Eduardo Marquina, el dramaturgo histórico

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   Eduardo Marquina Angulo nació en Barcelona el 21 de enero de 1879. Fue un gran periodista, poeta, novelista y dramaturgo. Estudió con los Jesuitas en las Escuelas Cristianas. Posteriormente hizo Derecho y Filosofía. Se ubicó en la lírica modernista y neorromántica y en el drama histórico de corte poético con loas  heroicas. Compartió correspondencia y tertulia con los nombres más importantes de la intelectualidad española de la época. Marquina ha pasado a la historia literaria como la gran figura del drama histórico.
 
   De esta primera época poética destacan Odas (1900); La vendimia (1901); o Églogas (1902). En teatro triunfa con Las hijas del Cid (1908), a la que siguen Doña María la Brava (1909), la estupenda y conocida En Flandes se ha puesto el sol (1910), y también El rey trovador (1912). Escribe luego comedias en prosa de tema contemporáneo, como Cuando florezcan los rosales (1913).Como novelista destacan Adán y Eva en el dancing; El destino cruel o Las dos vidas.
 
   Se había casado el 18 de junio de 1903  con Mercedes Pichot en la Iglesia de Santa María del Mar de Barcelona. En 1930 es elegido académico de la Real Academia Española sentándose en el sillón G. Vuelve entonces al tema histórico, con El monje blanco (1930) y Teresa de Jesús (1932), que fue la obra que más profunda huella dejó en él y que se estrenó a los pocos días que Manuel Azaña pronunciara aquella terrible frase de “España ha dejado de ser católica”. Marquina es también autor de la primera letra oficial que tuvo el Himno Nacional, la Marcha Real, por encargo de Alfonso XIII.            
 
   En España las cosas empeoran cada vez más desde el triunfo del Frente Popular. Se comienzan a vivir horas dramáticas. El poeta dice que los ideales por los que luchó toda su vida se ven acosados por una fuerza difícil de contener. Recibe una oferta de Lola Membrives para ir a Buenos Aires y estar presente en los estrenos de las obras que va a interpretar la actriz. Acepta y se marcha junto a su esposa. En España estalla el Alzamiento. Consigue reunir a toda la familia en Buenos Aires y comienza a hacer propaganda a favor del Bando Nacional.
 
   Estrena varias obras y Maruchi Fresno, de la compañía de Lola Membrives, recita por Radio Excelsior de Buenos Aires el petitorio en seis romances, con epílogo en prosa, Por el amor de España, de Eduardo Marquina, que dedica a la obra de Los Legionarios Civiles de Franco, en beneficio de los huérfanos de la Cruzada Española.
 
   Un día, decide regresar a España. Antes del regreso concede una entrevista  en la que manifestó “…que la labor de la Falange en Buenos Aires es magnífica” y que entre los hombres ilustres que trabajan en América por “Nuestra Causa”, se encuentra Manuel García Morente, que se ha ordenado Sacerdote.
 
   Al llegar a España se traslada a Burgos y, posteriormente a Sevilla. Mientras, su hijo Luis Marquina visita los frentes y realiza documentales para el cine. Ya en Madrid, Marquina escribe un soneto para la Corona de sonetos en honor a José Antonio. Es el primero de un tríptico y el más conocido.
 
Después de un largo periplo por Hispanoamérica, siempre acompañado por su hijo Luis, se traslada a Estados Unidos. Se dirige a Washington, y su hijo, como hombre de cine, a Hollywood. Quedaron en verse en Nueva York para embarcarse en el Marqués de Comillas  rumbo a España. Por fin se encuentran ambos, pero Eduardo Marquina sufre un ataque al corazón que logra superar. Esperan unos días al trasatlántico que se ha retrasado en La Habana, pero sufre un nuevo ataque el 21 de noviembre de 1946 y fallece. Sus restos regresan a España en el mismo barco que esperaba y es amortajado con un hábito de franciscano y envuelto en las Bandera Nacional, como él mismo había pedido a su hijo. Sus restos son inhumados en el Panteón de Hombres Ilustres del cementerio de San Justo.  
 
 

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