente: “El enemigo está dentro. Disparad sobre nosotros”. El Almirante Cervera pide que se lo manden en despacho cifrado. La respuesta fue espartana: “Ya no tenemos tiempo. Fuego.”
 
   Y sucumbieron los restantes defensores de Simancas. Aquí hay que hacer un paréntesis para comentar la falacia y la miseria humana que reina en estos tristes tiempos en nuestra querida y maltrecha España. En la página de internet de una autodenominada “Enciclopedia de Oviedo”, se escribe esto:
(http://el.tesorodeoviedo.es/index.php?title=Antonio_Pinilla_Barcel%C3%B3)
 
“La leyenda anecdotaria dice que desde dentro del cuartel, rodeado por las llamas y la artillería miliciana, Pinilla gritaba al acorazado Cervera: «El enemigo está dentro, disparen contra nosotros».”
 
   Para tergiversar y manipular la verdadera Historia y el heroísmo de unos hombres, llevado al máximo, se moteja de “leyenda anecdotaria” y se presenta la situación de manera imposible, haciendo “gritar” a Pinilla entre las llamas para que todo parezca falso. Estas personas que mientes de forma tan satánica, son las que están en los medios y en los altos puestos de muchas instituciones y partidos políticos. Están construyendo desde la mentira una historia que no tiene nada que ver con la verdaderamente ocurrida. Algún día tendrán que dar cuentas de esto, en esta vida y en la otra, porque es denigrante. 
 
 
 
 

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