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Manuel Laureano Rodríguez Sánchez, más conocido como Manolete, nació en Córdoba el 4 de julio de 1917. Fue uno de los grandes toreros de España en la década de 1940.[] Su muerte en una plaza de toros a causa de la cornada que le asestó un Miura, Islero, lo convirtió en un mito de la España de la posguerra. Manolete era el hijo de un torero, también apodado Manolete, y de Angustias Sánchez, más conocida como “Doña Angustias” que estuvo casada previamente con Lagartijo Chico. Cuarto Califa del Toreo, es considerado por muchos como uno de los más grandes maestros de todos los tiempos. Se sumó al Alzamiento Nacional del 18 de julio y combatió en el Ejército Nacional, en el Arma de Artillería.
Manolete con su novia Lupe Sino
Se afilió a FET y de las JONS y era profundamente patriota. Paseó el nombre de España y del Régimen del 18 de julio allá por donde fue. En México, en la posguerra, se negó a torear hasta que no colocaron la Bandera Nacional, ya que habían puesto la republicana. Hasta que no fue cambiada no toreó.
Tenía la costumbre de brindar muchos de sus toros “a la Gloria de España”, que no era otro que
José Antonio Primo de Rivera, al que admiraba profundamente. Igualmente era seguidor del Caudillo Francisco Franco. Como torero, su estilo, elegante y vertical, evolucionó el arte de la muleta, toreando de frente y citando de perfil. Llevó a la máxima expresión la revolución de Joselito y la estética de Juan Belmonte, que habían transformado el toreo unas décadas antes.
Su influencia ha sido enorme, ya que su estilo se hizo notar en todos los toreros posteriores. Tuvo un breve paso por la escuela taurina de Bujalance, Córdoba. Tomó la alternativa el 2 de julio de 1939 en La Maestranza de Sevilla. Confirmó la alternativa en Las Ventas de Madrid el 12 de octubre de 1939. Cuajó su mejor faena al toro Ratón en 1944, durante la corrida de la Prensa en Las Ventas.
Francisco Franco junto a Ángel Luis y Álvaro Domecq, José Antonio Bejarano y Manolete
Murió por una cornada de un Miura de casi 500 Kg llamado Islero, el 28 de agosto de 1947 en Linares, Jaén, en una plaza de tercera. Los alternantes de Manolete en la corrida del 28 de agosto de 1947, Rafael Vega de los Reyes Gitanillo de Triana y Luis Miguel Dominguín, habían cortado una oreja cada uno. Manolete fue abroncado por el público cuando salió a enfrentarse a Islero, quinto de la tarde, después de una actuación poco convincente en su primero. El torero declara que no siente la pierna mientras se fuma un cigarro.
Cogida de Manolete
Después de una faena a la altura de su reputación, entró a matar muy despacio, con la muleta a la cintura, y el toro le metió el pitón derecho en el muslo. El torero se desangra. Las asistencias levantan a Manolete y equivocan el camino a la enfermería, llevándolo en dirección al patio de caballos. El torero herido llega a la enfermería siete minutos después de la cornada. El parte del Médico de la Plaza, Fernando Garrido Arboledas, declara a Manolete víctima de una “herida de asta de toro situada en el Triángulo de Scarpa, de 20 centímetros de longitud de abajo a arriba y de dentro a fuera… con rotura de la vena safena y contorneando el paquete muscular nervioso de la arteria femoral”.
A las 23:00 horas es trasladado al hospital de Linares. El médico de Las Ventas, Luis Giménez Guinea llega procedente de Madrid y autoriza la transfusión de un suero de plasma desecado procedente de Noruega, con la intención de que el torero regenerara sangre. A las 5:07 horas del 29 de agosto, Manolete pronuncia sus últimas palabras ante Giménez Guinea:
-“¡Qué disgusto le voy a dar a mi madre! ¡Don Luis, que no veo, no veo nada!”.
Al poco tiempo muere. El ensangrentado traje de luces de Manolete es trasladado al Museo taurino de Madrid y la cabeza de Islero es colocada en el Museo taurino de Sevilla. Ese mismo año tenía pensado dejar el mundo del toreo. Fue enterrado al día siguiente en el panteón de la familia Sánchez de Puerta, íntimos amigos del torero, donde permaneció algo más de cuatro años, hasta el 15 de octubre de 1951 cuando, tras finalizar el Mausoleo de Manolete, realizado por el escultor Amadeo Ruiz Olmos, se procedió a trasladar sus restos a su emplazamiento definitivo en el Cementerio de Nuestra Señora de la Salud.
Córdoba mantiene dos conjuntos escultóricos en su memoria: un busto en la Plaza de la Lagunilla, y un conjunto escultórico en la Plaza del Conde de Priego, mirando a la iglesia de Santa Marina.