Enrique Herreros, el sentido del humor y la montaña

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   Enrique García-Herreros y Codesido nació en Madrid, el 29 de diciembre de 1903. Se hizo famoso como ilustrador, cineasta, dibujante, humorista y montañero. Un día de 1909, una amiga de la madre, le regaló un ejemplar de El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, de la edición de 1882 de Salvador Manero editada en Barcelona con ilustraciones de Ramón Pucgari. Después, con los años, fue ilustrador de cinco colecciones diferentes de El Quijote y dueño de más de 300 ediciones de la obra de Cervantes.
 
   En 1914 descubrió el cinematógrafo, cuando su tía le llevó a ver Los Peligros de Paulina, que protagonizaba un nuevo ídolo de la época, Pearl White (Perla Blanca). Con 22 años montó un estudio de trabajo en sociedad con otro dibujante, hasta que se incorpora a Filmófono, en 1931. Además, descubrió las cumbres de la sierra de Guadarrama y diseñó los anuncios de los coches de la General Motors.
 
   Le siguen más proyectos, que le convierten en un innovador en el campo de la publicidad cinematográfica. Se hizo socio de la RSE de Alpinismo Peñalara en 1931. Tiene el número 5.631. En mayo de 1933, es miembro del Grupo de Alta Montaña, selecto grupo de escaladores de esa sociedad de alpinismo. El 8 de agosto de ese año, junto a otros dos peñalaros, Félix Candela y Roberto Cuñat, son los primeros en vivaquear en la cumbre del Naranjo de Bulnes desde que la subiera por primera vez el marqués de Pidal y Gregorio Pérez, el Cainejo, el 4 de agosto de 1904. Alguna vez contó con humor que se había quedado así de bajito y calvo como consecuencias de la escalada porque cuanto más se encaramaba a los empinados riscos, más menguaba su estatura a los ojos que lo miraban desde el valle y que los vientos de las alturas le fueron dejando el cráneo como una bola de billar.
 
   El 5 de enero de 1934, participó en el XVIII Salón de Fotografía y Pintura de Montaña, que programó Peñalara y se presentó en el Círculo de Bellas Artes. Lo hizo con 12 fotografías, una de las cuales la titula: El Naranjo de Bulnes.
 

   Al producirse el Alzamiento, tiene que esconderse, por sus declaradas simpatías con la Falange. Logró escapar de zona roja el amanecer de un día de agosto de 1938, y pasarse a Francia por el Cabo de San Sebastián, en la Costa Brava. Al poco entró en la Zona Nacional.
   Afiliado a Falange, es uno de los organizadores de las Centurias de Montañeros que recorrieron España. En mayo de 1941, rueda su primer cortometraje: Un mundo olvidado: la Pedriza. El 8 de junio de 1941 aparece el primer número de La Codorniz, la revista más audaz para el lector más inteligente. Desde esa fecha hasta el 13 de marzo de 1977, número 1.812, publicó 807 portadas, 45 contraportadas y 2.303 dibujos en ella. 
 
   En diciembre de 1941, filmó su segundo corto: Al pie del Almanzor. El 1 de octubre de 1956, se incorporó a Dipenfa-Filmayer. Fue el que descubrió para el cine a Sarita Montiel. Y realizó exposiciones, 48 al final de su vida, individuales y colectivas.
 
 
 
   Se desplazaba a Potes en un Land Rover que no dejaba tocar a nadie. Solía acompañarle su mejor amigo de la montaña: José María Galilea, al que llamaba cariñosamente, Galilucho. El 8 de febrero de 1970 tomó parte, con 67 años, en la cordada de apoyo, junto a Francisco Rodríguez, Wences, en la escalada invernal del Naranjo por la cara Oeste, que le costaría la vida a José Luis Arrabal, de 21 años. En 1973, publicó en Gaceta Ilustrada un reportaje sobre el pueblo de Bulnes. El 30 de agosto de 1977, un montañero le pide que le suba hasta las cumbres de los Picos, camino del Naranjo. Al pasar el refugio de Áliva, en pleno Macizo Oriental, en la Fuente del Resalao, en dirección a la Cabaña Verónica, el vehículo que conduce se despeña. Le evacuan al hospital de Valdecilla en Santander. El domingo 18 de septiembre, fallece a las 6 de la mañana. Al día siguiente es enterrado en el bello y tranquilo cementerio de la villa de Potes, donde se sintió feliz los últimos años de su vida.
 
 

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